el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 16 de junio de 2014

16/ 06: SMUGGLER

Este es un manga que, cuando se serializó en Japón allá por 2000, armó bastante kilombo por sus niveles de violencia. Incluso varios años después generó un animé y un largometraje con actores, este último bastante difundido fuera de la islita. Pero todo empezó con la obra de Shohei Manabe, hoy reeditada en un hermoso tomo por la editorial yanki One Peace (nombre ingenioso si los hay), junto con otra historieta del mismo autor.
Smuggler es una historia sórdida, chocante, ambientada en el mundo de los yakuza. El protagonista es Kinuta, un actor fracasado que, endeudado con la orga mafiosa, no tiene más remedio que aceptar un trabajo espantoso: aparecer en los lugares donde los yakuza boletean gente (capos de la mafia contraria, traidores, etc.) para levantar los cadáveres, cargarlos en un camión y asegurarse de que la policía no los encuentre nunca. Kinuta y sus compañeros de cuadrilla se van a cruzar con dos asesinos a sueldo muy jodidos que laburan para la mafia china: Guts y Spine, y ahí las cosas se van a complicar y mucho. Guts y Spine son dos personajes tan macabros y a la vez tan carismáticos, que hasta la mitad de la historia yo creía que eran los protagonistas del manga. En la segunda mitad, sin embargo, las cosas más jodidas le van a pasar a Kinuta.
Manabe nos ofrece más de 230 páginas en las que la violencia extrema, la sangre, las torturas, decapitaciones y demás mutilaciones conviven con escenas más tranquilas, en las que predomina un tono costumbrista, con diálogos atractivos y bastante indagación en Kinuta y en dos o tres personajes más. Manabe no te da la papilla pre-masticada: habilita la data de forma rara, elíptica, no expone de modo obvio ni lo que está pasando ni lo que puede pasar. O se que hay que prestar bastante atención y no dejar que las peleas y las masacres nos distraigan de lo más importante. Cuando la historia llega a su fin, el tomo nos ofrece un episodio más, de 38 páginas, que claramente sucede antes que lo que acabamos de ver: en esta historia, Kinuta, Spine, Guts, Joe y el Viejo se cruzan pero no se encuentran. Cada cual atiende su juego, y entre las tres historias componen un tapiz alucinante. Esto es lo que más me gustó de Smuggler, especialmente las escenas en las que Guts y Spine torturan al hijo de un político que participó en la violación de una chica.
Pero esto no es todo. Terminado el tema Smuggler, el libro nos invita a conocer otra obra de Shohei Manabe, también enrolada en el género de crimen urbano. Violence Pokopen tiene apenas 92 páginas y nos cuenta la historia de un chico y dos chicas que por hacerse los vivos terminan perdidos entre unos monoblocks semi-abandonados, donde no entra la policía y los celulares no funcionan. Es el territorio de una pandilla bancada por el yakuza, que tiene a todo el barrio bajo su pulgar. Acá también Manabe combinará machaca con introspección, aunque la violencia no pasará de algunas peleas muy intensas, con mucha sangre y algún que otro hueso roto. Después de haber leído Smuggler, para la página 18 de Violence Pokopen yo ya me imaginaba destripamientos, torturas y violaciones, pero no, acá no muere ni siquiera uno de los villanos. Aún así, la tensión que genera la historia es asfixiante y el laburo de caracterización que hace Manabe con Maki y Mikio es encomiable.
Parte de lo que contribuye a crear ese clima oscuro, peligroso, en el que en cualquier momento son todos fiambre, es el propio dibujo de Shohei Manabe. Estamos ante un dbujante raro, a años luz de los exitosos autores de shonen a los que estamos más acostumbrados. Manabe trabaja mucho con la figura humana, se anima a escorzos atípicos, casi exagerados, y le da mucha bola a las expresiones faciales que, también, adquieren ciertos tintes grotescos. En las expresiones faciales y en la aplicación de los grises creo que es donde más se luce. En la narrativa, en cambio, es donde lo veo más limitado, con algunos enfoques que se repiten mucho y otros que –si no les prestás mucha atención- te pueden marear un poco. De todos modos, si estás acostumbrado al seinen, o al eroguro, no creo que el dibujo de Manabe te choque demasiado.
Smuggler es un manga áspero, bravo, inquietante por lo oscuro, shockeante por lo violento, pero sobre todo satisfactorio, porque tiene una buena historia, aborda una temática muy interesante y le sobran los buenos personajes. Y el bonus track de Violence Pokopen, sin ser una maravilla, tampoco está nada mal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo esperar a que Ivrea lo edite junto a los "maravillosos" titulos que anunciaron hace un tiempo...

Rodrigo dijo...

Perdón por mi ignorancia total; Ivrea va a editar posta este título? o el comentarista anterior se nutre de mi ingenuidad? =P

Andrés, te recomiendo un manga que leí en estos días y me partió la cabeza: Recuerdos de Emanon, de Shinji Kajio y Kenji Tsuruta. Tiene una historia muy atípica para el manga mainstream. Por momentos me recordó a la trilogía de Antes del amanecer, Después del atardecer, etc.

Saludos!

Daniel Perrotta dijo...

Muy interesante, Andrés. No conocía al autor. Me parece muy copado el tipo de línea que usa. Hay alguna edición en español?