Si seguís hace un tiempo este blog, tal vez recuerdes que cuando terminé de leer Two Americas, decidí bajarme de esta serie, a la que venía bancando desde el primer TPB. Pero la carne es débil y los dos tomos siguientes me tiraron onda desde una mesa de ofertas de la NYCC, así que incentivado por los precios ridículamente bajos, dije “adentro”.
No Escape está muy estirado. Es todo una larguísima previa a lo que va a pasar en el TPB siguiente. Está claro que alguien en Marvel, quizás el propio Ed Brubaker (guionista de la serie desde sus inicios), no se sentía cómodo con este status quo en el que co-existían dos Capitanes América, y lo que hace esta saga es poner en marcha un cambio en ese status quo. Básicamente, lo que sucede en No Escape es que el secreto de Bucky se hace público: ahora el mundo entero sabe que este nuevo Captain America en realidad es el pibe que fuera compañerito del Capi durante la Segunda Guerra Mundial, y lo más heavy: que durante años fue un temible operario del recontra-espionaje al servicio de la Unión Soviética, responsable de indecibles masacres y crímenes de lesa humanidad durante la Guerra Fría. Ese secreto, que le carcomía las entrañas a Bucky, ahora explota en los medios y el ex-Winter Soldier tendrá que tomar una decisión crucial... obviamente en el próximo TPB.
En este, la revelación de la identidad del nuevo Capi está adornada con muchísimas escenas de violencia innecesaria. A Brubaker se le ocurre que es más dramático, o más efectista, que Bucky sepa quién le cagó la vida y que durante muuuchas páginas confronte con este personaje. Que no es otro que el Barón Zemo, hijo de aquel nazi hijo de puta que un día de 1941 se volvió a su casa con la chapa de haber matado a Bucky y haber mandado al freezer (casi literalmente) al Capitán. El Capi fue descongelado hace mil años por los Avengers y ahora, al descubrir que Bucky tampoco murió, el Zemo Junior (el de los Thunderbolts, ese que alguna vez coqueteó con hacerse bueno) se pone como meta destruir al ex-sidekick. ¿Por qué? Ahí es donde falla el guión. La motivación del villano no está bien explicada, parece que la gracia era ver a Bucky combatir con alguien durante varios números mientras el mundo se entera de su pasado como sicario de los sucios comunistas.
Como siempre, Brubaker zafa con los diálogos. Steve Rogers, Falcon, Black Widow, el propio Bucky y hasta los villanos tienen secuencias tranqui, sin machaca ni estridencia, en la que los diálogos cobran mucha importancia y ahí sí, el guionista no falla jamás un disparo. Para esta altura de la serie, Brubaker ya tenía un conocimiento detalladísimo de todos estos personajes y ya los vemos actuar como seres humanos de verdad, más allá de los poderes, los trajecitos ajustados y la propensión a revolear patadas.
Lo que hace Butch Guice en el dibujo es muy loco. En algunas secuencias, es el Guice al que recuerdan los seguidores de esta serie, ese de estilo oscuro, realista, bastante cerca de lo que hacía Steve Epting. Pero en este arco, Guice se zarpa y empieza a meter homenajes a otros dibujantes que pasaron por las aventuras del Captain America. Tiene un par de páginas definitivamente inspiradas por Jim Steranko, secuencias que recuerdan a Gene Colan y unas cuantas páginas (especialmente las de combate contra villanos) muy en la línea de Sal Buscema. Para que la cosa se vea más caótica y más esquizofrénica, Guice sufre a tres o cuatro entintadores distintos, de los cuales algunos entenderán el truquito de los homenajes y otros no. Por supuesto, más allá de los cambios de estilo, seguirán llamándonos la atención el buen manejo de la figura humana en movimiento (el fuerte de Guice) y la proliferación de fotos mínimamente retocadas en los fondos. Eso no cambia nunca, y produce un “efecto máscara” muy loco, sobre todo en las escenas en las que Guice homenajea a Sal Buscema y dibuja de modo simple, poco realista y casi tosco, como lo hacía el hermano menor de John. Ves esos fondos mega-reales mezclados con esos dibujos granguiñolescos y decís “acá hay alguien fumando cosas raras”. Yo ya compré al Guice más dark y más realista, así que las secuencias que más disfruté fueron esas.
¿Para qué sirvió todo este tomo? Para que Bucky acepte (aunque sea por las malas) que se tiene que hacer cargo de su pasado, de todas las atrocidades que se mandó mientras estuvo controlado por los rusos. Si no, no hay redención posible. O sea que, a su manera, este es un comic de Memoria, Verdad y Justicia, ideal para un día como hoy. Me queda un TPB más del Capi, al que prometo entrarle pronto.
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2 comentarios:
Buena reseña Andrés. Yo voy un poco más atrás que tú en la lectura de el Capitán América, me detuve en Man Without a face. Y lo hice porque iba a volver Rogers, me hubiera gustado que Bucky hubiera quedado como Capitán América para siempre. Así la muerte habría tenido más peso, y creo que había muchas historias más que contar con Bucky cómo Cap.
No tengo dudas. Por eso, si me decido a seguir más allá de donde se bifurcan las colecciones, lo más probable es que sólo me compre los TPBs de Winter Soldier, no los de Captain America.
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