miércoles, 24 de agosto de 2011
24/ 08: X-MEN: THE ASGARDIAN WARS
Otra vez rompo una extensa sequía en materia de comics de Marvel con una obra potente de los ´80, en la que saca a relucir su chapa el hoy venido a menos Chris Claremont. Este libro compila los dos numeritos de la miniserie X-Men/ Alpha Flight, el New Mutants Special Edition y el X-Men Annual 9, todo publicado originalmente en 1985, el último año de reinado supremo de Marvel, previo al ocaso de su Segunda Era de Oro.
En ambas historias el villano es Loki y en ambas el Dios del Engaño les regala a los héroes poderes o facultades que estos se atreven a rechazar, porque conocen (o sospechan) la letra chiquita de los contratos que se firman con el hermanastro de Thor. Los argumentos de ambas sagas son minúsculos, la machaca no es del todo escasa, pero sí intrascendente y prácticamente innecesaria, y el 85% del atractivo reside en el magistral trabajo de desarrollo de personajes que lleva adelante Claremont. El tipo sabía perfectamente hacia dónde quería llevar a cada uno de sus héroes y heroínas (y a los de Alpha Flight, serie que él no controlaba) y todo está armado para que los personajes avancen y ganen en espesor y complejidad.
Hace 25 años todavía pasaban muchas cosas grossas en los anuales, las miniseries y hasta en los spin-offs de las sagas importantes, cosa que hoy no sucede ni a palos. En estas historias (publicadas por afuera de las series regulares de X-Men, Alpha Flight y New Mutants) hay giros definitivos (y de los otros) para muchísimos personajes y son pocos los que vuelven de estas aventuras igual que como se fueron. O sea que el que leía sólo las series regulares de pronto se encontraba con que –de un número a otro- Mirage era una valkyria, Karma volvía a ser flaca, o Cyclops y Rachel se trataban como si se conocieran de hacía años. Sin dudas, Claremont (y la coordinadora Ann Nocenti) se esforzaban para que esto que pasaba por afuera de las series mensuales tuviera la chapa y el impacto como para convertirse en historias troncales de la ambiciosa (y gigantesca) historia que estaban contando mes a mes.
Parte de la chapa provenía de los dibujantes elegidos, que no eran los tipos que se mataban todos los meses para sacar 22 páginas con fritas, sino artistas más finolis, con muchos fans pero no tanta producción. En la saga con Alpha Flight el trabajo le cayó a Paul Smith (que la había descosido en la serie mensual de X-Men) y el tipo realmente puso todo. Con su trazo en evolución hacia la síntesis (una evolución no del todo comprendida por el entintador Bob Wiacek), Smith se banca las páginas de 12 viñetas, las millones de cabecitas que hablan, y se luce cuando tiene que imaginar trajes y locaciones fantásticas. Por supuesto, todo lo que Smith hace bien se opaca cuando empieza la saga con los New Muties, donde deslumbra con fulgor incandescente un inspiradísimo Arthur Adams, totalmente prendido fuego, decidido a dejar una marca imborrable en la historia de los X-Men desde su primera viñeta. Lo de Adams son más de 110 páginas de un nivel impresionante, llenas de dibujos maravillosos, a veces apretados por la gran cantidad de texto y la gran cantidad de viñetas que Claremont pedía en cada página. O sea que, visualmente, es un libro prácticamente impecable, con una calidad muy infrecuente en los comics mainstream de hoy.
La gran cagada es, por supuesto, el color. Estoy seguro de que hoy este material está disponible en ediciones nuevas, totalmente recoloreadas. Y por supuesto, recomiendo leer ESAS ediciones, no los comics del ´85 ni este TPB del ´88, donde el color es catastrófico, absolutamente inadmisible en la era post-Image. Posta, sin llegar a niveles columbísticos, esto está coloreado muy, muy mal, sin la menor conmiseración para con los dibujantes que dejaron la vida en cada página. Era lo que había en esa época, es cierto, pero era horripilante, mal.
Increíble cómo, 25 años después, estas historias se la siguen bancando, incluso con argumentos tan chiquitos. Eso es mérito del guión, y en ese rubro, el Chris Claremont de los ´80 era el pulenta, el paradigma, el ejemplo a imitar. Un grosso.
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8 comentarios:
Sinceramente tengo una duda respecto de los coloristas de antaño. No los tengo muy presentes, pero por ponerte un ejemplo, los coloristas de lo que publicaba Perfil, no me parecen impresentables. No sé, pienso en Adrrenne Roy y sus colores y creo que eran funcionales al relato de Breyfogle.
(Todo esto lo digo basado en mis recuerdos, hace mucho no hojeo una de esas revistas )
Es más, hace poco bajé la edición de "La Broma Asesina" coloreada por Bolland, debido a haber leído lo -supuestamente- magistral del coloreado. Y la diferencia era notoria: el resultado me pareció muuuy flojo. Yo la miraba en la PC y lo mínimo que puedo decir es que se trata de una versión sin temperatura; o más bien, con una de grados bajo cero.
La capa de Batman es invariablemente azul, su traje gris en todas las ocasiones, no importa el contexto, si se encuentra iluminado por una luz roja o en una pequeña sala a oscuras. La escena en que el Joker perfora a Barabara pierde todo dramatismo en la nueva versión. Los climas logrado por Jhon Higgins pasan al olvido (bueno, es Higgins, el de Watchmen)o son -para las nuevas generaciones- completamente desconocidos.
Bueno, es una impresión. Debería ir a fijarme, para tener más argumento, pero creo que mejor voy a dormir.
Salud.
Yo extraño el color ese que usaban en Perfil, o en Zinco, de los 90... ¿por qué ahora tienen que colorearlo con el digital, que es tan frío? Yo lo siento frío, a nadie que leía comics de los de mi generacion le hubiera entrado en la pía mater la idea absurda de que el color debía tener realismo, ese hiperrealismo de las impresiones nuevas, que me hacen acordar a los videojuegos de ahora, que nunca jugaré... oh, maldita nostalgia, pero es así: algo de aquel proceso simbólico de los colores de trama impresa de siempre se ha perdido... o no? vuelvo a preguntar, Andrés que tanta nos tenés: hay comics nuevos coloreados como salían antes en perfil? PD: no se rían de mi nostalgia, me acaban de descongelar, mi vecino era el Capitán... PD2: gracias por leer...
No, Cristian. Los comics yankis (por lo menos en el género superheroico y afines) ya no se colorea como en los tiempos de Perfil. Los puntos de la impresión ya no se ven, ya nadie pinta todo un fondo de un mismo color, ya no se ven colores que salen por fuera de los contornos de las figuras... ahora es todo mucho más cuidado. No sé si la idea es SIEMPRE buscar el hiper-realismo. Pero hoy está claro hasta qué punto el colorista puede potenciar el trabajo del dibujante, mientras que antes (y esto queda clarísimo leyendo Essentials y Showcases) los grandes coloristas eran los que no estropeaban demasiado lo dibujos...
Buena reseña Andrés, y con esto de la sincronía yo me conseguí de USA esta historia en Hardcover hace exactamente dos semanas. Ya la había leído , alguna vez la había tenido, porque la pedí de nuevo? 1) Arthur Adams, en este período y en la mini de Longhshot su trabajo era descomunal, lleno de detalles , combinando realismo con el estilo cartoony, como el de Sam Keith. 2)El New Mutants Special, es sencillamente espectacular , tiene un dejo de crónicas de Narnia, pero sin plagio, es una aventura muy bien construida. 3) Claremont: Comomo tu dices, le daba una personalidad a cada uno de los tropocientos personajes de la saga, cada cual puede tener su opinión pero para mi su último gran logro fue Inferno( pese a ciertos baches), después decayó. Saludos y que estés bien.
Simplemente espectacular. Un Adams en llamas que demuestra que es posible romperse el orto haciendo más de 100 páginas (esta bien, son anuales, pero cuantos especiales publican actualmente la editoriales con un dibujante "estrella" que no es capaz de hacer 60 páginas él solo?). Para Claremont no hay palabras. Sin duda fue uno de los mejores escritores de Marvel y de los comics en general. Lastima que por un lado sus historias envejecieron bien, pero él no, y lo que hace últimamente es una porquería y un fracaso comercial. Su gran merito en esta historia es que sea una lector de los mutis, o no (como mi caso) enseguida entendes a los personajes como si los conocieras de toda la vida, además de hacerte una idea de lo que pasó previamente aunque no lo hayas leído. Y unque se que me pongo repetitivo con mis comentarios, en los 80's pasaba de todo en los comics. Lo que se contaba en 3 números hoy en día se hace en un mínimo de 6. Ni hablar de que con una historia como esta, hoy en día seria un mega-crosover entre las series mutantes, Thor y 2 miniseries y spin-off. Tal vez la culpa de esto la tengamos los lectores que nos callamos la boca cuando las editoriales empezaron a chuparnos la sangre con este sistema.
Aprovecho la ocasión para dar una opinión: Reivindicación a John Higgins por favor.
Lo de la Broma asesina fue notable, uno ve una hoja de este tipo y la identifica al toque.
Matías-
Gracias, Andrés. Y te doy la razón: hoy compré un ejemplar al azar, de Marvel, Asedio 1, y me pareció muy bueno (sobre todo el detalle de arrancar con un estilo pictórico en las primeras páginas). Tal cual lo que decís: los coloristas de hoy pueden hacer mucho más, y los de antes, es muy cierto: buenos eran si no lo estropeaban demasiado. Qué imprescindible que me resulta el color en un comic americano (a diferencia de otros géneros). Sí, quizá deba bucear más en el material nuevo.
Post data: reedito el comentario exclusivamente para decir que aún me falta cranear una impresión mía acerca de esa forma vieja de publicar, algo que tiene que ver con la ilusión de sombra que se hacía antes con el plumín o el pincel en el entintado, y que ahora es innecesaria. Mientras, voy a ver qué onda esto de Asedio. Gracias.
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