Bueno, veníamos bien. Teníamos el cuarteto armado, el depto y los pasajes. Me faltaba que los amigos de la New York Comic Con me acreditaran como periodista para no pagar la entrada, que no era barata.
Mi único antecedente en este sentido era San Diego, donde me acredité como profesional en mi primera visita (1991) y nunca más me hizo falta realizar ningún tramite para que me otorgaran el pase de “PRO”. En aquel momento el trámite era sencillo, se hacía por fax y los requisitos eran mínimos. En la NYCC, 20 años más tarde, el trámite se sigue haciendo por fax, pero es bastante más complejo. El Javits Center, sede de la convención, tiene una capacidad limitada y los muchachos que organizan aclaran desde el vamos que su prioridad son los fans, no la prensa. Y para que ningún falso periodista “le robe” su lugar en el predio a un fan (que además son los que ponen la tarasca), para darte el pase de PRESS te vuelven loco. Yo tuve que llenar un formulario de cinco páginas, completarlo con datos como cuánta gente escucha mi podcast, lee mi blog o visita mi sitio web, qué clase de cobertura pensaba darle al evento, mi tarjeta profesional (no tengo, truché una para mandarles por fax a estos rompebolas), copias de artículos míos en los que figure mi nombre, obviamente vinculados al tema, etc. Ya que estaba, les metí las portadas de los dos libros de este blog, en los que mi nombre aparece grandote.
En total fueron hojas y hojas de fax, con todos los comprobantes habidos y por haber de que uno se dedica a esto de verdad. Faltó que me pidieran el certificado de vacunación de los perros que no tengo. Tardé varias semanas en reunir toda esa data y mandarla, pero en muchos menos días de los previstos me llegó por mail la confirmación de que mi solicitud había sido aprobada y que tal día a tal hora podía pasar a retirar mi credencial de PRESS por tal mostrador del Javits Center. Ahora sí, medio cerquita de las fechas del evento (ese mail me llegó el 30 de Agosto y la Con arrancaba el 11 de Octubre), ya estaba todo listo.
Finalmente llegó el día de viajar a Nueva York, apenas unas horas después de desarmado el stand en Tecnópolis, totalmente filtrado a causa de varios días de laburar mucho y dormir poco. Nunca en mi vida viajé con la valija tan vacía: tres remeras, tres calzones, tres pares de medias, las ojotas, el pijama y un sweater. Y en la mochila, un par de libritos para leer en los aeropuertos. El avión de LAN aterrizó en el aeropuerto Kennedy el miércoles 10 a las 7:30 de la matina y entre las colas para migraciones, la espera del equipaje y el viaje en tren y subte del JFK al departamento, llegué al mismo cerca de las 11:30. Ya nos habían avisado que nos lo iban a entregar a las 14, así que tenía varias horas para perder. Logré infiltrarme en el edificio, dejé la valija semi-vacía al lado de la puerta de mi depto y –más livianito- me fui a pasear por el barrio, a hacer huevo hasta las 14. Los uruguayos llegaban entre las 11 y las 12 de la noche, así que a mí me tocaba la responsabilidad de pagarle al manager la tasa de limpieza y el depósito y recibir las llaves y todas las instrucciones pertinentes.
En los papeles, el depto estaba en el Upper West Side, cerca de Morningside Heights y la Universidad de Columbia. Y sí, es cierto, la universidad estaba a unas cinco o seis cuadras. Pero a una cuadra y media estaba... el corazón de Harlem! Upper West Side, la pindonga. Estábamos en el auténtico Harlem, cuna de los Globetrotters, de Louis Armstrong, Duke Ellington, Billie Holiday, Fats Waller, Sammy Davis Jr. y Alicia Keys, entre miles de célebres afroamericanos. De hecho, estábamos a escasas tres cuadras del legendario teatro Apollo, por donde pasaron todos los músicos y stand-up comedians negros a los que vale la pena escuchar.
O sea que al ritmo del hip-hop y rodeado de chicos con capuchita que le sacaban chispas al aro de basket de la plaza, recorrí el barrio, caminé también para el lado de Morningside (hacia el Oeste, donde se termina la islita), me encontré con el manager, me habilitó el depto, entré la valija (a la que obviamente nadie había tocado), me bañé, dormí un rato, seguí caminando la zona, comí livianito y en un punto me di cuenta de algo: el portero eléctrico no funcionaba. ¿Cómo carajo me iba a enterar yo que habían llegado los uruguayos, si el portero eléctrico no funcionaba? Telepatía no tengo, celular tampoco, computadora tampoco... ¿Y ahora? Retomamos pronto.
sábado, 27 de octubre de 2012
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13 comentarios:
Sos un cliffhanger auténtico y consumado. Abrazo desde Mendoza.
Por suerte mi viejo todavía tiene un fax en funcionamiento como para mandar las hojas de la acreditación. Había nadado mucho como para morir en la orilla...
Faaahh...todavia hay gente que usa fax!!Que loco...Y realmente no te seria util tener celular???No tenes por postura o porq no te serviria para una mierda?
No tengo por postura.
cuanto sale el pase a la convencion sin la acreditacion de peridosta?
No me acuerdo, Diegote.
Sí se usa usa fax, en las empresas se usan fax, no es un disco de vinilo que no se usa más
Nunca tuviste celular? motivo? yo casi estoy en ese plan, lo limito cada vez más a pesar q cada vez te lo meten a la fuerza en todo ámbito.
Nunca tuve celular y mi objetivo es nunca tenerlo. Podría escribir 4.000 caracteres acerca de por qué no quiero tener celular, pero no creo que a nadie le importe. La posta es: no tengo, nunca tuve y espero no tenerlo jamás.
Necesito compartir algo: ayer, en Costanera, después de comerme una bondiola, iba caminando y entre mucho manto trucho con juguetes truchos, había unas cajas de muñecos de Los Vengadores, que contenían a Iron Man, Cap. América, Wolverine y... Batman.
Aseguro que había tres cajas, no es que a uno le pintó meterlo en lugar de otro.
Otra que transformerg (¿era ese u otro el nombre local de Optimus Prime y compañía?)
Dale, escribite algo de por que te negas al celular, A MI me interesa!
retomando el tema del celular, ya somos dos interesados en los motivos. Como haces? quiero la formula..
Yo estaba en la misma postura del celular Andrés... hasta que ante cierta desgracia (que terminó bien) me di cuenta que al menos hay que tenerlo, aunque termine pagando 90 mangos al mes y no lo use casi nada. Pero en ESE momento en que lo necesitás si o si, es invaluable. De última, lo justificás diciendo que tenés MP3 :p
En fin, yendo al grano, excelentes crónicas en New York ;)
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