el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 1 de octubre de 2018

LUNES CHOTO

Hay viento, hace frío, se murió Carlos Ezquerra, gobierna Cambiemos… Todo una mierda. Por suerte tengo unos libritos para reseñar, como para combatir la amargura.
Arranco con el Vol.1 de La Danza del Tiempo, una saga creada en 2008 por el ídolo ucraniano Igor Baranko. Se trata de una aventura con bastante vuelo poético, ciertos visos románticos, mucha acción y mucho misticismo, ambientada en el Siglo XIX y protagonizada por aborígenes de los pueblos originarios de los Estados Unidos. La trama se apoya, básicamente, en una idea: si se baila la danza sagrada de los espíritus en el sentido inverso al que se mueve el Sol, es posible volver atrás en el tiempo. Así es como Cuatro-Vientos, el altivo, impulsivo y cancherito príncipe de los Lakota va a poder intentar (varias veces) encauzar su historia de amor con Luna-entre-las-nubes, la hija del jefe de los Pawnee. Pero esta remake de Romeo y Julieta atravesada por Back to the Future difícilmente tenga un final feliz.
En estas primeras 48 páginas, Baranko se dedica sobre todo a presentar a los personajes (con muchos hallazgos en la dupla de villanos) y a plantear como factible toda esta explicación mística para los viajes en el tiempo . Por supuesto, al haber caciques, príncipes y princesas, también hay una sana cuota de intriga palaciega y de rosca política entre estas tribus, eternamente enfrentadas entre sí, a pesar de profesar religiones similares y tener al monstruoso hombre blanco como enemigo en común. Veremos hacia dónde avanza la trama (o no, porque no tengo los tomos posteriores), pero lo que se ve hasta ahora promete mucho, sobre todo por un elemento que apenas se menciona en esta primera parte: la danza puede “rebootear” la realidad y volver a un status quo en el que los blancos nunca llegaron a América. Y en un momento, uno de los aborígenes habla de “las tribus del Sur”, así que probablemente la saga nos muestre una América Precolombina en pleno Siglo XIX, con aztecas y mayas a los que nunca invadieron los españoles. No hace falta ser un genio para sacar una buena historia de semejante consigna, así que le pongo muchas fichas a lo que puede hacer Baranko en los tomos que no tengo.
En cuanto al dibujo, el ucraniano hace gala de la profunda influencia que tienen sobre él los grandes autores italianos: Milo Manara, Hugo Pratt y Sergio Toppi se reencuentran en el trazo de Baranko, al que le queda perfecto ese color plano, sin degradés ni efectos de volumen. Visualmente esto tiene fuerza, expresividad y el grado ideal de realismo. Baranko combina páginas de muchas viñetas con momentos más épicos, o más oníricos, en los que nos detona las retinas con viñetas mucho más grandes, con un nivel de detalle y un vuelo dignos de Quique Alcatena. Y sí, como en casi todas las historias protagonizadas por aborígenes, La Danza del Tiempo tiene muchas secuencias mudas, en las que el croata demuestra una solvencia narrativa escalofriante. Quiero más álbumes de esta serie, cuanto antes mejor.
Este año el sello Historieteca lanzó su línea de humor y su primer título fue este librito dedicado a El Oficial Yuta, la longeva (y siempre fértil) creación de J.J. Rovella. Para divertirse con esta tira hay que pagar un peaje: tenés que estar convencido de que la policía es la institución más abyecta sobre la faz de la Tierra, el epítome de la corrupción, la violencia, la represión, la mala leche y la mugre más asquerosas. Si no comulgás con este credo, ni lo intentes, porque no vas a lograr sintonizar la onda de lo que Rovella quiere hacer con El Oficial Yuta.
Como en casi todas las obras de este prolífico autor, acá hay distintos tipos de humor: más físico, más verbal, basado en la “gramática” del comic, basado en parodias a cosas que todos conocemos… Rovella prueba de todo y lo único que no me termina de convencer es cuando arma esos juegos de palabras complejos, tipo “Algunos alegremente piden mano dura. Pero cuando se me va la mano, no les dura”. Después, hay varios momentos brillantes, a veces por la crueldad, a veces por el disparate, a veces por lo que hace Rovella desde el dibujo.
Y en este rubro es donde más recursos muestra el creador de Dante Elefante. Según le convenga, su trazo y su paleta mutan para transportarnos a una tira de Mafalda, un aviso publicitario de los ´70, un videojuego, un dibujo animado clásico o una pintura rupestre. Hasta las recetas de Blanca Cotta que aparecían en Anteojito reciben su parodia/homenaje de la mano de un Rovella que no deja estética sin explorar.
Y sí, muchas veces te reís para no llorar. Y sí, te podés hacer fan de un personaje irredimible, de una bestia bruta y extremadamente hija de puta. Y sí, seas o no fan de Rovella, te den asco o no las tropelías que cometen a diario los “agentes del orden”, te recomiendo enfáticamente este libro de El Oficial Yuta. No te digo que seguro se va a convertir en tu tira favorita, porque a Seguro se lo llevaron preso, y creo que el Oficial Yuta lo picaneó un toque de más…
Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

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