domingo, 24 de julio de 2011
24/ 07: TRANSMETROPOLITAN Vol.4
Otro esperado reencuentro! Después de muuuuchos meses, vuelvo a leer esta indescriptible serie de Warren Ellis y Darick Robertson. Y justo me toca leer un tomo que gira en torno a las elecciones, un día que hay elecciones (en Santa Fe) y donde parece que la bajeza, la canallada, la venalidad más burda y chabacana va a ser la que saque más votos.
Sin ser flojo ni mucho menos, este es el tomo que menos me emocionó en lo que va de la serie. Evidentemente, Spider Jerusalem funciona mejor como cronista o testigo que como protagonista, y acá cobra mucho protagonismo, porque Ellis lo deja involucrarse demasiado en la contienda electoral entre la Bestia y el Sonrisas. El propio Spider se da cuenta de esto, lo manifiesta y lo sufre. O sea que no es un “error” del guionista, sino un camino tomado con premeditación y que, para mi gusto, no da tan buenos frutos como el otro. Para Spider, claramente tampoco. Este es el arco en el que peor la pasa.
Lo más copado terminan por ser, por un lado, las guarangadas que dice y hace Spider. Ahí, Ellis no falla y sigue tan salvaje como siempre. Y por el otro lado, las ideas limadas que Ellis pela para mostrarnos que esto transcurre en un futuro hiper-tecno. Los personajes mencionan o consumen como si fuera lo más normal del mundo un montón de productos, sustancias, operaciones quirúrgicas y hasta religiones absolutamente originales y alucinantes, que ojalá se inventen pronto, en especial el neurotransmisor (ocultable en el esmalte para uñas) que le produce a nuestras víctimas alucinaciones en las que tienen sexo con simios duros de merca que sufren el síndrome de cólon irritable.
A medida que se acercan las elecciones, Ellis le da más y más protagonismo a los dos candidatos presidenciales, a los que –gracias a las gloriosas charlas que tienen con Spider- llegamos a conocer bien a fondo. Pero claro, los dos detestan a nuestro kamikaze del periodismo y gane quien gane, ninguno tendrá reparos a la hora de hacerle pagar caro tanto insulto, tantas humillaciones y –sobre todo- tanto compromiso con la verdad. Spider interactúa tanto con los políticos que casi no lo vemos junto a sus asistentes, Yelena y Channon. Como las chicas están al pedo, las vemos intentar generar sus propias subtramas, pero ninguna cobra ninguna relevancia.
La saga de las elecciones podría haberse contado tranquilamente en cuatro episodios en vez de seis, pero Ellis aprovecha los restantes para mandar a Spider a pasear por la Ciudad, y en esos tramos, los más descriptivos (si se quiere, los más sociológicos) aparecen varios de los hallazgos más notables del tomo, así que está todo bien… leído en TPB. En la lectura mes a mes de los numeritos, me acuerdo que eran un palo en el orto del grosor de una palmera. El TPB también ofrece como bonus tracks las dos historias cortas de Transmetropolitan que salieron en sendos Winter´s Edge, la antología que editó Vertigo durante tres años. Esas dos también son pequeñas perlas, jodidas y deliciosas.
A lo largo de todo el tomo, como ya es costumbre, nos acompañan los dibujos de Darick Robertson, siempre ajustadísimo en la narrativa y con un trazo siempre propenso a derrapar hacia el grotesco. Cosa que los guiones de Ellis también hacen casi siempre, y ahí es donde me parece que Robertson se siente más cómodo. No le pidas que dibuje minas hermosas porque no las va a dibujar ni aunque se esmere; pero pedile gordos repulsivos y te los va a dibujar tan repulsivos que hasta les vas a sentir el olor a chivo, cigarrillo y vino berreta. Como la saga está bastante estirada, hay lugar para muchas páginas de una sóla viñeta, y ahí Robertson y el entintador Rodney Ramos dejan la vida, en tomas jugadas (y superpobladas) de la Ciudad, su gente, sus carteles, sus grafittis y su mugre.
Tengo a mano un par de tomos más, así que prometo volver pronto a la Ciudad, a ver cómo cambia la vida de este maestro de la mala leche a partir del cambio de presidente. O a ver si Ellis agarra para otro lado. Yo estoy seguro de haber leído por lo menos 15 episodios más cuando coleccionaba los numeritos en los ´90. Pero posta, no me acuerdo absolutamente nada posterior a esta saga. Mejor, así me sorprendo más.
Etiquetas:
Darick Robertson,
Transmetropolitan,
Vertigo,
Warren Ellis
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Una de las mejores series de Vertigo a mi entender. Los dibujos de Darick Robertson nunca me cerraron del todo, pero segun dijo el propio Ellis desde el primer numero hasta el ultimo entregó los guiones con atraso considerable. De hecho los laburos de Robertson posteriores (The Boys, Punisher Born, etc), dejan en claro que el tipo tiene talento. Con respecto a ese futuro bizarro, superpoblado y excizofrenico, hay cosas que son buenisimas. Me acuerdo un numero en el que Spider le pedia a una de las asistentes que le trajera un balde con ojos de bebe foca!!JAJAJA.
Como reflexion final: me parece que Matt Groening al momento de crear Futurama se habia leido varios numeros de esta serie.
Andrés si me permitís te hago una consulta fuera de post, hace poco leí “huevos de toro” de Ralfh Konig y me pareció una maravilla, sobre todo por la ternura y compresión con la q están tratados los personajes y sus conflictos, luego leí el condón asesino que me divirtió mucho pero personalmente me resulto una obra menor comparada con la otra. Con esto de parámetro me podrías orientar sobre q obras buscar de este autor?
Saludos.
Matías.
No, Matías, nunca encontré otra obra de König que me gustara al nivel que me gustó Huevos de Toro. Con varias me cagué de risa, pero la chapa de Huevos..., ninguna.
Transmetropolitan tiene mucho trasfondo en el guión que parece muy simple y directo (la corrupción política), pero al mismo tiempo van pasando muchas más cosas, al igual que en Planetary. Ese nivel de guión lo hace recomendable. Un guión que no trata al lector como un tarado al que hay que explicarle todo todo el tiempo.
Saludos
J.
Gracias por tu respuesta Andrés!
Saludos.
Matías.
Publicar un comentario