Mientras afuera llueve como si fuera la última vez, yo aprovecho el ratito libre para reseñar un par de libros que tengo leídos.
Empezamos con un manga de Shintaro Kago (a quien tenía abandonado desde 2014), pensado para detonar el universo: La Formidable Invasión Mongola cuenta nada menos que la historia de la civilización humana entre los siglos XIII y XX, con un twist muy bizarro, absolutamente genial. Resulta que, en esta versión de la Historia, los mongoles encuentran los cadáveres de una raza de gigantes (aparentemente todos de sexo femenino), cuyas manos mutilan y convierten en caballos para sus tropas. Montados sobre manos enormes, los mongoles expanden su imperio, masacran a sus enemigos y reescriben la historia tal como la conocemos.
A partir de ahí, todo girará en torno a los caballos mongoles, que es como se llama a estas manos gigantes, con autonomía propia. Qué usos darles, cómo producirlos a gran escala, cómo prolongar su vida útil… Militares, científicos y empresarios de todo el mundo se obsesionarán con los caballos mongoles, y estos dirán “presente” en todos los momentos cruciales de la Historia: grandes avances, grandes conflictos bélicos, revoluciones industriales…
Por supuesto, Kago se toma bastante en joda la reinterpretación de la Historia. Mete personajes graciosos, diálogos desopilantes, mínimos toques de sexo y escatología, y lo más interesante: indaga a fondo, pero para el lado contrario. Cualquier guionista “normal” se pondría las pilas para explicar de dónde vinieron esos gigantes, cómo y por qué se regeneran cuando se los mutila, por qué sus manos cobran autonomía una vez separadas de los cuerpos… Kago se caga en eso (valga la redundancia) y se divierte más con lo otro: con los efectos disruptivos que tienen estos “caballos” en el desarrollo del comercio, la industria, la guerra… Un disparate total, que funciona perfecto y te atrapa (sobre todo si te gusta la Historia) hasta la última viñeta.
El dibujo, sin ser excelente, está muy bien. Kago incursiona en el estilo de Katsuhiro Otomo y Satoshi Kon, sin tener el virtuosismo de ninguno de los dos. Pero le va bien. Toma también cositas de Kaiji Kawaguchi, algo de Moebius… Si insistimos en catalogar a La Formidable Invasión Mongola como “eroguro” sólo porque Kago viene de ese palo, nos vamos a encontrar con un eroguro MUY light, a años luz de una obra jodida de Suehiro Maruo, o incluso de otros trabajos de Kago que ya vimos acá en el blog. Por ese motivo (y algunos más) recomiendo a los que quieran ingresar al demencial mundo de Shintaro Kago que empiecen por esta novela gráfica.
Me voy a México, donde se publica Conque, una especie de revista de antología en formato álbum europeo, y en cuyo Vol.3 participan varios autores de los que soy muy fan: Abre el alucinante Bachan, con nueve páginas dibujadas a un nivel impresionante (en una estética similar a la de Blacksad), pero que son el final de una historia. Sin haber leído lo previo, no entendí un carajo. Después hay una rareza exquisita: ocho páginas del maestro Sergio Aragonés… dibujadas en ocho horas. Bizarro, pero glorioso. Otro genio universal, Enrique Breccia, aporta una historia de seis páginas (adaptada de un cuento de Julio Cortázar) que desafía cualquier descripción y cualquier exégesis. No se puede dibujar ni narrar tan bien, es imposible.
También hay material de otros autores mexicanos (destaco a Juanele, Ariel Orea, Nadim y Polo Jasso, del que lamento que hayan publicado una sóla página) y dos autores vinculados a ese país: Edu Molina, argentino radicado en México, aporta seis páginas excelentes. Y Rodolfo Santullo, nacido en tierra azteca pero más uruguayo que comerse un chivito en la Plaza Cagancha, nos ofrece una historieta cortita (apenas dos páginas) muy interesante, con varias puntas para reflexionar, y muy buenos dibujos de Guillermo Hansz.
La calidad de la publicación es impactante, los textos que complementan a las historietas están muy bien y la portada (obra de Edgar Clément, a la sazón director de la revista Conque) es majestuosa. Siempre es un placer ver en qué andan los cuates mexicanos, sobre todo cuando siguen apareciendo historietistas de gran nivel. Y si encima me ponés material que no conocía de Aragonés, Molina, Santullo y Breccia… pos no se hable más.
Y hoy cerramos acá. Vuelvo pronto, con nuevas reseñas.
miércoles, 14 de marzo de 2018
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