el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 5 de junio de 2012

05/ 06: DEADPOOL MAX Vol.1


Hacía mucho que no comentaba nada de Marvel, no? Bueno, esto es de Marvel hasta por ahí nomás. Acá los autores tienen la libertad de no respetar un carajo el canon oficial del Universo Marvel (la Tierra 616 y demás) y la aprovechan, de una. Este Deadpool no es exactamente el Deadpool que todos conocemos y lo mismo se aplica a los otros personajes conocidos que aparecen: Domino, Cable, el Barón Zemo, Hammerhead, Taskmaster... todos tienen cambios que van de lo sutil a lo groseramente radical.
El guionista es un ídolo personal: David Lapham. Que tiene un problema: cuando escribe guiones que dibuja él mismo, es sofisticado, profundo, a veces gracioso, pero siempre inteligente, nunca grotesco ni cabeza. Cuando escribe para otros, se zarpa un poco más de la cuenta y casi todos los guiones que él no dibuja caen en la intrascendencia (me acuerdo lo que hizo en Batman... ¿o era en Detective? No importa) o en una especie de Viva la Pepa muy extrema de kilombo, depravación y sangre que no siempre va a algún lado coherente.
Las historias de Lapham para Deadpool MAX son un festival desopilante de sangre, desmembramientos, tetas y chistes soeces (y con puteadas, porque en el sello MAX vale putear). Muy, muy divertido, pero adolescente, básico, sin ninguna pretensión de nada más que un ratito de entretenimiento. Hay diálogos graciosísimos, escenas totalmente zarpadas, una incorrección política de gran impacto y gran comicidad (el episodio del Barón Zemo está lleno de chistes de negros, judíos, putos, tortas, latinos y chinos), una versión de Deadpool llevada al extremo de la esquizofrenia y un personaje nuevo, Bob, muy bien laburado, al que pobrecito, le pasan todas: se lo empoman, se mete en una cloaca y lo tapa la mierda, se da de jeta contra un cactus, se come balazos... Obviamente la comedia física y el clima de “vale todo” se enriquecen mucho con la figura de Bob, que nunca llega a eclipsar a la de Deadpool, si bien en varias tramas es más importante que el mercenario bocón e inmortal.
O sea que, mientras leés esto, la pasás bien. Hay un subplot bien pensado que de alguna manera hilvana los argumentos de cada capítulo autoconclusivo, y todos los elementos que enumeré antes se ensamblan con mucha onda. El tema es qué te queda cuando cerrás el libro. Y ahí está la contra de Deadpool MAX: así como se zarpa de violento y de jodón, se zarpa de pasatista. Y vos sabés que Lapham, cuando pone lo que hay que poner, es cualquier cosa menos pasatista. Se me dirá “Y bueno, ¿qué querés?, es Deadpool, un personaje de la B creado por Rob Liefeld como afano brutal a Deathstroke”. Pero creo yo que con el talento de Lapham y la libertad que te da laburar en un comic que –por su calificación- se le puede vender al público adulto, daba para jugarse por algo más sustancioso. Veremos si eso sucede en el segundo tomo, aunque lo veo difícil.
¿Me voy a comprar el segundo tomo de algo que no me terminó de cerrar? Y sí, maestro, porque esto lo dibuja Kyle Baker, el genio de los genios. Y cualquier cosa que dibuje Baker –no te lo tengo que explicar, me parece- merece ser comprada aunque el guión sea más inmundo que lamer las baldosas del baño de Requiem un sábado a las 7 AM. Acá el ídolo vuelve al estilo que le vimos hace un par de años en Special Forces (reseña del 19/3/ 2010, o página 84 del primer libro del blog): mucho énfasis en la figura humana, minas esculturales, rostros muy pegados al estilo de Angelo Torres y Mort Drucker (los grandes caricaturistas de MAD), poca línea negra y mucha línea marrón, muchas texturas, fondos choreados a full de fotos bastante bien retocadas y millones de efectos de photoshop, algunos demasiado estridentes para mi gusto. Y todo eso en el marco de una narrativa totalmente clásica y una puesta en página casi conservadora, con muchas páginas de 6 viñetas en la infalible Grilla Kirby (2-2-2).
La verdad, yo no lo pondría nunca a Baker a dibujar superhéroes, pero Deadpool no es un superhéroe y encima esta es una versión libre del personaje en la que –ya lo dije- vale cagarse en miles de cosas. Y como a Baker le gusta llevar la expresividad de rostros y cuerpos al límite del grotesco, las historias recontra-pasadas de rosca que le propone Lapham le vienen como anillo al dedo. Y además, no jodamos, es Kyle Baker! Baker hace que cualquier comic que le den para dibujar, sea con guiones de cualquiera y con personajes de cualquiera, al toque pase a ser un comic de Baker. Es así, el chabón no lo puede evitar. Y lo bien que hace, por otra parte...
Así que sí, vuelvo a comprar Deadpool MAX cuando me caiga el Vol.2. He leído guiones mil veces peores (y con atrocidades menos graciosas) y además no me quiero perder otras 140 páginas dibujadas por este monstruo que hace poquito anunció su decisión de no laburar más para Marvel ni para DC por cuestiones éticas. Baker-Baker-Baker! Huevo-huevo-huevo!

2 comentarios:

Mariano Pagella dijo...

Baker = Grossitud suprema.

Jack dijo...

No lo leí pero si el tal Bob es algo así como un agente de HYDRA ya existía en los comics normales de Deadpool!