viernes, 13 de diciembre de 2024
VIERNES COPADO
Después de esa lluviecita chota de la mañana, tuvimos (y tenemos) un viernes espléndido acá en Buenos Aires, y se festeja con nuevas reseñas de material muy reciente.
En 2023, la pequeña editorial yanki RNM Press publicó a través de un crowdfunding la novela gráfica Wolf, She Cried!, protagonizada por Bixby Grant: Private Eye, un detective hard boiled momificado, que vive en una ciudad poblada por vampiros, licántropos y demonios, no muy distinta (pero mejor organizada) que la de The Goon. Bixby Grant es una creación del guionista Patrick Coyle, ilustre desconocido, que conoce muy bien los mecanismos narrativos de la novela negra, maneja muy bien los diálogos y urde una trama de misterio que no es obvia, que mantiene el interés hasta el final y que se resuelve de manera asombrosa y satisfactoria. Nada mal para un Juan Carlos Nadie absoluto, al que nunca habíamos oído nombrar.
Como suele suceder, lo que menos me gustó del guion es la compulsión (típica de los autores que aspiran a formar parte del mainstream yanki) por meter escenas de acción en cualquier lado. Las excusas por las cuales Bixby Grant se caga a trompadas con otro homínido (porque seres humanos es un poco mucho en el contexto de Harbor City) están justificadas por el género, no son un mero capricho. Pero podrían no estar, y la historia sería la misma. Fuera de eso, si (como a mí) te gusta el hard boiled y no te molestan los licántropos, las momias y los robots, acá te vas a encontrar con una forma muy ingeniosa de combinar estos elementos fantásticos con el realismo sucio y las atmósferas turbias del clásico policial negro.
Falta agregar un dato muy importante y es que Wolf, She Cried! cuenta con dibujos del maestro chileno Gonzalo Martínez. Y no, la línea clara, ese estilo pulido, prolijo, clásico, ordenado, amistoso... no es el más idóneo para un hard boiled con peleas entre monstruos. No sé a quién se le ocurrió darle a un dibujante como Martínez un guion como este. Lo que veo es que, a pesar de ir para un lado distinto al de la mayoría de sus trabajos, Martínez se comprometió con la historia y no le mezquinó nada. El colorista Arthur Hesli ayuda un montón, también. Pero es notable cómo el dibujante se toma en serio el trabajo y le pone todo, más allá de la incompatibilidad obvia entre su estilo y lo que tiene que dibujar.
El epílogo (una historieta de siete páginas que aclara varias cosas acerca de Bixby Grant y su pasado) nos muestra otro estilo de coloreado y un Gonzalo Martínez mucho más suelto, más distendido, con la posibilidad de dibujar viñetas más grandes y darle más vuelo a la narrativa. Sin duda, a nivel visual son lo más disfrutable de un libro donde el nivel del dibujo es muy bueno y muy parejo de punta a punta aunque -repito- yo nunca le habría dado ese guion a ese dibujante. Estaría bueno que alguna editorial chilena publicara Bixby Grant: Private Eye en castellano, para que los fans de Martínez (que en el país vecino son muchísimos) puedan acceder a esta obra, en la que -una vez más- se ve claramente el enorme profesionalismo de este autor central de la historieta latinoamericana.
Creo que la última vez que habíamos visto un comic de Gonzalo Martínez acá en el blog fue cuando comentamos la obra que dibujó sobre guion de Rodolfo Santullo... y acá estamos con otro trabajo del prolífico autor uruguayo nacido en México, esta vez en dupla con el marplatense Germán Genga. Publicada en 2024, Dios y el Diablo en Sâo José Rio Das Mortes es una novela de unas 100 páginas que, al igual que Wolf, She Cried!, le mete elementos sobrenaturales a una historia realista ambientada en un submundo bastante turbio, en este caso las elecciones para intendente en un pueblito del norte de Brasil. Los resultados... muy por debajo de los que obtuvo Patrick Coyle. La trama política está muy bien armada, los personajes son carismáticos (algunos, como Katrina, son tan interesantes que estaría buenísimo verlos regresar en futuras historias), pero cada vez que aparece el factor místico, la narración se desploma. Me imagino esas secuencias en las que vemos a la hechicera cantando, pero en cine, donde no podés simplemente pasar más rápido las páginas... y me da un ACV. No podría soportarlo.
Tampoco me enganchó mucho el dibujo de Genga. Me parece que tiene un estilo muy interesante para la ilustración, o para relatos más breves. En dosis de 100 páginas, se pierde la sorpresa, el encanto... y se nota que hay cosas que a Genga no le resulta cómodo dibujar. Por si faltaba algo, la impresión del libro no le permite lucirse en el rubro del color. Por el contrario, las escenas nocturnas, o en las que Genga opta por tonos más apagados, se ven empastadas, al punto que cuesta encontrar los contornos de los personajes y distinguirlos de los fondos.
En definitiva, me pareció muy piola la idea, disfruté muchísimo de la mala leche y la sordidez que ofrece el guion, me encantaron casi todos los personajes, pero no me cerró ni la forma en que Santullo le sumó fantasía al thriller político ni la forma en que Genga lo ilustró. Una pena. Recuerdo haber leído algunas páginas de otra obra de esta misma dupla (Moreau, una de piratas que sale en el e-zine de Loco Rabia) y estaba muy bien, así que espero que este faux-pas no desanime a la editorial y lance en libro lo que podría ser una reivindicación de Santullo y Genga después de un Dios y el Diablo que quedó bastante por debajo de mis expectativas. Y si se puede mejorar la calidad de impresión sin que el precio de los libros se vaya a la mierda, también, es algo que ayudaría un montón cuando publican a dibujantes que trabajan a todo color.
Nada más, por hoy. Gracias totales y será hasta pronto.
Etiquetas:
Germán Genga,
Gonzalo Martínez,
Patrick Coyle,
Rodolfo Santullo
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1 comentario:
Feliz Navidad Andres!!!
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