miércoles, 23 de junio de 2010
23/ 06: GARAGE BAND
Yo sigo firme en mi grasada de leer comic europeo en edición yanki, pero creeme que con lo que me ahorro me compro más libros para que nunca falte material reseñable en el blog…
Esta vez me toca meterme con uno de los verdaderos genios del comic actual, un autor italiano al que sus padres bautizaron Gianni Pacinotti, pero que es mundialmente conocido como Gipi. Además de historietista, Gipi es ilustrador, cineasta y docente en una facultad de Bellas Artes. Su obra más famosa es la archi-galardonada Appunti per una Storia di Guerra, que está publicada en castellano e inglés y cuya no-lectura te puede causar la formación de un tumor fecal en el cerebro y hasta convertirte en fan de Palomo Flogger.
Garage Band se publicó originalmente en Francia, con el título “Le Local”, como parte de una colección de novelas gráficas apuntadas al público juvenil. O sea, no esperes la mala leche ni la sordidez de Appunti… , aunque Gipi no renuncia ni al vuelo ni a la multiplicidad de elementos ricos para el análisis que peló en su obra maestra. La historia es un clásico slice of life, de esos que tanto abundan en el indie norteamericano: cuatro chicos de diecimuchos que tienen una banda acceden a un garage abandonado, que se convertirá en su propia sala de ensayo, el sueño del pibe para las bandas under. Justo cuando pinta un contacto con un ejecutivo de una discográfica, una consola se caga, un amplificador dice “basta” y el esfuerzo de Giuliano, Alberto, Stefano y Alex deja de pasar por lo musical para abocarse a conseguir con qué reemplazar esos equipos.
Como en Appunti… , Gipi hace gala de una notoria cancha para mostrarnos a estos cuatro chicos como personajes verosímiles, queribles, con verdadera carnadura humana. Las relaciones entre los cuatro y las de cada uno de ellos con su entorno familiar nutren al autor de los mejores momentos de la obra. Alex, el coleccionista de parafernalia nazi que vive con la mamá y la tía es –lejos- el personaje más trabajado, pero muchos de los mejores momentos se los roba Stefano, el impredecible e inescrupuloso cantante de la banda. Pero la química entre los cuatro es demoledora y (como en la fundamental Solanin, de Inio Asano) uno llega a compartir el sueño de los chicos, quiere verlos triunfar, incluso sin haber oído una sóla nota de lo que tocan. El final no te lo ves venir nunca y está pensado para sorprender y emocionar incluso a los lectores más curtidos en este subgénero de “jóvenes a la deriva”.
Pero por más que me haya gustado el guión, por más que haya “comprado” a la bandita cuyo nombre no se nos revela, todo empalidece frente al dibujo de Gipi. Este tipo es un dios del comic y hay que comprarse cualquier cosa que dibuje, sin preguntar de qué se trata o si está bueno el guión. A ese nivel te lo pongo. Visualmente, el estilo de Gipi nos remite a una especie de cruza entre Ben Katchor y Teddy Kristiansen, con unas acuarels majestuosas, unos edificios a la Nicolás De Crécy y detalles en los dibujos que nos recuerdan a un montón de grossos más, de Lorenzo Mattoti a Hinako Sugiura, sin renunciar en lo más mínimo a un estilo fuertemente personal y 100% reconocible. La narrativa de Gipi, en cambio, es 100% Hugo Pratt. Ajustada al milímetro, con diálogos y silencios igual de devastadores y climas que se te impregnan y te quedan para siempre. Acá tiene más espacio y nos cuenta una historia menos agobiante que en Appunti… , por eso tienen sentido las splash pages, e incluso tiene más sentido el ritmo pausado de la narración.
En Garage Band este monstruo imbatible nos invita a compartir unos meses en la vida de cuatro chicos muy, muy reales. A compartir también sus angustias, sus inseguridades, sus anhelos y –en el último tercio de la obra- sus dilemas morales. Con apenas alguna alusión al sexo, nada de droga y mucho rockanrol, Gipi construye una historia llena de matices, de excelentes personajes y de varios giros argumentales impredecibles y satisfactorios, como las buenas bandas under. Y por si faltara algo, lo dibuja todo tan, pero tan bien que cada viñeta es una delicia. U-na más, y no jodemos más!
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3 comentarios:
Yo también compro los europeos a través de USA. Es mucha la diferencia. El peor sacrilegio fue recuperar toda la colección de Tintín, pero en pequeños tomos. 1/4 del tamaño original.
S. es imprescindible, necesaria y la mejor obra de este monstruo que con acuarelas y tintas. La verdad este tipo es increible.
Diego
Proclamo a Manuel Depetris el Gipi local, y ojo que tiene 24 recién.
Listo, lo dije.
Un saludo.
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