martes, 29 de junio de 2010
29/ 06: DOMINIC FORTUNE
Hoy dice presente otro de los autores que hace añares están allá arriba, uno de esos a los que les compro cualquier garcha que hagan, el glorioso Howard Chaykin. Este tomo recopila su reciente miniserie para el sello Max (de Marvel), más algunas papitas extra, a saber: la historia corta de 1975 en la que aparece por primera vez el personaje (y donde vemos a Chaykin dominar el blanco y negro y las aguadas, mientras busca su estilo definitivo), una de 1980 en la que Dominic interactúa con el Universo Marvel y Chaykin entrega tenues bocetos a los que Terry Austin les dará su look personal (más cerca de John Byrne o Paul Smith que de Chaykin) y una saga hecha para el sitio web de Marvel, escrita por Dean Motter y dibujada por Greg Scott, que integra de modo férreo a Fortune con el Universo Marvel y que está lleno de referencias a Iron Man, Black Panther, el Dr. Doom, Red Skull y Ka-Zar, entre otros coñemus cuyos padres eran adultos a fines de la década del ´30. Esta historia se pasa un poquito de geek (quiere ser Starman de James Robinson, pero se va de mambo) y está dibujada por un clon defectuoso de Charlie Adlard o Michael Gaydos. No es espantosa, pero no aporta mucho más que esos toques de retro-continuidad que los guionistas posteriores se esforzarán por olvidar.
Y como el libro presenta las historias en orden temporal (no en el que fueron creadas ni publicadas), abre con la más reciente, que es esta saga de casi 90 páginas escrita y dibujada por Howard Chaykin. Al lucir el sellito Max, está la posibilidad de sumar sangre, desnudos y puteadas… o sea, de que esto se convierta en un verdadero comic de Chaykin. El ídolo ambienta la historia en su década favorita, más precisamente en 1936. Como en aquel Elseworlds de Batman, la Segunda Guerra Mundial se está cocinando a fuego lento y, de a poco, los poderosos del mundo empiezan a tomar partido en una trama que por ahora es casi una partida de ajedrez y que se va a poner heavy unos años después. Chaykin maneja a la perfección la época, y además es un maestro para la sutileza: en sus historias siempre hay poderosos que rosquean, especulan, se traicionan y se empoman (en sentidos figurado Y literal) los unos a los otros.
En este contexto se inserta Dominic Fortune, el típico héroe chaykinesco: el atlético, seductor y poco altruista muchacho judío, que mitad para sobrevivir y mitad por mala suerte va a terminar liderando una revolución, o salvando al mundo de una masacre, o algo así. Ya lo vimos mil veces, pero Chaykin lo hace tan bien, que da gusto. Además de la machaca (que es poca, muy bien dosificada) y la intriga palaciega, la Ecuación Chaykin incluye también un misterio (muy logrado y bien resuelto) y la comedia, acá con mucho protagonismo, gracias a un trío de actores ya maduros de la época esplendorosa de Hollywood, a los que Fortune lleva a pasear por medio mundo y que se meten (y lo meten) en los despelotes y los excesos más escandalosos. Entre las bromas de los borrachines regadas de sexo y alcohol y el ajustado retrato de la época, Chaykin se las arregla para hablar en serio sobre el fascismo y el anti-semitismo y de cómo eso va más allá de los nazis (que por supuesto están del lado de los malos) y –como el lector sabe del holocausto que se está por venir- el tema resuena con mucha fuerza.
¿Qué diferencia a esto de una saguita de American Century? Sólo el hecho de que dibuja el propio Chaykin, obviamente con su personalísima narrativa (los primeros planos metidos dentro de cuadros grandes, etc.), sus femmes fatales y sus muchachos cachetones, de cejas irregulares. Pero claro, esa diferencia alcanza y sobra para convertir a un comic del montón en un comic imprescindible, porque Chaykin dibuja cada vez mejor. Encima acá lo complementa a la perfección el colorista Edgar Delgado, que no será Richard Ory ni Steve Oliff, pero entiende como pocos lo que Chaykin está planteando desde el dibujo y acierta no sólo en cada personaje, cada vestido y cada fondo, sino incluso en el clima general que engloba a toda la saga. Visualmente esta es una golosina irresistible, un alfajor Cachafaz de papel y tinta. Y como el guión se la re-banca, ¿para qué te vas a resistir?
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3 comentarios:
Andrés Chaykin es uno de esos genios del comic Americano, que realmente brillan con luz propia, original, violento, hace comic de autor en el mainstream , por ejemplo la magnifica miniserie de The Shadow de 1986 o fuera de él Black Kiss es muy buena. Ahora mi unica duda frente a este material, es si se acerca a lomejor de Chaykin , o es una de esas producciones cuyo guión no cuaj del todo, como Power and FGlory que para mí fue nuna decepción, en términos argumentales. PD: en mi post anterior resaltaba los méritos de Steve Gerber en Daredevil, pero entiende que lo hacía considerando la época del material y que a mi juicio supera lo hecho por Conway o Marv Wolfman con largueza. Saludos y bueno Chile se quedo fuera del mundial nos vemos el 2014.
Y, no sé si ponerlo entre lo mejor de Chaykin. El dibujo es impecable y el guión funciona bien, no tiene fisuras. Pero no está al nivel de The Shadow, ni de Time Squared, ni de la etapa más power de American Flagg!
Te la pongo al nivel de Challengers of the Unknown, si te sirve para orientarte.
Pronto me toca leer Mighty Love, que me la recomendaron a full. Por ahí esa arrima al Olimpo Chaykinero, ya veremos.
Y a mí Power & Glory me encanta, la recontra-reivindico.
Abrazo a los amigos chilenos, y bánquenlo a Bielsa, que es un fenómeno!
che andres hacete una reseña del programa que conduce Juan Sasturain en el canal Encuentro sobre la historieta argentina esta espectacular, se llama Continuara... y lo dan los jueves a la 21:30hs!
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