Debe haber sido jodido ser John Byrne estos últimos 15 años. Estamos hablando de un autor que desde mediados de los ´70 se cansó de acumular hitazos, muchas veces con obras de gran calidad, y que a partir de cierto punto de los ´90 empezó a mostrar una decadencia muy marcada, con obras dignas en las que se mandó un par de mocos bestiales (Wonder Woman), obras que amagaban con ser la gloria y terminaron por vender humo e intrascendencia (New Gods) y obras decididamente chotas (Spider-Man: Chapter One). El cambio de milenio puso en evidencia la desconexión entre lo que Byrne tenía ganas de hacer y lo que las nuevas generaciones querían leer, lo que –sumado a la actitud intolerante y confrontativa que mostró el anglo-canadiense en los foros de internet- terminaron por convertirlo en un personaje entre nefasto y pintoresco, una especie de Gerardo Sofovich, al que nadie le discute la chapa del pasado, pero al que hoy está de moda ningunear y vilipendiar como si fuera el último de los verduleros.
A la Byrne-fobia que se expandió entre los fans más jóvenes (que tampoco tienen reparo en limpiarse el orto con otros próceres de antaño como Frank Miller o Chris Claremont, quienes fueran socios de Byrne en más de una gesta heroica), el autor respondió refugiándose en IDW, donde bajó notablemente su perfil pero no su producción. La editorial californiana le da laburo constante y además lo habilita a probar suerte con conceptos nuevos, como el que hoy nos ocupa. Después hace la pelotudez de editarte menos de 90 páginas de historieta en un TPB de u$ 20, lo cual hace que uno dude en comprar incluso lo que pinta interesante, pero bueno, así opera IDW.
Cold War es una serie de espionaje ambientada en la década del ´50 y protagonizada por Michael Swann, un correcto clon de James Bond. En esta primera saguita (se anunció una segunda, pero todavía no salió), Byrne revisita todos los tópicos que hicieron icónico al personaje de Ian Fleming: misiones arriesgadísimas, autos alucinantes, garches fogosos con minitas de dudosa lealtad y la grandilocuencia justa para que la emoción no baje nunca. El argumento es sólido, los diálogos están buenos, el ritmo está cuidadísimo, no hay volantazos fumados ni sacudones inexplicables... y tampoco hay nada que no hayas visto ya en las historias de Bond. Esto no es Next Men, donde Byrne se esforzaba por esquivar los caminos más transitados y trabajaba con ideas que nunca habíamos visto en otros comics de superhéroes. Acá el barbeta no oculta en lo más mínimo su intención de mostrarnos SU versión del clásico relato de espías, en el siempre fértil terreno del super-clásico Rusos vs. Yankis, aunque Michael Swann sea inglés.
Los hallazgos de Byrne van por el lado de la narrativa. El primer episodio, como aquel de The Many Deaths of Batman, arranca con una secuencia muda de 11 páginas ejecutada con la jerarquía de los grandes. Y en el segundo, cuando pela esa doble página con la carrera de autos, te demuestra que los grandes narradores gráficos nunca pasan de moda y siempre tienen un as guardado bajo la manga. Una vez superada esa secuencia inicial de 11 páginas, no habrá tantos fondos ni estarán tan minuciosamente laburados, por lo menos hasta llegar a la secuencia de la base espacial soviética, donde yo sospecho la mano de algún asistente, porque hay un nivel de detalles francamente pasmoso. Si leíste mucho a este maestro, ya te sabés de memoria sus poses y sus caras, aunque acá se ve un estilo de dibujo más sobrio, bastante más sombrío que en sus trabajos más superheroicos, casi en un punto intermedio entre el Byrne más conocido y Jim Aparo. La colorista Ronda Pattison (a quien nunca había oído nombrar) cumple con su trabajo sin estridencias y por supuesto sin intentar ni en una sola viñeta competir con el dibujo de Byrne y mucho menos eclipsarlo.
Cold War, además de una buena historieta, es un testimonio de que John Byrne todavía tiene mucho para dar. Recomiendo comprarla sólo si la ves muy barata, para no darle el gusto a los delirantes de IDW, que cuidan muchísimo la calidad del papel, la encuadernación, etc., pero se zarpan para el orto con los precios de los libros.
miércoles, 13 de febrero de 2013
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11 comentarios:
Aguante Jonh Byrne carajo. Aunque dibuje los chistes de Bazzoka, lo re banco.
Choripan sin pasas de uva.
Aguante John Byrne. El tipo es un intocable para aquellos que crecimos leyendo sus trabajos. Sigue siendo un exponente de lo que eran los comics antes, y de lo que tanto adolecen hoy en día: QUE PASEN COSAS!!! En sus comics en un solo número pasaban las mismas cosas que los autores de hoy se toman 4 o 6 números. Su "Saga de Supergirl" hoy sería un crosover de 30 números. Aguantes los viejos como Byrne, Claremont, Stern, que tanta lectura nos dieron y le dieron de comer a los que escriben hoy en día. Por otro lado, por más que la gilada bardee, son más los aciertos que los resbalones de John: X-Men, Capitán América (con Stern), Superman, OMAC (el primer número que no contiene diálogos de terceros pero los construis vos con los pensamientos de Omac), Vengadores, y la cumbre con CUATRO FANTÁSTICOS.
Se me pinta un lagrimón, nunca habrá suficientes loas para John.
¡Aguante Byrne carajo! Byrne fue mi primer idolo dentro de los comics. Aunque se criticado por sus ulitmas obras, su grandeza dentro de los comics es indiscutible. Pero eso de putear a Byrne esta de moda hace años. Recuerden su gloriosa etapa en Superman. Tuvo la mala idea de que superman asesine a los criimanales de la zona fantasma del universo de bolsillo. Despues todo el mundo salio a putear a Byrne sin razon. Injstamente porque jamas se vio una etapa tan buena en superman como la de Byrne
Superman/Barman Generations, la gloria misma
Octavio
Es mejor retirarse y combertirse en un bonito recuerdo que insistir y convertirse en una verdadera molestia...
anónimo byrne, como bien dijo andrés en el post, hace años que esta con un perfil muuy bajo en IDW laburando sin parar pero con mucha calidad.
a mí personalmente me gustaron muchas las miniseries que hizo de Star Trek: una creo que se llama "number one" y cuenta la vida del personaje que interpreto michel barret en el piloto original luego metido en continuidad en la serie misma y sobretodo la miniserie del Dr. Mcoy, con mezcla de western y thriller médico como si de black jack se tratara. tres númeritos no me acuerdo el nombre eso sí. Saludos.
Byrne yeta!!! fijate que ahora no se caiga el blog, salute!
dolape
mira vos es taan yeta byrne que ahora preparan una pelicula de xmen basada directamente en una saga dibujada y co-ploteada por el.
y ni hablar de la yeta que le trajo a marvel con wolverine.
¡Qué buena reseña, Andrés! Es la que más me ha gustado de todas las que leí, cuando no sólo te metés en la historia del libro sino en el trasfondo del autor y demás, como hacés acá. Byrne fue la gloria misma, para mi, en los ochenta. Nunca pude leer su etapa en X-Men (¿da para leerla hoy día?), pero su Superman fue una de las primeras cosas que me hicieron volcarme a la historieta, especialmente con aquella saga con Darkseid en que le lavan la cabeza y lo vuelven un agente de Apokolips (Apokolips now!). Es quizá uno de los dibujantes cuyo dibujo más se ha deteriorado con los años, en el sentido de que vos veías volar a Superman y veías a un ser poderoso, épico, invencible. Ves lo que dibuja ahora, y los personajes parecen enfermos, decaídos, mal delineados... Una pena. Y estaba (quizá) bien que en su momento fuera soberbio y mal hablado, cuando estaba en la gloria. Pero al día de hoy debería bajar un poco los humos, porque no debe desconocer que su estilo ya no es el mismo, ni mucho menos. Por más narrativa que pele, el deterioro se ve y siente. Una pena...
Me surgió una duda escuchando el nuevo podcast (muy bueno por cierto), Andrés vos leíste el manga de Dragon Ball? Si es así, que edad tenías en ese momento y que opinión te merece?
Bruno, si te gusta el género superheroico, a los X-Men de Claremont y Byrne hay que leerlos SIEMPRE.
Anónimo, leí Dragon Ball de grande (más de 30) y la primera parte me entretuvo. La de DB Z no, me pareció bastante aburrida. Igual me gusta mucho el dibujo de Toriyama y la onda de que los personajes evolucionen todo el tiempo.
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