el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 21 de diciembre de 2018

VIERNES DE DEPORTES

Casualmente los dos libros que leí en estos días tienen que ver con deportes de pelota. Vamos a ver en qué puesto de la tabla quedamos.
Arranco en Japón, con el Vol.1 de Ping-Pong, un manga creado entre 1996 y 1997 por el sensei Taiyo Matsumoto. El ping-pong es, lejos, mi deporte favorito y el único que practico aún hoy, a mi avanzada edad. O sea que entré en una temática que me emociona muchísimo, más allá de las tramas y los personajes.
Matsumoto plantea un shonen clásico, con desafios para los jóvenes protagonistas que se irán poniendo cada vez más bravos con el correr de las páginas, hasta que eventualmente llegue (o no) la esperada consagración deportiva de Smile o de Peko, su amigo de la infancia. Sobre este andamiaje que a priori deja poco margen para la sorpresa, el autor de Tekkon Kinkreet empieza desde temprano a tirar magia con su habitual talento para la construcción de climas y sobre todo para el desarrollo de personajes. En poco más de 200 páginas, uno siente que conoce de toda la vida a los dos protagonistas y al personaje más complejo e interesante que apareció hasta ahora, el veterano entrenador Koizumi.
Pero lo mejor que tiene el manga es el dibujo. Acá lo tenemos a Matsumoto en un nivel infernal, concentrado sobre todo en transmitir desde la puesta en página el vértigo y la adrenalina de unos partidos de ping-pong demoledores, entre jugadores que la tienen clarísima. Con sólo ver cómo agarran la paleta los personajes de Matsumoto, uno asume que le rompen el orto, aunque ellos sean de papel y uno de carne y hueso. La elección de los ángulos, las onomatopeyas, los cortes de cámara para mostrar las reacciones  de los espectadores… Matsumoto pone todos los recursos habidos y por haber para que esos duelos (que por ahora son entrenamientos) resulten tan vibrantes y emotivos como las más grandes gestas del tenis de mesa.
Tengo los tomitos que siguen (no sé si todos), y no me voy a poder aguantar las ganas de entrarles, así que seguramente el próximo manga que lea será el Vol.2 de Ping-Pong. Gracias ECC España por publicar esta gema.
Salto a Uruguay, donde este año se publicó El Camino del Maestro, una novela gráfica a cargo de la dupla integrada por Rodolfo Santullo y Marcos Vergara. A lo largo de 68 páginas, el guionista uruguayo nacido en México y el dibujante y bibliotecario de San Nicolás repasan toda la historia del Maestro Tabárez al frente de la selección de Uruguay. Es un relato atípico, que combina el rigor de un documental con escenas en las que cuatro personajes de ficción muestran desde el lado del espectador, del uruguayo de a pie, cómo se vivió en el país vecino todo este largo proceso conducido por el ya legendario DT.
Santullo toma de la realidad varias declaraciones de Tabárez y por supuesto el desarrollo y los resultados de los partidos. Esto hace que la trama avance siempre por carriles que el lector ya conoce de antemano: cualquiera mínimamente interesado en el futbol sabe en qué torneos Uruguay salió campeón, en cuáles llegó a semifinales, a a cuartos, a octavos, etc.. Y ese es el lastre narrativo que impide que El Camino del Maestro levante más vuelo. Las situaciones de comedia entre los personajes de ficción, si bien están ejecutadas con ingenio y solidez, no alcanzan para darle a la novela la emoción que pierde al contarnos una historia que ya conocemos.
Me interesó mucho el principio, la posibilidad de descubrir los inicios, el secret origin, de la Era Tabárez en la Celeste, y me divertí con la interacción entre Héctor, Morán, Laucha y el Colo (cuatro hinchas arquetípicos, apasionados al punto de amar u odiar a jugadores y técnicos según los resultados de los partidos). Pero me doy cuenta de que incluso el momento de mayor tensión dramática (el alargue contra Ghana en Sudáfrica) impacta mucho menos de lo que impactó ver por la tele aquel partido tan inverosímil como inolvidable.
El dibujo y el color de Vergara son excelentes, y a priori mucho más idóneos para plasmar la comedia costumbrista que las epopeyas deportivas. Acá la impronta visual del nicoleño no desentona en ningún momento, y hasta sintoniza bastante bien las resemblanzas con las caras de las personas reales que forman parte del relato. Lo más bizarro es que, en esta época en la que todos los historietistas se esfuerzan por incorporar a sus obras uno o varios personajes femeninos fuertes, Santullo y Vergara salen a la cancha con casi 70 páginas en las que prácticamente no hay mujeres.
Recomiendo El Camino del Maestro a los fans de Santullo y Vergara que quieren tener TODO el material de la dupla, a los interesados en leer historietas de temática futbolera, y por supuesto a los hinchas acérrimos de la Celeste, que seguro van a vibrar reviviendo partidos y goles (y patadas y mordiscones) que quedaron en la historia grande del balompié.

Y hasta acá llegamos. Ya superamos ampliamente la meta de las 120 entradas que me habia propuesto para este año, pero igual prometo volver por más. Será hasta pronto.

No hay comentarios: