el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 30 de junio de 2018

SE VIENE EL SEGUNDO SEMESTRE

Terminada la ilusión del Mundial, mañana arranca un semestre en el que se terminarán las ilusiones para los pocos que todavía creen que el rumbo que tomó el gobierno de la Pesada Gerencia es el correcto. Posta, preparémonos para lo peor, porque es lo que se viene, por lo menos de acá a Enero o Marzo.
Por suerte tengo un pilón zarpado de comics para leer y hoy empiezo con la reseña de un libro editado en 2003, que descubrí de casualidad en 2016 y comió estante casi dos años. Al Servicio de las Damas es un álbum que recopila varias historias cortas de Juan Carlos San Román, más conocido como Calo. Bastante desconocido fuera de España, Calo es de esa generación que empezó a publicar a fines de los ´90, cuando la cosa estaba realmente espesa para los autores que entendían al comic como un ámbito de expresión con alguna aspiración artística. El libro se encarga de rescatar material publicado en fanzines, revistas de muy baja tirada o incluso historietas inéditas, lo cual lo hace indispensable para los fans de Calo.
Claramente lo mejor del libro es La Veredita Alegre, esa historieta de 30 páginas a todo color. Acá lo vemos a Calo muy sólido como guionista, muy sobrio y muy eficaz en la planificación de la página y muy inspirado en el dibujo, una especie de línea clara clásica contaminada con la magia del pincel de Ana Miralles, cuya influencia en la estética de Calo es muy marcada. Acá hay una trama bien elaborada, que avanza a muy buen ritmo, y sobre todo unas imágenes preciosas, excelentes composiciones (bien de comic franco-belga) y una bajada de línea muy atractiva.
Y entre las historias cortas, me quedo con Isabel, ese relato al que le alcanzan seis páginas para darle vuelta la vida a una chica que un día decide darle rienda suelta a sus fantasías sexuales. Una belleza, realmente. Después, el resto, es todo bonus track: historias muy cortitas a las que no se les puede pedir mucho en materia de guión, y que sirven para disfrutar un poco más del talento de Calo como dibujante. Si nunca lo habías oído nombrar, dale una posibilidad. Creo que descubrir a Calo te va a hacer mejor lector de historietas y –en una de esas- mejor persona.
Salto a Argentina, a fines de 2017, cuando se publica Cría Cuervos, la novela gráfica con la que descubrí otro universo gráfico y narrativo, el de Paula Andrade, a quien sólo conocía por algunos webcomics. A lo largo de unas 150 páginas, Andrade cuenta la historia de un hechicero en busca de la redención, aborda un tema interesante y se anima a profundizar en la psiquis del protagonista y en el universo fantástico en el que se mueve. Hasta ahí, todo buenísimo.
Para mi gusto, los problemas con la forma en que está contada la historia, por momento críptica, retorcida, con algunas situaciones que no están bien explicadas o que yo no entendí. Me parece que lo que me confundió es el dibujo. A lo largo de Cría Cuervos, Andrade cambia muchas veces de estilo, a veces en una misma página. Por momentos me encuentro con una dibujante de un virtuosismo pasmoso, atenta a los detalles, a las texturas, con un entintado perfecto, que se puede dar el lujo “alcateniano” de mostrar un trazo barroco, sobrecargado, sin sacrificar claridad ni plasticidad en el dibujo. De ahí saltamos a dibujos muy bien terminados en tinta, en un estilo muy dinámico, muy atractivo (una mezcla entre Hiroaki Samura y Rafael Albuquerque), que también están buenos y son casi siempre funcionales al relato. Pero después caemos en viñetas que parecen dibujadas muy rápido, sin bocetos previos, que son casi tres líneas, o tres manchas, sin fondos, quizás con alguna onomatopeya muy cruda (sin dudas las onomatopeyas no son el fuerte de Paula)… y eso desluce mucho la página y hasta obstaculiza el fluir del relato. La aplicación de los grises tampoco aporta claridad, sino que a veces logra el efecto contrario al que se propone.
Me quedó clarísimo que a Andrade le sale bien esto de imaginar mundos fantásticos, y que le pone un compromiso notable a la creación de sus personajes. La siguiente etapa, a mi juicio, sería que la autora se decidiera por perfeccionar el manejo de una o dos técnicas gráficas, y que las banque de punta a punta de una obra extensa. En Cría Cuervos las técnicas de entintado son demasiadas y terminan por aportarle más confusión que claridad a una narrativa en la que sobran muchísimos primeros planos, escasean bastante los fondos y terminé un poco mareado con esos saltos entre ilustraciones elaboradísimas y bosquejos muy rápidos, muy básicos, hechos directo en tinta. Y supongo que no va a suceder, pero también me gustaría leer, eventualmente, una obra realizada en conjunto por Paula Andrade y un/a guionista, a ver qué sale.
Por ahora, nada más. El lunes tengo función de prensa de Ant-Man and the Wasp, así que calculo que el próximo posteo se va a tratar de eso. ¡Gracias por leer y la seguimos pronto!



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