el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 4 de febrero de 2020

MARTES SOFOCANTE

Un día de emociones fuertes entre el calor inhumano y la muerte de ese no-humano, de esa rata inmunda corrupta y asesina, ese íncubo putrefacto y maligno al que conocimos como Claudio Bonadío. Pero vamos con unas reseñitas, a tratar de bajar un cambio.
Cibercultura Mi Amor es un álbum que reúne 44 planchas realizadas por Lewis Trondheim a razón de una por semana, para una publicación que no incluía otras historietas. Hay una trama general que recorre todo el álbum (publicado en este formato en 2001), pero además cada página plantea, desarrolla y remata una idea en una cantidad de viñetas que fluctúa entre 8 y 12, según la puesta que elige el autor. O sea que el álbum ofrece 44 mini-relatos, lo cual puede empantanar la experiencia de leerlo todo de un saque. Yo recomiendo ir de a poco. No de a una página por semana, pero por ahí leer 10 u 11 páginas, parar, leer otra cosa, bajarse otras 10 páginas y así.
Básicamente la trama gira en torno a dos adultescentes, Felix y Patrick, que después de malgastar años de su vida jugando videojuegos finalmente desarrollaron uno propio y una empresa se los quiere comprar. Esta punta argumental avanza de a poquito página a página y Trondheim la toma como esqueleto de la serie. Pero la mayoría de los chistes tienen que ver con la transformación tecnológica del cambio de milenio: internet, modems, juegos en red, CD-ROMs, computadoras obsoletas, e-mails, celulares, consolas, mp3, cámaras digitales, GPS… todas esas garchas que nos iban a cambiar la vida, vistas en clave satírica por Trondheim de la mano de los amigos del (por entonces) finado Lapinot.
Esta temática está muy presente, pero nunca logró distraerme de lo más importante: los diálogos afiladísimos, las situaciones reales vistas desde una óptica mordaz y el talento del autor para –además de llevar cada página hacia un remate cómico- sembrar toda la historieta de gags y momentos llenos de humor. Y claro, la bestial calidad del dibujo. Trondheim no permite que su línea chunga sea obstáculo para tratar de dibujar los fondos realistas, complejos, repletos de detalles. Como si fuera Hergé, pero con una estética que lo único que tiene en común con la de Hergé es que calza perfecto con el color plano (acá puesto por Brigitte Findakly, la esposa del autor). Probablemente ninguno de los álbumes de “Las Increíbles Aventuras sin Lapinot” se suba al podio de lo mejor de Lewis Trondheim, pero Cibercultura Mi Amor me hizo pasar varios ratos de estupenda diversión.
Salto a EEUU, año 2016, cuando Image empieza a reeditar en TPBs la galardonada serie Monstress, escrita por Marjorie Liu y dibujada por Sana Takeda. Ya desde la portada, con esa cita laudatoria de Neil Gaiman prometiendo magia y gloria en grandes cantidades, entré preparado para sumergirme en una gran historieta. Y felizmente, Monstress no me defraudó.
Este primer tomo ofrece muchas páginas de una aventura fuerte, por momentos arrolladora, con ínfimas pinceladas de humor y cero trama romántica. Y lo más importante: la construcción por parte de las autoras de un mundo fantástico cautivante, complejo y consistente, donde todo va más allá de una lucha de “buenos contra malos”. Si leíste mucha literatura fantástica o mucho comic (o manga) de este estilo, quizás no encuentres en Monstress demasiados elementos que no hayas visto nunca. Pero la gracia es cómo Liu y Takeda arman la ensalada, cómo la condimentan, el ritmo al que te la van mostrando, dónde te clavan los flashbacks, los sacudones definitivos, las revelaciones impactantes, las secuencias en las que la machaca (y hasta por momentos, el terror) se llevan puesto cualquier intento de sutileza. El resultado es muy satisfactorio y te va a dejar –no tengo dudas- pidiendo más.
El dibujo de Sana Takeda es bellísimo, realmente glorioso. En los primeros planos se le nota el DNI japonés, los rasgos “manguescos” en las caras de los personajes. Pero arma la página y dibuja la acción como cualquier artista yanki y se mata en los decorados y los paisajes como los mejores autores europeos. Además se colorea a sí misma, lo cual le permite añadirle al dibujo toda una dimensión de elegancia y sofisticación, o de fuerza primal recontra-expresiva, según la secuencia. Es algo así como la síntesis entre tres escuelas, y de todas toma elementos que funcionan a la perfección para esta historia.  
Monstress es una aventura violenta, jodida, que coquetea con el terror y con la runfla política. Pero tiene resquicios por los que se cuelan la poesía, el amor por la cultura y un mensaje de esperanza, coraje y redención. Espero conseguir pronto los tomos siguientes para enterarme cómo avanza la estremecedora epopeya de Maika Halfwolf.

Y nada más, por hoy. Si mañana tengo un rato, publico la reseña de la peli de Birds of Prey + Harley Quinn. Si no, la prometo para el jueves. Gracias y nos encontramos el finde con tod@s l@s que asistan al EPAH! en la maravillosa Mar del Plata.

No hay comentarios: