el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 4 de julio de 2011

04/ 07: TENKEN


Hoy se juega otra vez el Superclásico de la Historieta: Argumento y Guión, frente a frente en la primera obra importante de la joven mangaka Yumiko Shirai, otra que (como Mark Kalesniko) tardó 10 años en terminar esta epopeya de más de 300 páginas.
El argumento de Tenken es excelente, tiene todo lo que funciona bárbaro en las películas de Hayao Miyazaki: una historia de amor, personajes atractivos, elementos fantásticos, elementos del folklore y las leyendas japonesas, acción, misterio, unas secuencias oníricas impresionantes y la infaltable bajada de línea ecologista. El problema es que el guión no saca todo el provecho que debería de esos condimentos tan sabrosos: repite muchas veces lo mismo, se cuelga, va lento, estira mucho secuencias que suman poco, cuando se las quiere dar de críptico termina por generar más aburrimiento que intriga, y si tiene tres diálogos ingeniosos, es mucho. Con esa misma premisa argumental, un buen guionista hacía una hecatombe. Shirai, en cambio, hizo un manga interesante, repleto de hallazgos, pero que por momentos hace ruido, o no termina de cerrar.
El último tercio de la novela gráfica es claramente el mejor. Ahí, la autora deja un poco de lado todas las explicaciones acerca de este mundo post-apocalíptico en el que conviven la contaminación radioactiva con las ancestrales tradiciones y supersticiones japonesas, y le mete para adelante a la historia de Saki y Manaka, y la serpiente y Susano (que no tiene nada que ver con la rubia, vieja, gorda y subnormal de Telefé). Todo lo que se insinuó en los primeros tramos mediante sueños, leyendas, visiones y bizarreadas varias, cobra forma en el tramo final y es una forma contundente, sólida, emotiva y con coherencia de sobra para llegar a un final más que satisfactorio. El resto de la obra no es horrible, ni intrascendente, pero empalidece en la comparación con esas… 125 páginas finales, donde el power de la historia estalla con verdadero fulgor.
No quiero ahondar mucho en el argumento, para no spoilear. El misterio es un elemento importante en el planteo de Shirai, y está todo pensado para que te caiga la ficha acerca de qué corno le pasa a Saki cuando ya estás MUY metido en la historia y cuando ya tenés mucha data sobre el mundo en el que transcurre el relato. O sea que, cuanto menos te cuente, mejor, así te envuelve más fácil el clima de extrañeza que plantea el guión, y te identificás mejor con Manaka, que es el personaje que se propone resolver el enigma que plantea la protagonista con su accionar impredecible.
El dibujo de Yumiko Shirai está en ese estilo intermedio, ni tan realista, ni tan funny, una onda Kaiji Kawaguchi, no muy distinta de la que pela Seimu Yoshizaki en Kingyo Used Books. Pero Shirai parece dibujar más apurada, con una estructura de lápiz menos firme, y a veces parece que dibujara directamente en tinta, con resultados a veces asombrosos y a veces decepcionantes. Shirai sabe lo que hace: a ese dibujo de personajes medio esquemático, con pocos trazos, donde se nota mucho más el laburo a pincel que la pluma o el rotring (incluso que el lápiz), contrapone un laburo increíble en los fondos, repletos de detalles y texturas magníficamente logrados. Y a lo largo de toda la obra, incorpora un elemento más, que maneja con maestría: las aguadas. Así, sin dejar el pincel (que parece que la poseyera, como un ancestral amuleto de infinito poder), enriquece a cada viñeta con hermosas manchas en distintas tonalidades de gris, que contribuyen a crear clima y a definir mejor la iluminación. En las secuencias oníricas, todo está definido por estas pinceladas cuasi-salvajes en tonos de gris y ahí es donde Tenken te impacta con una belleza plástica que no ves ni drogado en la gran mayoría de los mangas. Hay secuencias que están tan, pero tan perfectas que empiezo a sospechar que están hechas en el photoshop, no con pincel posta, sino con una herramienta digital similar a las que utiliza el chino Benjamin, pero pensada para blanco y negro. Como fuera, cualquier resbalón que veas en las viñetas “normales” está más que compensado por los prodigios que muestra Shirai en estas secuencias oníricas.
La narrativa es sólida y funciona bien, excepto por un capricho muy frecuente en el shojo: globos que aparecen en el cuadro y que pertenecen a personajes que NO están en el cuadro. Esto suele ser molessssto y acá se sufre más, porque Shirai (o los que tradujeron esta obra para su publicación en EEUU) rara vez le ponen “colita” a los globos, con lo cual uno tiene que andar adivinando quién carajo dice cada cosa, algo que si los personajes que hablan están fuera de la viñeta, se complica más que la vida de Aguilar el día que alguien haga una auditoría de su gestión en River.
En una palabra, Tenken tiene varios problemas típicos de una opera prima, pero le sobran logros, buenas intenciones y elementos atractivos para darle una oportunidad y disfrutarla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Este se ve bastante interesante, hay que ver que onda el precio. Ahora, me diste justo el pie para preguntarte: qué onda con el chino Benjamin?? leí un informe en una de las komikku que valía la pena su trabajo pero una opinión tuya vendría bárbaro :)
Muy bueno el blog!
Saludos!

Gerardo

Andres Accorsi dijo...

Benjamin es un fenómeno!
Como guionista, le faltan 5 minutos de cocción, pero en la faz gráfica te parte la cabeza.
Vale la pena descubrirlo, sin dudas.

Anónimo dijo...

Joya! te agradezco la opinión :) ahora me pongo en campaña de conseguirme algo del loco sin falta.
Saludos!

Gerardo