Ufff... otra vez al 59! Nah, no es para tanto. Por supuesto, esto no tiene nada que ver con los buenos comics de superhéroes de Stan Lee y Jack Kirby, pero bueno, es un poquito anterior. Los episodios recopilados en este Essential arrancan en 1960 y llegan hasta el ´63, o sea que anteceden a la producción propiamente de Marvel.
Varias cosas: A Stan Lee le cuesta encontrar el formato ideal para las historias del Rawhide Kid. Al principio mete en cada número tres historias cortitas, de 6 páginas. Después prueba con historias de 18, o con una de 13 y una de 6, y al final hay varios números con tres historias cortas. Casualmente las peores son las más largas, y entre las cortas hay algunas casi dignas.
Así como los argumentos hoy parecen trillados, obvios y muy anticuados, los guiones propiamente dichos tienen algo para rescatar: los bloques de texto, en los que la prosa de Lee está casi siempre muy inspirada. Por momentos parece un comic de Robin Wood traducido al inglés. Y también hay que destacar la construcción del personaje quien, pese a estar prisionero de infinitos clichés (perpetuados a lo largo de infinitas historias) mantiene su atractivo y –hasta cierto punto- cierta credibilidad, ciertos rasgos que lo elevan por sobre el estereotipo del “cowboy bueno acusado por un crimen que no cometió y obligado a vivir como un forajido eternamente prófugo y sin un minuto de paz”.
Algunas de las mejores ideas de Lee están en la cuarta historia de cada número, siempre de 6 páginas y con dibujantes rotativos: ahí hay una sóla de Kirby, una magnífica de Gene Colan y varias muy buenas de Don Heck, en una nueva demostración de que el punto débil de este dibujante eran los superhéroes, nomás. Entre estas historias breves sin personajes fijos hay algunas muy, muy decorosas, reivindicables aún hoy.
Entre las del Rawhide Kid cuesta encontrar... cinco historias presentables. Las mejores son –paradójicamente- las dos en las que el Kid se enamora de alguna chica. Digo “paradójicamente” porque en este milenio los guionistas que retomaron al personaje lo re-escribieron para hacerlo gay (y bue, tanto manotear la pistola, ya no le alcanzaba con la Colt...). El resto se parece demasiado entre sí (hay un par de historias prácticamente clonadas, con mínimas variantes) y demasiado a otra infinidad de westerns del montón. Por suerte, en estos mismos años en Francia aparecía el Teniente Blueberry...
El dibujo de Kirby está buenísimo, entintado con elegancia por Dick Ayers, que lo hace menos granguiñolesco, menos cabeza. Acá hay machaca, pero no está ni por casualidad tan enfatizada como en los comics de superhéroes que dibujaba el Rey. Olvidate del festival de las líneas cinéticas, las onomatopeyas zarpadas y demás. Kirby mezquina fondos a lo bestia (cuando los dibuja, están muy bien) y sorprende con muy buenos caballos, algo siempre difícil de dibujar. La narrativa se va soltando con el correr de los episodios y para el final ya se ve al Kirby insumergible que uno asocia con la Marvel de los ´60.
Poco antes del final del libro, el Rey cuelga las Colt y llega nada menos que el maestro Jack Davis. En su primer número, Davis la rompe, por supuesto sin llegar a los niveles de lo que hacía en la E.C.. Después se tira un poquito más a chanta y por momentos parece Carlos Vogt apurado, sin ganas. Igual está bueno el cambio de estilo, porque Davis le trae a la serie una estilización muy interesante, a la que Stan Lee acompaña virando los guiones un toquecito más hacia la comedia.
Esto sólo tiene sentido como investigación arqueológica. Para ver qué hacía Marvel en sus revistas de cowboys de principios de los ´60, hasta que estas se extinguieron para dejarle más espacio a los superhéroes. Si el Essential tuviese 200 páginas en vez de más de 500, seguramente se disfrutaría más. Y aún así, en esta dosis tan excesiva, algo se pudo rescatar. El tema es que, además de Rawhide Kid, Marvel tenía otros dos títulos de western, que creo que no los escribía Stan Lee. Esos sí, que los lea Magoya. Yo llego hasta acá y si retomo, será con las historias del Kid realizadas en la década pasada bajo el “Efecto Brokeback Mountain”.
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6 comentarios:
a mi el laburo de Heck en los x-men (que es lo unico que le conozco) me parece más que decente.
Andrés , nada que ver, pero en un comic -clip, comentaste, que Frank Miller se ganó un premio Eagle, como autor integral, fue por Holy terror? vale la pena ese cómic?
No tengo idea de por que Miller gano ese premio, Patricio.
Los Eagle tienen un sistema de nominacion y premiacion muy complicado...
Y nunca lei ni leere Holy Terror, asi que imposible opinar.
Patricio: a nivel gráfico holy terror es prescindible, y argumentalmente es sólo un gigantesco panfleto acerca de lo malos que son los musulmanes. Un gran canto a la xenofobia.
Yo lo lei de puro masoca y ni siquiera llegué al final, luego de medio libro me asqueé y decidí que no valia la pena seguir.
miller se esfuerza en remarcar que todos los musulmanes son terroristas en potencia y que si tenes un vecino arabe, ojo que en cualquier momento se inmola y hace volar el consorcio en que vivis. Una cosa racista y paranoica cual si la hubiera escrito george bush
Más allá de lo feo de cambiarle la orientación sexual a un personaje solo como estrategia de ventas (y para que vean que no solo DC lo hace) lo de Rawhide Kid me parece que fue a principios de la era Quesada, bastante antes de Brokeback Mountain. Igual en Blaze of Glory de Ostrander aparece clásico como siempre, no? Tengo pendientes esos lindos westerns
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