O podría ser también “Zero Girl Vol.2”, porque esta es la segunda miniserie protagonizada por Amy Smootster y Tim Foster. Esta vez, el maestro Sam Kieth nos patea la pelota 15 años para adelante, cuando Tim ya es un veterano, viudo, padre de una nena adolescente; y Amy, la chica de los extraños poderes psíquicos, es una prestigiosa periodista que escribe críticas de discos. El triángulo de amor bizarro lo completará Nikki, la hija de Tim, que también manifiesta poderes extraños y dudas sobre su sexualidad.
Esta vez, el tema de “lo circular es lo bueno y lo cuadrado lo malo” tiene un poco menos de peso en la trama que en la saguita original. Es una idea tan retorcidamente buena, que obviamente había que sacarle más jugo, y Kieth la vuelve a explorar, ahora mezclada con todo lo que pasa por la mente de Nikki, que es mucho y muy rico para jugar a este juego delirante. Con menos de 4 años, Nikki perdió a su mamá. Sin embargo, en su mente, su mamá está viva y tiene cabeza cuadrada, es decir, la convierte en la villana de la serie. Porque Nikki tiene poderes parecidos a los de Amy, sólo que menos desarrollados. No la veremos lanzar agua de los dedos, pero sí controlar mentalmente a los demás para que hagan su voluntad. Y además tiene un conflicto con su identidad sexual: siente que le gustan las chicas, pero odia el término “lesbiana” y prefiere sufrir a asumirse como homosexual. De nuevo, la palabra clave es “retorcido”: Nikki se calentará con Amy y tratará de convertirse en su novia, mientras que esta lo que quiere es una segunda oportunidad con Tim, que ahora no sólo está solo, sino que dejó de ser un pendejo infeliz para convertirse en un hombre maduro... e igual de infeliz.
Una vez más, tenemos una historieta de Kieth en la que lo más importante es lo que sólo existe en la psiquis de los personajes, otra exploración a fondo de los enrevesados laberintos mentales creados por el dolor, el abandono y la desesperación. Hay acción, hay giros inesperados y momentos impactantes, también diálogos increíbles y
secuencias intimistas conmovedoras... de las cuales unas cuantas suceden sólo en la mente de alguno de los protagonistas. Por supuesto los tres están perfectamente trabajados, son personajes de una humanidad palpable, indiscutible, que realmente trasciende las dos dimensiones de la página impresa. Y hay poquitos personajes secundarios, entre los que se destaca ampliamente Rat, la chica retraída, con menos glamour que el Tolo Gallego, pero con el coraje (que Nikki no tiene) para blanquear que es torta, y hacerse cargo.
La aventura propiamente dicha arranca tarde, cuando van 8 páginas del tercer episodio, y termina temprano, en la cuarta página del quinto y último. Y está perfecto. Kieth maneja los tiempos con jerarquía y prioriza (como siempre) lo que hace únicos a sus relatos, en este caso, el juego perverso y totalmente impredecible entre esta chica manipuladora y negadora, su padre, y Amy, la ex-freak, hoy mujer atractiva y triunfadora. Un juego que va a tener un desenlace impredecible (y brillante), donde unos se reivindicarán y otros se hundirán en el pantano de sus propias cagadas.
Una vez más, Kieth nos detonará las retinas con su asombroso arsenal de recursos gráficos y narrativos. Se trata de un autor absolutamente único, con una identidad gráfica tan consolidada, que lo reconocés con sólo ver la forma de las viñetas. Sacale los dibujos: la puesta en página ya te botonea que es un trabajo de Kieth. Pero no, mejor dejale los dibujos, que son majestuosos. En ese péndulo drogadísimo entre los garabatos y los personajes definidos con palotes de nene de tercer grado a las viñetas hiper-realistas, sobrecargadas de detalles inverosímiles e iluminadas con unos crosshatchings asesinos, Kieth establece el tono esquizofrénico de la obra y logra, tanto en los extremos como en el recorrido de una punta a la otra, imágenes de una belleza y una fuerza expresiva descomunales. No quisiera ser el colorista Alex Sinclair: colorear los dibujos de Kieth debe ser un delirio cósmico y no hay guita que te puedan pagar que compense las infinitas horas que este pobre pibe debe haber pasado frente a esas páginas, tratando de descifrar qué escenas son flashbacks, cuáles son sueños y cuáles fantasías imaginarias, para darle a cada una su propia tonalidad cromática. Ves las portadas, realizadas por Kieth a color directo, y decís “nah, chupame un huevo, esto sólo lo puede hacer un demente pasado de rosca”.
Y bueno, le sigo haciendo el aguante a demente pasado de rosca. Creo que, menos las saguitas de Lobo, voy a terminar comprando todo lo que dibuje Sam Kieth. ¿Recomiendo Full Circle? Sí, si leíste la primera Zero Girl y/o sos fan de este monstruo, te va a volar la cabeza. Si no, arrancá por el principio.
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9 comentarios:
leiste"Alvar Mayor"de trillo y breccia, concegi la ciudad de oro de la patagonia de la ed doedytores, esto todo lo q isieron con ese personaje o tiene mas historia
Hay muchísimo más, Anónimo.
Te recomiendo la edición de Norma, donde tenés Alvar Mayor completa en cuatro gloriosos tomitos.
Alguna vez creo que ya lo hablamos, esta muy buena esa edición, pero se fueron al carajo con el tamaño...igual es eso, o rastrear el viejo tomo de tapa dura de Ed. Record (yo no lo largo ni drogado).
Nacho.
Creo que de lo último que dibujo Kieth, lo peor fue el especial de Batman 'A través del espejo', este: http://mibibliotecaestuenvidia.blogspot.com.ar/2012/10/batman-through-looking-glass-de-bruce.html
Los Artbooks que editó con IDW son para arrancar cada página y hacer cuadros, si no fuera por el precio, claro...
Saludos!
J.
¿Through the Looking Glass es peor que las dos sagas de Lobo? Me cuesta creerlo...
Yo todavía estoy levantando la prenda sobre el riñon que pedi para comprar la edición de norma de The Maxx pero esto parece realmente grosso ¿Alguien le interesa un higado usado, en plan remisse de conurbano?
El guión del especial de Batman hace agua desde la 3ra página más o menos y no lo salva ni toda la pericia gráfica de Kieth, que hizo un esfuerzo fenomenal para que la historia valiera la pena. Pero a veces los compañeros de trabajo que le ponen en lugar de sumar restan.
Las sagas de Lobo pueden ser más bizarras que otra cosa, pero teniendo en cuenta que el personaje en su etapa original ya lo era, en parte, puede ser como una suerte de homenaje. Pero todo es cuestión de opinión.
Saludos
J.
En el caso de Lobo, yo entendería lo de la bizarreada. Lo que no entiendo es que un genio como Kieth dibuje tan mal, tanto en los prestiges con Batman como en los de Highway to Hell.
En el caso de los especiales de Batman, "Secrets" me gustó mucho más, que A través del espejo. O, incluso 'Madness' es muy interesante también. Aún así, creo que cuando puede hacer ambas cosas (guión y dibujo) se desata un poco más.
Aunque, también, el meterse con personajes con tanta historia previa lo condiciones un poco a la hora de dibujar. Todo es posible.
Saludos
J.
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