martes, 12 de junio de 2012
12/ 06: MORTADELO Y FILEMON: LOS ESPANTAJOMANES
Y bueno, en el combo de cinco álbumes, seguro me tenía que fumar alguno choto. Esta es una historieta de 1990 en la que la firma de Francisco Ibáñez aparece casi página por medio. Sin embargo, los especialistas afirman que no está escrita ni dibujada por el maestro, sino por un equipo de autores “fantasmas” que trabajaban por ese entonces en la editorial Bruguera. ¿Cuáles son las pistas que ofrece Los Espantajomanes para ser calificada de apócrifa?
En principio la calidad del dibujo, que es bastante inferior a lo que veníamos viendo hasta ahora. Especialmente a partir de la página 16, donde se ve un deterioro importante del dibujo, se hace menos plástico, menos expresivo, aunque sin renunciar a la sobrecarga de detalles y gags visuales chiquititos tan típicos de Ibáñez.
El guión es bastante flojito: están de moda los superhéroes, y entonces la T.I.A. le encarga al Profesor Bacterio una fórmula que convierta a sus ineptos agentes en superhombres con poderes uno más disparatado que el otro, desde respirar bajo el agua hasta “ser yeta” y provocar desgracias a quienes los rodean (como si Mortadelo y Filemón no hicieran eso siempre, en todas las aventuras en las que no tienen poderes). Como siempre, la trama central funciona de “hilo conductor” muy light entre mini-historias con principio, desarrollo y catastrófico final. Acá, al sinsentido habitual se le suma uno más: Todos lo experimentos con estos nuevos poderes se hacen en el cuartel general de la T.I.A., en lugar de optar por locaciones más difíciles de destruir.
Como en los guiones de Ibáñez de esta época, Los Espantajomanes no duda en recurrir un par de veces a la escatología, con chistes de pis, laxantes y supositorios. Lo más triste es que son de los pocos chistes realmente ingeniosos. El resto es muy predecible: ves venir el remate cuando los autores todavía están por el set-up. Y por supuesto, las casualidades son muchísimas y extremadamente forzadas, cosa que no se le puede criticar a una historieta con intenciones claramente humorísticas, pero que en las historias de Ibáñez están un poquito más cuidadas.
Finalmente, el otro dato buchón es la aparición en varias escenas de la Señorita Irma, la minita linda de la T.I.A., incorporada por el “Bruguera Equip” en la época en la que Ibáñez no tenía ningún control sobre la serie, y definitivamente desaparecida cuando el autor recuperó las riendas de la misma. Dicen los que saben que ese axioma nunca falla: Si aparece Irma, el autor no es Ibáñez.
No hay mucho más para decir: a esta altura, los chistes de superhéroes son algo tan trillado que tenés que ser muy gracioso e ingenioso para pelar gags que no suenen viejos o remanidos. Está comprobado que Mortadelo y Filemón no necesitan caer en las obviedades para arrancarnos carcajadas, pero esta vez, se zambullen de lleno en la obviedad. Y como encima el dibujo es de la B (Nacional, pero mirando la tabla del descenso), no dudo en anotar a Los Espantajomanes en la columna de los tomos absolutamente prescindibles de esta longeva y generalmente magnífica serie. Me auto-deseo más suerte para la próxima.
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