miércoles, 9 de marzo de 2011
09/ 03: HELLBLAZER: SCAB
El año pasado no leí nada del ídolo entre ídolos, pero este año prometo ponerme al día y tener a John Constantine entre los abonados del blog, los que aparecen una y mil veces, como los chistes malos y las puteadas al PRO.
Terminada la breve pero interesante era de Andy Diggle, el anuncio de su sucesor nos impactó a todos: nada menos que Peter Milligan, prócer del sello Vertigo (como Constantine) venía a hundir sus colmillos en la longeva serie de nuestro brujo de barrio favorito. Y la verdad es que arranca muy tranqui, sin aburrir, pero sin ningún sacudón importante ni sorprendente. Lo mejor que tiene el arco inicial de Milligan es que arranca en el n°251 y se entiende todo perfecto, casi como si fuera un n°1. La tradición constantinera marca que cada guionista nuevo empieza prácticamente de cero y tiene la opción de no hacerse cargo de nada de lo anterior. Milligan se hace cargo de poquito: Chas, la sangre de Nergal, algún recuerdo vago del romance con Kit y pará de contar. El resto, por ahora, se guarda en el baúl de los recuerdos. Por supuesto, para bancar esta tábula rasa hay que meter personajes nuevos y Milligan mete dos. Por un lado, la médica Phoebe, nueva novia de John que llega viva al final del tomo y no se sabe si volverá a aparecer. Y por el otro Emil, otro amigo, escritor y periodista con mucho peso en el segundo (y muy breve) arco argumental. Milagrosamente, Emil también sobrevive esta experiencia. ¿Se viene una nueva etapa para John en la que los amigos dejan de morirse? Veremos.
Lo más interesante de Milligan (y de Hellblazer en general) es cómo se las rebusca para que estas historias vayan más allá del mero terror. Además de espíritus y demonios, las dos historias tienen un trasfondo histórico y político muy logrado. En la primera, todo gira en torno a un sindicalista comprado años atrás por el gobierno conservador para que traicionara a sus compañeros y levantara una huelga (acá nunca hubo de esos, no?). La saguita está estirada, la amenaza casi no asusta, pero la historia de cómo este militante honesto y combativo se corrompe por unos mangos es excelente. El segundo arquito gira en torno a un tema que yo desconocía, pero que es muy rico para una historia de terror: la peste que azotó a Londres en 1665 y dejó un tendal de muertos. Milligan lo logra combinar con el descontento de muchos londinenses frente a las obras faraónicas y las inversiones multimillonarias con miras a los Juegos Olímpicos del año próximo; algo así como lo que vimos en ese álbum de Mortadelo y Filemón en el que le daban duro al Mundial ´82, pero obviamente más dark. Y cierra una historia cortita, de las muchas que integran el majestuoso n°250, que es la primera vez de Milligan en Hellblazer y también tiene un mini-trasfondo político copado.
En cuanto al dibujo, los primeros episodios están a cargo de un Giuseppe Camúncoli afiladísimo, en equipo con Stefano Landini. Todo está bárbaro excepto porque John se ve muy joven. Tanto que cuando hay flashbacks a su juventud, lo dibujan igual que como está en el presente. Media pila, ragazzis: estamos hablando de un tipo con más de 50 años muy mal vividos. Los numeritos de la peste los dibuja el maestro croata Goran Sudzuka, pero las tintas de Rodney Ramos lo tapan mucho. En vez de su típica línea clara, elegante, entre García Seijas y Jean Giraud, acá lo vemos oscuro al pedo, sobrecargado de detalles que aportan poco y que diluyen los rasgos personales del dibujante que a mí tanto me gustan. Tanto el tano como el croata la rompen con la narrativa y este último deja la vida en las secuencias ambientadas en 1665. La breve historia final está dibujada (sospecho que a los santos pedos) por Eddie Campbell, dibujante al que no me atrevo a calificar de choto, pero que a mí no me gusta, no me resulta atractivo.
Este tomo no es para arrancarse las mechas, pero bueno, si hacemos memoria, Mike Carey y Andy Diggle tampoco arrancaron al nivel de sus últimas sagas. Por ser Milligan, le tengo mucha fe. Y por ser Hellblazer, la sigo comprando aunque la escriba Menem y la dibuje mi vieja.
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4 comentarios:
Uff, yo ese libro te lo vendi. Lo habia leido y la verdad es que no me cabio ni un poquito. Sin embargo, no sabes como repunta con el segundo tomo!!! La historia se va al carajo mal, y Miligan le encuentra una nueva veta a lo que puede ser un triangulo amoroso... con constantine de por medio!!!
La verdad, es que me paso lo mismo con brubaker... tenes que fumarte 10 numeros de nada, pero de repente el tipo pone 5ta a fondo y te cambia todo!!! Otro punto mas para no leer estas historias en revistas sueltas.
Abz andres y no te pierdas lo que sigue, que es 100 veces mejor
QUe tal Andres?
Estaba buscando porno y pirateria por internet y yendo de un lado al otro lei que en los 40 Patricia Highsmith habia escrito comics de black terror!!, pero segui boludeando mas y me parecio leer que tanto BLACK TERROR, como The Spider y varios mas son de dominio publico, como es eso? osea que yo podria hacer mis comics con esos personajes y no iria preso? es tan asi? Tambien los Thunder Agents de wally wood, pero no tengo un gran ingles asi que no pude interiorizarme mas.
Cualquier obra cuyo creador haya fallecido hace más de 75 años, pertenece al dominio público.
Little Nemo, por ejemplo, hoy es de dominio público. Los THUNDER Agents no creo, porque Wood se suicidó en 1981, o 1982... The Spider y Black Terror, ni idea.
Todos los personajes que aparecen en el Proyect Superpowers de Alex Ross (incluyendo a Black Terror) son de dominio publico, de hecho ya habian aparecido (algunos con nombres cambiados) en Terra Obscura, una saga de Tom Strong.
En cambio los Thunders siguen siendo propiedad de John Carbonero o algo así, un tipo que hasta hizo suspender la revista de los THUNDER que escribia Englehart y dibujaba Perez.
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