el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 25 de junio de 2020

JUEVES GÉLIDO

Primer día de frío posta, acá en Buenos Aires. Y bueno, además de cagarme de frío leí historietas, como para tener qué corno reseñar en este espacio.
Como ya es costumbre, me clavé un tomito del coleccionable de Nippur, con otras seis historietas escritas por Robin Wood y publicadas entre fines de 1973 y principios de 1974. Acá está la resolución de la búsqueda de Teseo, esa saga que amagaba con ser muy extensa y termina por durar… siete u ocho episodios, no mucho más. El final está muy bien y el epílogo quizás sea lo mejor del tomo. Las peripecias del camino (las dos primeras historias de este tomo son apenas eso), la verdad que no, que me aburrieron bastante. Y lo más bizarro: como Columba había publicado episodios de esta saga tanto en la revista D´Artagnan (donde aparecían las aventuras de Nippur dibujadas por Sergio Milko) como en el comic-book del personaje (donde dibujaba Ricardo Villagrán), se les ocurrió la brillante idea de que AMBAS publicaciones mostraran el final de la saga de Teseo EL MISMO MES. Alucinante, no? Incluso hay dos o tres páginas de cada historieta en las que los textos COINCIDEN MILIMETRICAMENTE. Las palabras de Robin son LAS MISMAS, en dos historietas dibujadas en estilos totalmente distintos, y en las que –luego de esas páginas de convergencia- los argumentos siguen en direcciones distintas.
De pronto pareciera que alguien en Columba se esforzó por coordinar los contenidos de dos publicaciones distintas… hasta que ves los dibujos. Mulko dibuja a Teseo y a Pylenor en su estilo, Villagrán en el suyo -lo cual es lógico-pero además... cada uno les pone los rasgos que se les canta la chota. Teseo tiene barba y pelo corto cuando lo dibuja Mulko, y pelo largo sin barba cuando lo dibuja Villagrán. Lo cual es muy raro cuando lo vemos decir (como ya subrayé) exactamente los mismo textos. O sea que el esfuerzo de coordinar las dos publicaciones se hizo a medias, porque nadie se calentó por mostrarle a Villagrán cómo dibujaba Mulko a los personajes, o viceversa. Pero bueno, estamos hablando de personajes secundarios en una serie donde normalmente los personajes secundarios duraban 10 o 12 páginas. Ah, otra cosa que no se entiende de la saga de Teseo: ¿para qué lo llevan a Ur-El? El gigante no hace NADA, no tiene peso en ninguna de las tramas y prácticamente no habla.
Terminada la saga, con Nippur y sus amigos todavía en Atenas, Robin y Mulko nos ofrecen la historia más floja del tomo, como siempre salvada –apenas- por la jerarquía que demuestra el guionista a la hora de redactar bloques de texto. En cuanto a los dibujos, lo de siempre: poco para rescatar por el lado de Mulko (que empezó siendo una versión caricaturesca de Lucho Olivera y ahora es una versión caricaturesca del Mulko de cuatro o cinco tomos atrás) y varias imágenes realmente maravillosas en las historietas de un Ricardo Villagrán muy pegado a Hal Foster, al que uno quisiera ver dibujar menos viñetas por páginas y soltarse un poco más a la hora de dibujar cuerpos en acción. Por momentos el trazo de Villagrán es tan perfecto, tan cautivante, que hasta te olvidás de que las páginas están coloreadas para el infra-ojete por un criminal de lesa humanidad que merece morir en cana. De todos modos, hay un laburo notable por parte de la edición de Planeta para que el color no se sufra a los niveles que se sufría cuando esto lo publicaba Columba. No lo hace bueno, pero sí menos dañino.
Y me fui al carajo hablando del errante, Teseo, sus amigos y el cuasi-crossover entre D´Artagnan y la revistita de Nippur, con lo cual si intento meter acá la reseña del otro libro que leí, la tengo que comprimir en un párrafo y moneditas. Eso sería muy injusto, porque es un comic muy interesante, con bastantes páginas y unas cuantas aristas para explorar. Así que nada, lo guardo para reseñarlo muy pronto, junto a alguna otra cosa que lea en los próximos días.

Gracias por el aguante y la seguimos pronto.

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