Ultimo de los cuatro tomitos que salieron el año pasado recopilando material que originalmente había aparecido en la revista Comic.ar.
Esta es una historieta de J.J. Rovella realmente extraña. A lo largo de 60 planchas, el creador de Dante Elefante y Zebita nos muestra la penosa vida de Brunella, una nena de unos 9 o 10 años, que vive en una casucha misérrima, en un barrio de extrema pobreza al lado de un basural donde se acumulan los residuos y las amarguras. El formato es el de una tira humorística y de hecho Rovella despliega un montón de recursos típicos de la tira cómica, algunos de los cuales ya vimos en otros trabajos suyos reseñados acá en el blog. Y acá está la tensión que hace única a esta tira: Brunella tiene momentos de ternura, momentos de comicidad… pero el clima general es triste, dramático, porque todo gira en torno a las carencias que sufre la protagonista en materia de alimentación, de salud, de vivienda, de higiene, y ya ni hablemos de educación, porque se trata de personajes absolutamente excluidos del sistema.
Entonces, ¿cómo hacer para reirse? ¿Siquiera para esbozar una sonrisa? A veces, el ingenio descomunal de Rovella lo logra. Otras veces, es el propio autor el que nos tira un mazazo al corazón, con secuencias realmente desgarradoras. Lo más heavy es el final, o en realidad las últimas 11 planchas que ofrece este librito, porque no creo que Rovella haya planeado terminar así la historia. A diferencia del resto, estas 11 páginas están hilvanadas por un argumento que avanza plancha a plancha y que no te lo voy a contar, pero es de una sordidez y una crueldad devastadoras. Ahí, la historieta deja incluso de ser “apta para todo público” y ya ni me animo a suponer a qué público puede estar apuntada. Acá sí, ya no hay forma de ponerle onda, ya no queda ni una rendija por donde filtrar ni cinco centavos de esperanza.
El dibujo está muy bien, muy efectivo, muy expresivo, aunque recuerdo haber visto algunas de estas páginas a color y se veían realmente mucho mejor que en esta versión, de blancos, negros y grises (muy bien aplicados, eso sí). Lo más notable es cómo una vez más Rovella se da maña para narrarnos todo esto sin textos. Como en Dante Elefante, como en Niko & Miko, el autor resuelve cada una de estas secuencias sin apelar nunca a la palabra. Los globos de diálogo se rellenan con íconos (en una nueva demostración de impecable manejo del lenguaje del comic) y todo lo demás está explicado por el lenguaje gestual y corporal de los personajes.
Es una pena, pero no sé a quién recomendarle este librito. Si sos fan de Rovella por lo bien que dibuja, yo iría directo a Dante Elefante, donde el color levanta y complementa muy bien al dibujo. Si te copa ver cómo este autor resuelve secuencias complejas sin textos, de nuevo Dante Elefante o Niko & Miko tienen cosas más jugadas. Para disfrutar del humor de Rovella… la verdad que no da, porque por cada sonrisa te llevás una patada en la garganta, tipo el rodillazo de Neuer al Pipa Higuaín. Y para dársela a un pibe e incentivarlo en la lectura de historietas tampoco, porque se zarpa de sórdido y de bajonero. Me parece muy interesante que un autor apele a los recursos del comic humorístico para denunciar (por decirlo de algún modo) las injusticias sociales y los padeceres de los que menos tienen. El tema es que no se me ocurre a quién venderle un producto así. Menos mal que Rovella es un grosso con mucha obra a cuestas y seguro seremos unos cuantos los talibanes que le compramos prácticamente todo lo que publica…
miércoles, 23 de julio de 2014
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12 comentarios:
rovella me deprime y esta historieta cuando la lei en comic.ar me deprimio mas. como que se le ve mucho la idea de hacer algo "transcendente" y por eso decidio hacer algo tan triste y muy fuera de lugar.
A mi me dan más ganas de leer esto que las cómicas de Rovella, no sé si es mi espíritu depresivo o qué, pero el hecho de que sea algo diferente o difícil de clasificar lo hace más atractivo. Bah, qué sé yo, me parece más valioso que si fuera sólo otra tira cómica en su carrera.
La gente -yo también, pero no tanto- desea (en la ficción) una evasión. Por ello las tiras suelen ser cómicas y no trágicas. Vacuas y no mágicas. Hay gente que por esta razón prefiere lecturas en las antípodas a las que ofrecen Iván Brun, Miguel Ángel Martín, etcétera.
Digamos que prefieren el Edén de Kioskerman o la alegría de Gaturro, quien nunca nos confrontará al abismo.
Y yo creo que está muy bien que la gente elija, que elija lo que quiera. Aún así, hay gente que elige lo que le recomiendan (no así Malmalawac).
Por mi parte, le voy a hacer el aguante a Rovella con esto. Ya me había gustado lo que hizo en el Oficial Yuta.
Hola Andres,una pregunta super colgada y nada que ver con la reseña: el libro el pendulo de foucault tiene algun momento en que se pone interesante??? Voy mas de 50 pags y se me hace un embole terrible. Sera que Eco no es para mi...saludos!
Me pareció verlo al señor Diego Accorsi el lunes cruzando Libertador a la altura casi de salida a cancha de River, con pantalones metidos dentro de las botas como en Star Trek.
Estos pibes "viven" el comic.
Hola Andres, consulta off topic; que te parece "Marshal Law" de Pat Mills y Kevin O'Neil?...es joya o no es para tanto?...
Saludos!
Para el lector de Eco: El libro es muy bueno, pero tarda en arrancar. Eso sí, se maneja a dos niveles de lectura. Por un lado la sátira editorial y por otro de los amantes de los cultos secretos y misterios de la antigüedad. Una vez que arranca este último, a mí me fue imposible dejarlo.
Mnsingracia, bancá un poco más a El Péndulo de Foucault. Para mí fue una adicción irrefrenable desde el primer párrafo, pero cuanto más avanzaba, más me cebaba.
Gervasio, el señor Diego Accorsi trabaja cerca de la cancha de River, así que es probable que lo hayas visto por ahí, seguramente un día de lluvia...
Rodrigo, Marshal Law es una joya, definitiva y categóricamente. Una genialidad absoluta de dos inmensos talentos.
Gracias Andres, me inmagino Nemesis The Warlock debe ser lo mismo...parece que Pat Mills no falla...
Saludos!
Tal vez estemos ante una obra maestra y recien se den cuenta en unos años. ¡Aguante Rovella, loco!
El Péndulo de Foucault es un librazo. Tal vez le "sobren" unas 150 páginas, pero así y todo a mí me atrapó. Recomiendo leer después de leerlo (junto con El nombre de la rosa) Confesiones de un joven novelista, de Eco, obviamente. Es un ensayo que enriquece las obras citadas, mientras habla Eco sobre qué decisiones toma al escribir. Ahora yo estoy con Baudolino y también es brillante, mucho mas digerible que El Péndulo.
Dps vengo y escribo sobre Brunella :)
Eh, no vino más Juan Manuel Tumburús che.
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