Si querés poner a prueba tu paciencia, un día hacé este experimento: tomate el 59 en el Obelisco y bajate en Cabildo y Juramento. Te vas a querer suicidar varias veces, es el viaje más largo y proceloso que puedas imaginar. El bondi parece que se arrastrara, agarra siempre el camino más largo, se morfa todos los embotellamientos, todos los semáforos en rojo... En total, vas a tardar unos 75 minutos si lo hacés de día y si son más de las 22:30-23, por ahí lo bajás a 55. Estamos hablando de 75 minutos para un viaje que en subte dura menos de 25, es decir que además de ser insoportable, no tiene ninguna lógica.
Con Jack Kirby pasa algo parecido. Si vos te querés enterar por qué Kirby tiene tanta chapa, tenés el camino corto y bastante cómodo (como el subte, arranca medio apretujado, pero antes de mitad de camino la cosa se aliviana), que es empezar a leerlo a partir de que forma equipo con Stan Lee en los comics de Marvel. Y si no, te podés tomar el 59, que recorre tooodas esas historietas bizarras y reiterativas que firmó el Rey en la segunda mitad de los ´50, a veces en Marvel (que todavía no se llamaba así) y a veces en DC.
Los amigos de DC editaron un Omnibus con muchísimas de estas historietas de Kirby de los ´50, pero claro, eran más de 300 páginas y costaba $ 50, es decir, un desafío sólo para valientes. Por suerte, a alguien se le ocurrió editar también un TPB para pobres, con 14 de estas historias muy cortitas (6 u 8 páginas) para que los fans no talibanes de Kirby pudieran ver qué onda. Así entré, ahora te cuento cómo me fue.
El atractivo del Omnibus era que en la tapa estaba Green Arrow y adentro había muchas historias del arquero escritas y dibujadas por el Rey. Acá, astutamente, pusieron una sóla. La verdad, es un bofe insostenible. Alguna vez al Arrow de la Golden Age se lo calificó de “Batman del Nacional B”... y era un elogio. Esto es mucho peor que las historias más chotas de Batman, sin dudas.
El resto, las historias sin subnormales enmascarados, provienen de House of Secrets, Tales of the Unexpected y My Greatest Adventure. Las primeras se ajustan perfecto a la fórmula de aquella antología, cuyo segundo Showcase visitamos hace un par de años: historias en las que un avechucho se manda un moco grosso para quedarse con algo que no le corresponde, hasta que pasa algo raro, la torta se da vuelta y el garca paga cara su fechoría. Las segundas se parecen muchísimo a lo que vimos en otro Showcase cincuentoso, el de Strange Adventures, con alienígenas, monstruos bizarros y extrañas transformaciones. Y las de My Greatest Adventure también tienen bichos alienígenas y contactos con culturas extrañas, pero siempre ambientadas en nuestro planeta.
Los protagonistas de estas aventuras son todos iguales: valientes científicos de impecable traje, corbata (o moñito) y sombrero, por supuesto blancos. Negros, ni uno, ni siquiera en las escenas en las que se ven multitudes en una gran ciudad. A diferencia de los científicos con pulsión aventurera a los que veremos en Challengers of the Unknown o Fantastic Four, estos rara vez salen en busca de la aventura, sino que esta generalmente les sucede casi por accidente, como a Bruce Banner. Igual son todos amargos y unidimensionales.
Dos detalles muy geeks: una de las historias de House of Secrets tiene un argumento parecidísimo al de los Aristogatos, la peli de Disney de 1970. Y en una de ...Unexpected, aparece Thor, el Dios del Trueno. Y si bien no se parece nada al Thor de Marvel, el martillo es exactamente igual al Mjolnir que usará el rubio pelilargo en los comics de Journey into Mystery, cinco años después.
Esto se parece a los buenos comics de Kirby sólo en la puesta en página, en la narrativa y en la composición de las viñetas. El dibujo en sí, los rasgos de los personajes cuando los vemos en primeros planos, se parecen más al Kirby de los ´40, no tienen la fuerza ni la expresividad que sabrán darle los buenos entintadores que encontrará en Marvel. Y lo más importante: casi no hay machaca. Sí, ya sé, es un disparate. Un comic de Kirby sin machaca es como un clásico sin goles, un boliche sin minas, un kiosco sin alfajores... pero bueno, así funcionaba la industria del comic en esos años (1957 y 58) en los que los superhéroes estaban jugando la Promoción a ver si volvían a la A, después de varios años en las categorías de Ascenso.
Los guiones... la fruta de siempre, claro, a años luz de lo que se publicaba en esa misma época en la editorial Frontera, sin ir más lejos. Por suerte hoy a nadie se le ocurre escribir historietas como las que publicaba DC en 1957. Y por suerte está el subte, o sea, los Essentials o Masterworks de Marvel, que en pocos minutos (y si vas en Essential, por poca plata) te aclaran de modo contundente y sin comerte garrones por qué Jack Kirby fue un autor fundamental para el comic yanki.
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3 comentarios:
Qué grossa ésta reseña!!!
Ya que estamos con DC, ¿alguien sabe qué onda con las ediciones de DC que se empezaron a ver en los quioscos? Hasta ahora van editando Flashpoint (yo sólo me compre la de Batman: Knight of Vengeance porque la dupla Azzarello/Risso +Batman me pudo), pero supongo que hacen esto como introducción para después arrancar con más series. ¿Alguien sabe que van a editar, con qué frecuencia, etc? Los precios no son exactamente baratos (al menos para mi bolsillo), pero me gusta que esten largando revistas que compilan 3 o 4 números de los yankis porque la verdad que a mí ya no me dan muchas ganas de llenarme de revistitas individuales.
Excelente la analogía del colectivo.
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