Volvió el comic europeo, que este mes todavía no había mojado. Y nada menos que de la mano de Grégory Mardon, un autor francés que me partió la cabeza con su primera novela gráfica, Olas en el Alma, y del que siempre quise leer más material. Este trabajo se parece muy poco a aquel, primero porque es mucho más breve (apenas 54 páginas) y después porque está realizado a color. Como si esto fuera poco, Incógnito fue pensada por Mardon como una serie de varios álbumes, de la cual hasta la fecha se editó sólo este, en 2005.
Incógnito (Víctimas Perfectas) es una historia meticulosamente diseñada para poner nervioso al lector. Todo funciona como un gigantesco in crescendo, cada vez más tenso, hacia una escena –absolutamente inevitable- que llega a su cénit cuando faltan 10 páginas para que se termine la novela. Ahí me pasó algo raro, no por lo bizarro, sino por lo infrecuente: tuve que cerrar el libro, tomar aire, pensar un poquito en lo que había leído hasta ese punto, evaluar qué cursos de acción me resultarían viables y cuáles desnaturalizarían o traicionarían a lo que Mardon había construído hasta ese punto. No sólo la resolución de esa escena me sorprendió (y me pareció, además, lo mejor del libro), sino que el autor se guardaba una vuelta de tuerca más, un último giro impredecible para la trama, que llega cuatro páginas antes del final y vuelve a cambiar todo.
¿De qué va la historia, con qué elementos construye Mardon este misterio hipnótico y perturbador? Con una mina que está muy buena y manipula sutilmente a un tipo medio loser con fines... extraños. A su vez, esta mina es manipulada, presionada, chantajeada por un hombre que también tiene su propia agenda y sus propias perversiones. Todo se vive de modo muy real, ambientado en el presente, en una gran ciudad como cualquier otra. De a poco, el clima costumbrista, el slice of life de este tipo de treinta y pico medio borrachín y bastante pusilánime, se empieza a enrarecer. Un accidente, el hospital, la fisioterapeuta que queda a cargo de su rehabilitación... todo se hace cada vez más turbio, más espeso, más encaminado hacia la tragedia y la fatalidad. Y es un camino que no se puede torcer, porque en el medio hay intereses espurios, mentiras, traiciones y una pasión que de a poco desborda al errático Jean-Pierre hasta convertirlo en una marioneta, un peón en un juego de ajedrez sumamente retorcido, del cual no quiero contar nada más para no spoilear.
Con excelentes diálogos y unos personajes a los que uno casi siente respirar, Incógnito avanza a un ritmo muy ajustado, a través de muchas páginas de 11 viñetas y alguna que otra de 12, que Mardon usa para subrayar lo chiquito, lo claustrofóbico de la historia en la que nos sumerge. La página con menos viñetas tiene 7, pero Mardon no espera hasta ese momento para dejar volar su virtuosismo. El francés se zarpa en el dibujo de la primera viñeta hasta la última. Su estilo va para el lado de Blutch y Christophe Blain, aunque con rostros más reales. Mardon se destaca en el manejo de los climas, en esos cross-hatchings recontra pasados de rosca, en la narrativa (con secuencias mudas y oníricas realmente brillantes), en el lenguaje gestual y corporal de sus personajes (todos excelentes actores) y en el color, que acompaña con sobriedad al dibujo y al guión.
Como entró al mundo del comic cuando ya no existían las antologías (y nunca dibujó ninguna serie famosa), es probable que Mardon tenga poquísimos fans en nuestro país. Sin embargo, La Cúpula lleva editadas varias obras suyas, con lo cual supongo que, aunque más no sea en España, debe tener un grupúsculo de fieles seguidores. Con este thriller psicológico jodido y adictivo, Mardon me sumó definitivamente a la horda (grande o chica, me importa muy poco) que lo sigue a todas partes y lo alienta hasta el final. Si te gusta la historieta adulta, jugada y profunda, convertite vos también en una víctima perfecta de este excelente artista francés.
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1 comentario:
le echaremos el guante...pinta buenisimo.
saludos.
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