Después de la experiencia de publicar sus historietas a través de la editorial LARP, Valentín Lerena y Roberto Fontana decidieron crear un sello independiente y publicar ellos mismos su nuevo material. Le pusieron al sello “Salamanca” (como su historieta más conocida) y su primer lanzamiento fue Yuta Noir, que –como se puede ver ya desde la portada- no tiene absolutamente nada que ver con las historietas que publicaban en LARP (ver reseña del 12/10/13).
Este librito se compone de 10 historias cortas autoconclusivas. Algunas tienen cuatro páginas, otras seis, y y los personajes de las distintas historias no interactúan entre sí, ni se cruzan al estilo Sin City. Lo que une a las historias es la ambientación y la temática. Las 10 historias están ambientadas en barrios marginales de grandes urbes argentinas: monoblocks, villas, suburbios medio “No Man´s Land”… terrenos fértiles para relatos sórdidos, manchados de violencia (física y verbal) y miseria (económica y moral). Dentro de este universo de pibes chorros, canas corruptos, transas y fiolos, Lerena crea pequeñas historias, generalmente trágicas, pero a veces barnizadas con un cierto humor negro, con una mala leche que, en una de esas, te arranca una sonrisa a pesar de lo heavy del contexto. Escondé la billetera y recorramos brevemente cada una de las 10 historias.
La primera es una clásica historia de venganza, casi sin sorpresas, ambientada en el mundo de las putas y los cafishos. La segunda es más un chiste que una aventura, una humorada que se revela a pocos cuadritos del final y está muy bien. La tercera es de las que menos me gustó, por varios motivos. La cuarta tiene un planteo muy atractivo pero me parece que necesitaba más páginas de desarrollo. Llega a un final fuerte y coherente, pero llega demasiado rápido, como un eyaculador precoz. Faltaba franela para que el conflicto ganara espesor. La quinta, en cambio, tiene seis páginas y las aprovecha a full para darle intensidad, dramatismo y crueldad a una historia excelente, en la que no se filtran ni cinco centavos de esperanza.
La sexta es otro “chiste largo”, de exquisita mala leche, protagonizado por una ancianita que vende falopa. La séptima también, tiene más estructura de chiste que de aventura, y un remate zarpado, que nunca te ves venir. La octava es quizás menos verosímil, se notan más las ganas de hinchar las pelotas y de divertirse por parte del guionista. No quedó entre mis favoritas. La novena es la más larga (la única de ocho páginas) y está muy bien. En un momento se da una de esas casualidades que sólo existen en la ficción, pero Lerena le saca un jugo muy atractivo, no la usa sólo como efecto para impactar al lector. Y la última también, va para el lado de la ironía y el sarcasmo, y me resultó muy graciosa.
Lo mejor: los diálogos, que revelan a un guionista con un oído muy fino para el habla de estos tipos y minas condenados a estas vidas siempre al límite. Lo peor: las páginas que se desperdician entre las carátulas y los glosarios, en los que el guionista explica los términos lunfardos y tumberos que usan los personajes. Por ahí hubiese estado buena UNA página de glosario al final del tomo, con las palabras de las 10 historias. Diez páginas para explicar los localismos es un delirio, incluso en el improbable caso de que este libro se distribuyera en países donde nadie sabe qué significa “chabón”, “zarpado” o “cana”.
El dibujo de Fontana se aleja del clasicismo de Salamandra y se hace mucho más expresionista, más sucio, más virado al feísmo. Mete collage, mancha a full, texturas, mugre, y en las carátulas directamente se va al carajo para crear imágenes experimentales, rarísimas, a veces sin siquiera la menor pretensión de realismo. Lo mejor: la narrativa, bien planificada, bien fluída. Lo peor: las tipografías y cómo están puestas las letras dentro de los globos.
Está claro que con Yuta Noir, Lerena y Fontana salieron a buscar a otro público, a lectores que capaz no se enganchan con las aventuras de un gaucho del Siglo XIX o un malevo de principios del Siglo XX. Acá van por un lector más contemporáneo, con historias más fuertes, más cínicas, pero sobre todo más cercanas. No sé si lo encontraron, pero me gusta ver en estos autores las ganas de hacer cosas distintas, de mostrar riesgo y sobre todo versatilidad, multiplicidad de recursos gráficos y narrativos para no estancarse en una sóla fórmula y volver a sorprender. Para la próxima, si el librito tiene 80 páginas, traten que sean 72 de historieta. 48 es muy poco.
domingo, 26 de octubre de 2014
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5 comentarios:
Hola Andrés, te hago una consulta. Con esto de Schumy supuestamente escribiendo Batman, me vino a la mente ese proyecto que iba a salir de Donner para terminar en Comic su "corte" Superman 2.
Ya hace varios años que leí esta noticia, y hasta recuerdo haberla leído en la comiqueando online si no me equivoco. Saben que fue lo que pasó con esto? Eso si que estaba interesante.
Irás a leer la nueva Vampirella? A mi me sorprendió mucho y tiene bastante que ver con la clásica, sin ser una cosa retro o nostálgica, por suerte.
Primer Anónimo: No soy fan de las pelis de Superman de Richard Donner y tampoco recuerdo esa noticia. Perdón por mi ignorancia.
Segundo Anónimo: ¿Otra vez volvió Vampirella? Está en Dynamite, no? No sé, no descarto leer algo si le dan los guiones a algún autor como la gente...
Si, está en Dynamite y a cargo de Nancy Collins y Patrick Berkenkotter. Los números que leí me gustaron bastante...
Un nuevo dibujante de Lerena, citado a dibujar cierta historia en la q el dibujante se ve reflejado en tal personaje, y a una historia q tubo con la mujer de Lerena "Tatiana".
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