viernes, 21 de octubre de 2011
21/ 10: GIPSY Vol.2
Si algo me quedó claro después de leer este tomo, es que Thierry Smolderen, el guionista, es un as del engaña-pichanga. La especialidad del tipo es envolver al lector, hacerle creer una cosa, y después pelar otra. Si leíste el Vol.1, creías haberle sacado la ficha a la Hechicera. Creías saber quién era y qué rol iba a jugar en la saga. Bueno, antes de la mitad de este tomo, te enterás de que NADA era como vos creías que era, ni su identidad, ni su rol en la trama, ni nada. En la página 30 de este tomo aparece un nuevo personaje secundario, Iván, un nene de unos 12 años al que Gipsy y su hermana Oblivia rescatan de las garras de un gigantesco mongol que se lo estaba por empomar. En un par de secuencias, Smolderen termina de redondear al personaje y de encontrar su lugar en el elenco. ¿Para qué? Para llegar a la página 53 y sacudirnos con la revelación de que Iván no es ni por casualidad lo que creíamos que era. Esto es así, impredecible todo el tiempo.
Lo más loco es que Smolderen aplica este truco de hacerte creer una cosa y después decirte todo lo contrario no sólo de tomo a tomo, o de secuencia a secuencia, incluso dentro de una misma secuencia! Mirá este ejemplo: La página 7 arranca con la vista de un enorme edificio y un texto que dice “Chicago, sede de la Sociedad Selmer”, o sea que nos van a mostrar el cuartel general de los malos. Siguiente viñeta: un ring de boxeo y dos figuras que se dan con todo. ¿Qué es esto? ¿Los ejecutivos de Selmer tienen un estadio de box adentro de su edificio? Tercera y cuarta viñetas: vemos claramente que los boxeadores son mujeres, porque una está con las tetas al aire. ¿Estos tipos se calientan viendo como dos minas se cagan a trompadas? Qué retorcido… Quinta viñeta, vemos mejor el ring, iluminado como un verdadero estadio de boxeo. Siguiente página, se detiene el combate y en las tres primeras viñetas se nos revela que las minas estaban entrenando a solas, sin público, y que son amantes. Ah, bueno, por lo menos no hay nadie mirando. Cuarta viñeta: ahora vemos que el ring está adentro de una enorme oficina! Y en una pantalla gigante aparece un tipo que le avisa a una de las boxeadoras que tiene una comunicación urgente! O sea que… una de las boxeadoras lesbianas (la que peleaba en tetas y tanga y le estaba dando como en bolsa a la otra) es la jefa de la corporación Selmer, o sea, la principal villana de la saga! ¿Te la veías venir? Ni en pedo, no?
Y bueno, con eso y con las peripecias de Gipsy (que cobra y reparte de lo lindo) te entretiene Smolderen otras 54 páginas repletas de acción, persecuciones, explosiones y peleas sangrientas. En el medio hay alguna escenita hot, algo de runfla política y bastante desarrollo de personajes, para que la cosa no sea tan obvia. De a poco, el guionista se propone meterse con la psiquis de los personajes y en ese sentido la rompe con el tremendo flashback que narra cómo murieron los padres de Gipsy y Oblivia. Como decía la vez pasada, no esperes riesgos, ni búsquedas, ni coqueteos vanguardistas. Esto es comic de machaca palo y palo, bien escrito, sólido, pero sin mayores pretensiones.
¿Y qué onda el dibujo? Ah, mucho mejor! Enrico Marini deja de afanar a Katsuhiro Otomo de un tomo al otro! Increíble, no? Pero real. Se ve una influencia del ídolo japonés, pero acá ya está presente el estilo Marini, a centímetros de lo que veremos en Rapaces o El Escorpión. Es raro, porque por momentos se parece mucho a Carlos Pacheco, pero esto es de 1993, cuando Pacheco era prácticamente desconocido fuera de España. Lo cierto es que en este tomo hay hallazgos, tanto de dibujo como de color, que eran inimaginables en el anterior. Y algo que la vez pasada no mencioné: Gipsy tiene rasgos basados en los de Sylvester Stallone (o por lo menos, en los del Stallone de fines de los ´80)! Lo cual se hace más obvio en este tomo, porque la villana, Miss Matten (la boxeadora lesbiana), tiene los rasgos de Brigitte Nielsen, la grandota con pinta de andrógina que en aquella época era esposa, o algo así, de Stallone.
Bueno, me queda un tomo más sin leer. Ojalá contenga el final de la saga, que tanto continuariola me tiene un poco harto. Si cierra el arco argumental y me convence cómo, me pongo a buscar los tomos posteriores, porque hasta ahora esto es muy ganchero y está muy bien llevado. Y además, supongo que el dibujo de Marini seguirá mejorando, lo cual alcanza y sobra para comprarse cualquier cosa.
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