lunes, 11 de julio de 2011
11/ 07: ORGULLO DE SAMURAI
Hace unos meses, cuando me interné en otra antología de relatos de samurais creada por el maestro Hiroshi Hirata, me ensarté con unos guiones densos, protocolares, con muchísima más información de la que uno necesitaba para engancharse con las historias. Un embole, bah. Pero los dibujos eran tan alucinantes, que juré volver a apostar por el sensei Hirata, y acá estamos.
Una vez más, la timba (no muy arriesgada, porque este libro se consigue por chauchas en las comiquerías porteñas) garpó con creces. Orgullo de Samurai incluye seis historietas, de las cuales la única ilegible es la sexta, que además es la mejor dibujada. Ahí, el maestro se ceba explicándonos una compleja situación política que luego desemboca en una batalla salvaje, pero lo apreta todo en 15 míseras páginas, atiborradas de masacotes de texto, a su vez repletos de información, de la indispensable y de la otra. Está buena sólo para mojarse mirando los dibujos, o para escribir una monografía sobre la batalla de Sekigahara.
Las otras cinco historias, realizadas entre 1970 y 1971, están en un nivel bastante parejo, y muy por encima de lo visto en Héroes Anónimos. Sí, hay bastante protocolo y bastante énfasis en la relación entre señores y vasallos. Pero también hay sorpresas, giros insólitos y un ritmo mucho más atractivo. La primera es una gran historia de honor, de aguante y de respeto a los grossos, a los que se lo ganaron no por ostentar el poder, sino por hacer las cosas bien. La segunda es una historia tremenda, desgarradora, totalmente extrema y pasada de rosca, acerca de un samurai cuyo orgullo le cuesta la vida a él y a todos sus hijos. Un relato que, de verdad, te deja mal, te hiere en el alma.
El tercero juega al límite de la bizarreada: todo gira en torno a la hija de un daimio (el señor feudal) que no consigue marido porque despide un olor nauseabundo, que nadie logra soportar. Genzaburo Sasahara, aún estando comprometido con otra mujer, se ve obligado a defender el honor de su feudo y para eso se tiene que casar (y acostar!) con la hedionda doncella. Hirata mantiene siempre el tono serio, dramático y heavy, en una historia cuya premisa podría haber derrapado en cualquier momento hacia la joda, o la guasada fácil. Muy, muy notable, y muy inquietante.
La cuarta historia es la más floja, y además una de las más largas (48 páginas). Se centra en un conflicto padre-hijo, que a su vez es un conflicto entre la tradición samurai que reivindica el uso de la katana, y la “modernidad” que representan las armas de fuego. Tiene algunas secuencias mudas realmente impactantes, pero la trama me interesó poco y se me hizo densa. Y la quinta historia , por el contrario, se hace corta gracias a su intensidad y su ritmo. Es la que gira en torno a un muchacho que viola a la esposa de su padre adoptivo, y desencadena así un drama familiar con implicaciones políticas. Acá hay sexo salvaje, runflas tremendas, violencia zarpada y hasta vemos cómo la cabecita de un bebé es atravesada por un flechazo.
Ninguna de estas cinco historias está dibujada al nivel de la sexta (que es 10 años posterior), pero en las cinco vemos a un Hirata absolutamente asentado en su estilo vigoroso, de gran realismo, base –como señalamos la vez pasada- de lo que después hizo Frank Miller en su Ronin (tras combinarlo con los franceses de la Metal Hurlant). Hirata combina expresividad, dinamismo, rigor documental y un inagotable arsenal de recursos narrativos. Su único problema es que los personajes masculinos se parecen mucho entre sí, y terminás por distinguirlos por los diseños de los kimonos. Y lo que pela el prócer en la sexta historieta, ya está directamente fuera de escala. Con una narrativa más yanki y un uso perfecto de los tonos de gris aplicados con aguadas, la faz visual de ese relato compensa por completo el brutal exceso de texto y la compresión en poco espacio de una historia de gran envergadura y complejidad.
Entonces, por el momento, si te querés enganchar con Hiroshi Hirata y sus samurais, arrancá por este tomo. En una de esas, después consigo otro que me ceba más. Pero hoy, te tengo que decir que Orgullo de Samurai es un excelente punto de entrada al fascinante mundo de este genio del manga, al que –si te gusta el dibujo realista- no podés dejar de hacerle un lugarcito en tu bibiloteca.
Etiquetas:
antología,
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Orgullo de Samurai
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3 comentarios:
Andrés, me podrías decir si existe alguna dirección de mail de la revista Fierro donde reciban muestras de historietistas independientes?
Ni idea, Anónimo...
Preguntá en el blog de Fierro. Ahí responden las consultas de los lectores.
Y Andres? Venis a Mardel a presentar tu libro al final?
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