sábado, 29 de octubre de 2011
29/ 10: SCALPED Vol.5
No tengo idea de cómo hice para aguantar tanto, pero pasé casi un año sin leer Scalped. Desde el 15 de Noviembre del año pasado leí muchísimos comics, unos cuantos muy grossos, y aún así no pude olvidarme nunca de esta hipnótica serie de Jason Aaron y R.M. Guéra, que cambió la forma de pensar acerca de los límites de la historieta para adultos.
Este tomo probablemente sea el mejor. No es ni a palos el que te shockea más por el lado de la violencia. Hay trompadas, cuchillazos y tiros, por supuesto, pero a un nivel más tranqui que en entregas anteriores. Y viene un poquito más salvaje por el lado del sexo: hay más garches y se habla un poco más del tema, por supuesto en términos absolutamente infrecuentes en el comic yanki, ya sea mainstream, alternativo, under… Nunca hubo personajes de historieta no porno que vivieran el sexo como lo viven las criaturas de Jason Aaron. Pero lo más impactante es cómo avanzan los distintos argumentos paralelos que hacen tan adictiva a la serie. Veamos.
El primer episodio presenta a un personaje nuevo, sórdido y jodido como pocos, que se va a encargar de meter en un flor de kilombo a Dash Bad Horse, el que vendría a ser “el héroe” de la serie. Capitulazo, tremendamente heavy y muy divertido. Después tenemos un unitario que se mete a fondo con el pasado y nos recuerda un toque el presente de Britt “Diesel” Fillenworth, un gran personaje que llevaba un par de tomos fuera de la escena central de la saga. Este es el episodio con más mala leche del tomo. El tercer unitario se centra en un personaje al que suponíamos le iba a corresponder un rol importante, pero al que hasta ahora Aaron nos mostraba poco, y siempre en las sombras: Baylis Earl Nitz, el capo del FBI al que responden en secreto tanto Diesel como Bad Horse. ¿Quién es este tipo? ¿De qué juega? ¿Por qué quiere destruir al jefe Lincoln Red Crow? Acá te enterás unas cuantas cositas jugosas.
El cuarto episodio es importantísimo: por fin nos enteramos quién carajo mató a Gina Bad Horse (la mamá de Dash) en el primer tomo! La investigación del oficial Falls Down da sus frutos y la respuesta al enigma no es para nada la obvia. Seguro en el próximo tomo los personajes que saben la identidad del asesino armarán alguna movida al respecto. Y el capítulo con el que cierra el tomo es, básicamente, sexo y violencia. Está brillantemente armado con saltos para adelante y para atrás en el tiempo, siempre dentro de las últimas 13 horas en la vida de un Dash Bad Horse totalmente superado por los acontecimientos y por la cantidad de heroína que tiene metida en las venas. Son, lejos, las páginas más truculentas que leí en el último tiempo.
Parte de lo que hace que la sordidez de esta serie pegue tan fuerte es el realismo en el dibujo, y en ese sentido el trabajo de Guéra es absolutamente encomiable. Sin caer en la omnipresencia de la fotito, el tipo se las rebusca para crear un mundo 100% verídico, y a la vez amenazante, oscuro. Con mirar una página ya sabés que el contenido del comic es mucho más bravo que el de la media de lo que está hoy a nuestro alcance. La sintonía con la colorista Giulia Brusco mejoró bastante, o sea que el nivel visual de Scalped es casi tan devastador como el de los guiones. Como en el tomo anterior, tenemos un unitario a cargo de Davide Furnó, con sus pinceladas más sueltas y su gran manejo de las tramas mecánicas. Y además un capítulo a cargo de otro italiano, Francesco Francavilla, que hoy dibuja bastante mejor que cuando participó de Scalped. Acá muestra una gran solvencia narrativa, pero el estilo gráfico que elige se ve un poquito crudo, lejos del altísimo standard que impone Guéra.
Y tengo un tomo más sin leer, así que pronto volveremos a la reserva indígena de Prairie Rose. En este tomo quedó claro que incluso sin darle demasiada bola al Jefe Red Crow (hasta acá, el mejor personaje de la serie), Scalped también gana por goleada a fuerza de intensidad, corrupción y giros argumentales tan impredecibles como arriesgados. Gloria infinita a esta serie.
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1 comentario:
Seeee!! Ésta serie la rockea bastante, Jason Aaron tiene estilo y R.M. Guéra es un monstruo, tengo unas Zona 84 dónde un joven Guéra metía unos unitarios que la descosía. Guardo una especialmente de unos samurais, con una tinta gestualísima que quíse copiar muchas veces.
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