El manga siempre da revancha, es así. La vez pasada, cuando finalmente leí La Sonrisa del Vampiro, me cerraron varias cosas y unas cuantas me hicieron ruido. En el total de las dos obras que componen la saga, no me fui del todo satisfecho. Esta vez me sumergí en otro clásico del maestro Suehiro Maruo, originalmente publicado en 1984, y ahora sí, todo fue tan maravilloso como en las mejores obras del genio del ero-guro.
Aclaremos primero lo más importante: salvo por la primera secuencia de 10 páginas, repletas de sangre, tripas, chupadas de pija y minas a las que les salen bichos de la argolla, esto no es muy ero-guro. De hecho, en el contexto global de la obra, esas 10 páginas desentonan bastante. Es como si Maruo hubiese querido marcar territorio, hacerle saber a sus fans (supongo que hace 30 años ya tenía un grupito de fans) que esto mantenía la tónica de sus historietas más bizarras y más extremas. Sin embargo, en las 140 páginas restantes no vamos a ver más de estas imágenes erótico-escatológicas que tan bien conjura el autor. Habrá garches, por supuesto, algunos más explícitos y otros más sugeridos, pero sin sangre, sin tripas, sin soretes y sin insectos.
La historia se centra en una nena de 12 años, que rompe vínculos con sus padres y termina por unirse a una troupe de freaks que recorre el país con una especie de circo, en el que la gente paga por ver a estos personajes extraños y contrahechos realizar proezas físicas, malabares, etc. Desde el inicio, Maruo reparte bien el protagonismo entre cinco o seis personajes, lo cual además le permite no indagar demasiado en la propia Midori, que funciona mejor como arquetipo, como concepto y como “ojo del lector”, como contrapunto entre un personaje supuestamente normal y este rejunte de anormales. El tono es duro, cruel, filoso, con mucha mala leche y la trama está continuamente matizada con las pesadillas de Midori.
Para la página 45, llega un volantazo en forma de un personaje que rápidamente desplaza el eje del relato y se convierte en protagonista casi indiscutido: Wonder Masamitsu, el enano con increíbles poderes mentales, capaz de alterar la percepción de quienes lo rodean. Al igual que los miembros de la troupe, Midori y el público, Maruo se fascina con este enigmático y gentil caballero y durante muchas, muchas páginas, la historia se concentra en la relación entre la jovencita y Masamitsu, que asume el rol de su mentor. Este es el mejor tramo de la obra, sin dudas, y el que Maruo utiliza para sembrar las pistas de un final inesperado pero muy bien ejecutado, perfectamente pulido.
El dibujo de este Maruo ochentoso es barroco, muy sobrecargado de detalles, con unas splash pages gloriosas, un manejo notable de las tramas mecánicas y, ya para la segunda mitad de la obra, algunos riesgos en la composición de la viñeta, donde empieza a aparecer un concepto distinto de la espacialidad. Por ahí no se lo ve tan ajustado en los primeros planos como en las obras posteriores, pero claramente la base está. Esto es 100% Maruo y la mano del maestro se reconoce en cada viñeta, por la complejidad, la elegancia, el realismo y los desbordes de su imaginación.
Si te subiste a ese viaje de ida llamado Suehiro Maruo, esta es una estación en la que sí o sí tenés que parar a ver qué onda. Al tener una película animada, Midori es una de las obras del maestro que más trascendieron por afuera de la módica legión de fans del ero-guro, el gekiga, el seinen, o los mangas que exploran temáticas alternativas, así, en general. Pero además es una de las obras más completas, más logradas, más genuinamente cautivantes de esta bestia del dibujo y la narrativa. Muy recomendable, incluso como puerta de entrada al perturbador universo de Maruo.
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11 comentarios:
Igual hay que aclarar que la película animada es bastante particular también. Está toda hecha a huevo por un ponja que pintó todo a mano durante años, con animación bastante limitada, y que por años se negó a comercializarla porque decía que era un proyecto muy personal y no quería que nadie le cambiara nada. O sea que tampoco es que la película le dio difusión entre el gran público.
El manga es de putos. Los putos estan enfermos. Estoy leyendo artículos que dicen que los trolos no son normales, como yo. Yo soy normal. Muchos articulos me informan. Ya les paso el link. Me gusta informarme de los putos, de su enfermedad. Yo soy normal, no estoy enfermo, como ellos, estoy sano.
Midori era una actriz porno también. Que bueno el porno.
ché boludazo accorsi... toda esta excelente mierda de SUEHIRO MARUO esta descatalogada... Glenat sacó todos en tapa blanda, pero son más difíciles de conseguir que tú tengas sexo con una chica bonita. Conseguí con las justas EL MONSTRUO DEL COLOR ROSA y DR. INUGAMI. Luego cuando Glénat se cambio el nombre a EDT, reeditaron algunas de Maruo en formato tapa dura. Solo consegui el ''integral'' de la SONRISA DEL VAMPIRO.
Pero en general conseguir estos títulos es prácticamente imposible. Y mientras EDT siga en proceso de quiebra, me parece que seguirá siendo casi imposible acceder a este excelente material, nos vemos bolú...
Ese es Guido, es obvio por la forma de hablar. Y a mi estos comics me parecen muy feos. Si es por mi, quisiera más Image, DC y Valiant!!! Que ya me dijiste que haría falta un autor grosso para interesarte...
Y bueno man, la nueva serie de Lemire con Rivera es el punto perfecto para que entres al Valiantverse chabón!
No se si es Guido, pero argentino no es, primero por la forma pedorra de hablar, y segundo porque en Argentina, pateando comiquerias, se consiguen los libros de Maruo...
Seguramente que tu Argentina se limita a Buenos Aires, porque en el interior del país no hay tantas (incluso en ciertas regiones ninguna) comiquerías para ir "pateando". Saludos.
M
Argentina termina en la General Paz.
Y si M, a efectos de muchisimas cosas, de Argentina solo cuenta Bs As, recien te das cuenta? No sos muy lucido que digamos entonces...
Por otro lado, muchas de esas comiquerias de Bs As hacen envios, asi que aunque vivas en un agujero del interior el material llega.
Lo que pasa que M es un pelotudo. No ves como escribe?
M de mogo.
Lo que pasa que M es un pelotudo. No ves como escribe?
M de mogo.
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