Este es el segundo libro de La Duendes que se propone rescatar del olvido a uno de los maestros del humor gráfico que disfrutamos allá por los ´70 y ´80 los que leíamos las revistas de Ediciones de la Urraca.
La gran diferencia es que, a la hora de redescubrir la obra del alucinante Jorge Limura, los editores decidieron concentrarse en sólo dos de sus series más conocidas: Fuerte Brigitte y Vida de Indios. Hay varios chistes más, a modo de ilustraciones de los textos con los que abre y cierra el libro, pero básicamente esto es un recopilatorio de Fuerte Brigitte (64 páginas) y Vida de Indios (11 páginas).
Paradójicamente, la menor diversidad no le resta atractivo al tomo. No porque Fuerte Brigitte sea la única obra de Limura que merezca ser redescubierta, sino porque se trata de una serie que gana con la reiteración, con la insistencia. Una plancha es entretenida, 64 al hilo son muy, muy graciosas. Fuerte Brigitte es un fuerte de la Legión Extranjera clavado en el medio del desierto, un páramo inhóspito rodeado de beduinos, jeques y tribus nómades. Obviamente hay un costado aventurero en esto, pero Limura lo des-enfatiza. Le interesa más jugar con el contrapunto entre las carencias del Tercer Mundo y la actitud patotera y colonialista del Primer Mundo. Y por supuesto, como la historieta se publicaba durante la dictadura militar, Limura nos muestra a los milicos del fuerte como una manga de ineptos, corruptos, ventajeros, ignorantes y cobardes. En una de esas, la epopeya de Fuerte Brigitte era esa: reirse en la cara de un enemigo bravo de verdad, en medio de una pelea demasiado real.
Acá se ve claramente un rasgo que diferenciaba a Limura de los otros humoristas, no sólo en las historietas, sino también en los chistes: los textos. A Limura, claramente, le gustaba escribir. Ya sea en una sóla viñeta o en el formato secuencial, sus personajes se mandaban largos soliloquios, absolutamente desopilantes, en los que el autor hacía gala de un manejo del lenguaje poco frecuente para los dibujantes “de monitos”. Por ahí el remate no era tan categórico como uno de Fontanarrosa, pero para llegar hasta ahí, pasabas por diálogos o monólogos tan bien escritos, que te reías un montón de veces durante la historieta.
Lamentablemente, este libro no ofrece las planchas de Fuerte Brigitte en el orden en que fueron hechas. De hecho, hay una que aparece dos veces. Esto nos impide ver con claridad la evolución gráfica de Limura, un tipo en constante movimiento, que nunca dibujaba siempre igual. A mí me gusta más el Limura tardío, el que sintetiza más el trazo y dibuja los globitos con una línea entrecortada. Por supuesto, el dibujo del maestro se luce mucho más en las páginas con menos viñetas, pero las de 6 cuadros son pocas. Son muchas más las de 8 y no faltan tampoco las de 9. Ahí el dibujo se ve más abigarrado, casi no hay espacios que no estén ocupados por los personajes o los globos (fondos, al estar todo situado en el desierto, hay muy pocos) y para mí, se disfruta menos, por lo menos en este formato.
Vida de Indios es claramente posterior a Fuerte Brigitte. Ahí Limura adopta definitivamente la grilla de 6 cuadros, en la que el dibujo levanta un vuelo espectacular, y suma el color, aunque en esta edición una sóla plancha (la de la contratapa) lo conserve. En Vida de Indios vemos incluso una historieta muda, algo rarísimo en la obra de Limura.
En síntesis, un libro muy atractivo para los que quieran conocer a un virtuoso del dibujo que planteó una forma distinta de encarar la historieta humorística, muy personal, pero para nada cerrada. No sé qué estará haciendo Limura, pero yo extraño sus personajes grotescos, sus diálogos recontra-elaborados y su línea finita y nerviosa, casi enfermiza. Y extraño a esta colección, también, que hace varios meses que no tiene tomos nuevos. Ojalá vuelva pronto, con más historietas semi-perdidas de esta calidad.
lunes, 14 de mayo de 2012
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2 comentarios:
Siempre es bueno celebrar la edición de material clásico de nuestra querida historieta nacional. No se si compartís Andres pero a mi este tomo me gusto mas que el de Grondona White.
A mí el de Grondona White me gustó mucho, pero sí, puede ser que este me haya gustado más. Me parece que está un toquecito más cuidado.
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