lunes, 29 de agosto de 2011
29/ 08: CAT SHIT ONE
Hora de reencontrarnos con el sensei Motofumi Kobayashi para repasar un manga muy, muy raro, publicado por Glénat en cuatro tomos. Los Vol.1-3 recopilan todas las historietas que Kobayashi realizó para la revista Combat Magazine, y el Vol.0 reúne precuelas y secuelas, realizadas por el autor para otras revistas, o para sitios de la web, una vez finalizada la serie.
Cat Shit One es un manga ambientado en la guerra de Vietnam, protagonizado por tres valientes soldados estadounidenses: el Sargento Perkins, el Cabo White (apodado “Rats”) y el oficial de comunicaciones Botaski, a los que suele sumarse Chico, un vietnamita de la tribu de las montañas, que coopera con las fuerzas armadas yankis. Juntos afrontarán misiones complicadísimas, casi siempre con éxito y sin sufrir nunca ninguna lesión grave, gracias a su coraje, su astucia y la pésima puntería de sus enemigos. El autor presenta a los protagonistas como héroes, tipos nobles, decididos, disciplinados, a los que jamás se les ocurriría confrontar las órdenes de sus superiores, ni siquiera cuando los mandan a incendiar poblados. Alguna vez desobedecen alguna orden, pero son soldados ejemplares, dispuestos a morir por la cruzada contra los comunistas de Vietnam del Norte.
A Kobayashi no se le escapa que la guerra de Vietnam fue inusualmente sucia y salpicó hectolitros de corrupción, mierda y crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, se juega a un tratamiento de la guerra mucho más idílico que el que cualquier autor yanki haya podido intentar. De hecho, Cat Shit One se parece a como los yankis escribían los comics bélicos de la Segunda Guerra Mundial, mucho más ingenua, y con el rol de “los malos” interpretado de modo mucho más alevoso por los nazis. O sea que, en el planteo y el tratamiento, es el típico comic de guerra en el que los yankis son los buenos.
Dentro de ese esquema raro, pasado de conservador, Kobayashi logra los mejores resultados cuando desplaza el foco. Las precuelas y la secuela del Vol.0 se centran más en los personajes, los dota de más carnadura, de más onda, sobre todo cuando nos los muestra de vuelta en EEUU, varios años después de haber retomado la vida civil. Y también la rompe cuando se mete con otros personajes, como los traficantes de droga de la jungla, o los soldados japoneses.
El resto es bastante chato y predecible, y el autor salva las papas con un truco maravilloso: la Gran Maus. En Cat Shit One, los yankis aparecen dibujados como conejos, los vietnamitas como gatos, los japoneses como simios, los franceses como cerdos, los chinos como osos panda, los rusos como osos, los británicos como ratones, y así. Y encima Kobayashi hace que nos resulte creíble ver a un conejito levantar un rifle, desactivar una bomba, o pilotear un helicóptero. Ahí, el mangaka saca chapa de mago.
Y por supuesto, Kobayashi brilla en todos los aspectos del dibujo. Muchas veces se vuelca por una grilla de cinco tiras, con muchas viñetas chiquitas, y ahí mete de todo. Fondos elaboradísimos, armas, vehículos, personajes muy expresivos, paisajes alucinantes y secuencias de acción de alto impacto, todo con una narrativa mucho más europea que japonesa. El dibujo de Motofumi se parece más al de Hermann que al de los otros mangakas, al punto de casi no dibujar líneas cinéticas y aplicar los grises con aguadas en vez de tramas mecánicas. Ni hace falta decir que todo se ve increíblemente bien, desde la primera página hasta la última.
Cat Shit One no es un canto de amor a la guerra, pero por lo menos lo parece. Los guiones son lineales, sin mayores sobresaltos, y en todos ganan los buenos, o por lo menos zafan decorosamente. El verdadero atractivo está, sin dudas, en los dibujos. Ahí es donde Kobayashi pone todo, como para refrendar sus credenciales de maestro indiscutido del manga bélico. Si te aguantás ver a los yankis masacrando “charlies” casi sin despeinarse (y con rasgos de conejos), regalale esta fiesta a tus retinas.
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1 comentario:
Mmm..esta reseña me hizo acordar a esos imbancables números del "Preacher" sobre Vietnam. Parece que pese a todo hay gente dispuesta a ver "valores morales" o de algún tipo en ese episodio histórico.
Que va 'cer.
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