lunes, 10 de mayo de 2010
10/ 05: DORA Vol.1
Una vez más, nos encontramos con una historieta en la que los malos son los nazis. Esta vez, la vuelta de tuerca es que la protagonista no lucha contra los propios nazis, sino contra el olvido y la impunidad que amenazan con dejar sin condena a muchísimos crímenes de lesa humanidad cometidos durante el Tercer Reich. Este es un comic 100% comprometido con la memoria, la verdad y la justicia y está muy bueno que un autor argentino haya elegido centrarlo en el holocausto nazi y no en la dictadura militar que flageló a este páis entre 1976 y 1983, principalmente para que sea más original y más difícil de hacer.
Una de las tantas cosas que sorprenden positivamente en este trabajo consagratorio de Ignacio R. Minaverry es el increíble laburo de documentación que le permitió recrear tanto la Berlín de 1959 como el suburbio parisino de Bobigny de 1962 y el pueblito bonaerense de Vivar de 1963. En todos los casos, el autor cuidó todos y cada uno de los detalles, hasta los afiches publicitarios que se ven en las calles. También (sobre todo en Rat-Line, la segunda aventura de Dora) los climas socio-políticos: la paranoia anti-comunista y el racismo crecientes en la Francia de De Gaulle y la resistencia peronista underground en la Argentina post-Frondizi. Hasta se tomó el laburo de investigar cuánto tardaba un avión de volar de París a Buenos Aires en 1963!
En todo ese contexto perfectamente presentado, se desarrolla la historia de Dora, una jovencita hija de marroquíes cuyo primer trabajo consiste en ordenar un archivo lleno de documentación acerca del genocidio de judíos perpetrado por los nazis. Los testimonios del horror impactan a la adolescente, mientras su amiga Lotte, más curtida en esas lides, se divierte retozando con un enigmático ex-militar norteamericano. En algún momento, Dora decide fotografiar todos los documentos y crear su propio archivo acerca de los nazis y sus crímenes. Y de paso encuentra informes que certifican el paso de su propio padre por un campo de concentración. Muy heavy.
La segunda parte nos muestra a Dora en París, ahora amiga de una chica que milita en el comunismo, y con dudas acerca de su sexualidad, que por suerte Minaverry no resuelve. Dora no llega nunca a convertirse (por lo menos a ojos del lector) en “la Torta Cazanazis”. Pero sigue adelante con su investigación y recibe una oferta para viajar a Argentina, donde se supone que se esconden varios jerarcas nazis, a los que el gobierno de Perón les brindó asilo, obviamente de keruza. En el tramo francés de Rat-Line pasa poco y es lo único medio aburrido del libro. Pero después Dora llega al pueblo de Vivar, cerca de Bahía Blanca, y ahí la historia se pone definitivamente grossa y se enrola ya sin más vueltas en el género del espionaje, sin dejar totalmente de lado algunos visos de comedia costumbrista. Ese es, lejos, el mejor tramo de la obra, el que no querés que se termine nunca.
El dibujo de Minaverry es parejo a lo largo de las 160 páginas que dura el libro y nos lo muestra en un nivel altísimo, con un estilo más redondito, más cercano a los clásicos de la línea clara franco-belga, pero además con gran manejo de las masas negras y un criterio exquisito a la hora de mechar imágenes a color, o grisados, como para romper la hegemonía del claroscuro que –reitero- está logradísimo. El ritmo narrativo es intencionalmente lento: Dora dedica casi todo su tiempo a la observación y eso en la historieta lleva mucho tiempo, o en realidad muchas viñetas en las que la acción casi no avanza. No esperes machaca, tiros y persecuciones, porque este es un comic de espías distinto, mucho más reflexivo y pausado, más parecido a lo que hicieron Pierre Christin y André Juillard en el hipnótico El Largo Viaje de Lena. Además todo está impregnado de una sensibilidad muy femenina (otro mérito notable de Minaverry), lo cual exige otra forma de resolver los conflictos.
Dora propone un viaje a la memoria, a momentos y circunstancias profundamente dramáticos, pero lo hace desde la vitalidad de una chica adolescente, cuyos sueños, fantasías e ideales siguen vivos, ávidos y dispuestos a guiarnos en esta búsqueda de la justicia que hasta ahora, con cero villanos nazis capturados por la heroína, me ha brindado inmensas gratificaciones. Obviamente quiero más.
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3 comentarios:
Andres, dejá de cebarme con las reseñas!!!
(por cierto, que bardo que se armó en el blog de berliac en la reseña de esta misma historieta, entre berliac y minaverry, llegué hasta ahí buscando mas información justamente por como me cebaste)
Yo lo fui siguiendo en Fierro y es una de las cosas que mas me gustan de lo que salio en la revista. Como mencionaste esta muy bueno la atención que puso a los detalles. Los edificios de Bahia Blanca por ejmplo estan tal cual, hojeando la revista los reconoci nomas de verlos.
Saludos
Nikko
Esta es una de las reseñas de Dora que más me gustan. Tus reseñas tienen la virtud de transmitir tu cebamiento por la historieta de la que estás hablando, y así pude conocer cosas maravillosas como Death note o los dibujos de Becky Cloonan.
Gracias por el blog y por lo que escribiste de mi historieta.
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