Bueno, a pedido de la hinchada, se viene un repaso por mi reciente viaje a Nueva York, organizado en varios posts no consecutivos, para poder dedicarle un espacio razonable a cada cosa.
Este era mi segundo viaje a la Gran Manzana. El anterior había sido en Enero de 1985, cuando yo tenía 16 añitos. Era mi primer viaje sin mis viejos y hacía un frío de la hiper-concha de Dios: 18 grados bajo cero a la mañana, 40 bajo cero a la noche. Era como vivir en el ojete de Mr.Freeze. Estuve varios días vagando por la ciudad, casi siempre solo, con mi melena ochentosa (ver foto), y nunca más allá de la hora en que se hacía de noche (tipo 17:30). Mi viejo había estado en 1980, poco después del colapso, cuando la ciudad era medio “No Man´s Land”, y me había quemado la cabeza con advertencias, con lo cual yo iba bastante cagado en las patas. Fui a un par de museos, descubrí por primera vez las comiquerías (creo que en 1985 en Sudamérica no había ninguna) y no me animé a meterme en el subte porque me ahuyentó la baranda a chivo, vómito y meo de borracho. Subí al Empire State, pasé por las Twin Towers, por el edificio de las Naciones Unidas (en esa época yo todavía soñaba con ser diplomático... sí, justo ;) y no vi la Estatua de la Libertad porque la estaban reparando y estaba toda vallada. Ah! Y me mandé de caradura a las oficinas de DC donde no sólo no me echaron flit, sino que me regalaron muchos comics, entre ellos el n°1 de Crisis on Infinite Earths.
Entre el ´91 y el 2000 fui varias veces más a EEUU, pero siempre a la Convención de San Diego y –lógicamente- a Los Angeles, que es ahí cerquita y en verano es maravillosa. A Nueva York, nunca más. Pero ¿qué pasó? La San Diego Comic Con, otrora meca del comic, traicionó sus ideales. Durante la última década mutó en un gigante deforme y obsceno, 100% volcado al cine, la tele, los videogames y cualquier forma de entretenimiento más o menos masivo. El comic, bien gracias. En paralelo, fue creciendo la New York Comic Con, con consignas parecidas a las que hicieron indispensable a San Diego en los ´90. O por lo menos eso me contaban los autores amigos que viven allá o viajan con frecuencia (Eduardo Risso, Ariel Olivetti, etc.). Me fui cebando, me fui cebando, y a mediados de 2011 decidí que este año volvería a EEUU, y a explorar esa “nueva” convención, que de paso ofrecía la excusa perfecta para redescubrir Nueva York con ojos de adulto.
El primero que me dijo “Buenísimo, voy con vos!” fue Lucas Varela, con quien habíamos ido a San Diego en el 2000 y a Madrid y Barcelona en el ´99. Pero después le salió un viaje a Francia y allá se quedó, no le dio para emprender otra larga travesía. Entra en escena la Liga Latinoamericana. No me acuerdo en qué evento de 2011 (creo que el Unicomix de Mendoza) me encuentro con mis amigos uruguayos Matías Bergara y Nico Peruzzo (los dos tuvieron obras reseñadas acá en el blog) y me dicen “Uh, qué copado! Nosotros queremos ir! Vamos juntos, así nos sale más barato!”. Y no me acuerdo cómo se suma –por poquito tiempo- Chiqui Vilca, el organizador de Lima Comics. Eramos cuatro: un argentino, dos uruguayos y un peruano. Poco después se bajó Chiqui y se sumó un tercer charrúa, a quien yo conocí recién en Mayo de este año, cuando viajé a Montevideo Comics: Ignacio Alcuri, un famoso blogger, conductor de radio y televisión, stand-up comedian y autor de seis libros de cuentos. Y comiquero a full, no como los autores de comics que suelen ser medio pecho frío a la hora de apasionarse por los autores y los personajes.
Poquísimos días después de Montevideo Comics ya teníamos sacados los pasajes y reservado el departamento. Yo había tramitado el pasaporte en Enero y la visa en Abril, y hasta me había empezado a armar un canuto de dólares en ese viaje a Uruguay, donde vendí libros argentinos y cambié los pesos uruguayos por billetes verdes, de esos que en el país de acá enfrente te venden hasta en la caja del supermercado. En Junio, cuando viajé a Lima (de nuevo, con muchos libros argentinos para vender), repetí el procedimiento y me terminé de abastecer de dólares. Sólo me faltaba acreditarme como periodista para no pagar la entrada a la Convención, algo que en San Diego siempre me resultó ridículamente fácil y en New York, no tanto. Retomamos pronto!
miércoles, 24 de octubre de 2012
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7 comentarios:
en la foto se ve quien es el fanatico
Jajaja! Sí, claramente! Este es el animalito que se fue con no sé cuántas bolsas de TPBs a ver un show de Jerry Seinfeld, a una fiesta en un pub (de la que ya vamos a hablar) y a una discoteca!
Alcuri parece que esas bolsas no las larga ni para dormir. Lo cual esta bien, por que es lo que uno haría.
Antes que nos puteen por amargos, quiero que los lectores de este blog sepan que estabamos de muy mal humor por la espantosa cola de más de una hora que hay que hacer para subir al cotorrudo empire state, entre chinos y europeos del este.
pero che, justo cuando la historia se pone buena , clavas el continuara!!!
malo, nene malo!!!
Y, las sagas son así. Con la de Perfil también, les hice sufrir los continuariola tanto como a los pobres giles que leen las historietas en fetas...
Justo tu comentario de la Comicon San Diego me hizo recordar esto:
http://www.the-gutters.com/comic/353-brian-and-brendon-fraim
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