el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 3 de mayo de 2019

THE SANDMAN: OVERTURE

Uno de los momentos más álgidos en la larga historia de este blog fue aquel final de 2015 en el que reseñé los 10 tomos de The Sandman, a razón de uno por día durante 10 días consecutivos. Un poco por eso le dedico a Overture una reseña para ella sola, sin mezclarla con el otro librito que estuve leyendo en estos días.
Para empezar, se trata de un libro de 224 páginas en el que sólo 156 son de historieta. El resto es un interminable compendio de carátulas, prólogos, entrevistas a los autores, bocetos, portadas alternativas, el letrista y el colorista que te explican el backstage de sus respectivos trabajos… Todo el relleno imaginable, está en esta edición. Algunas de estas cositas están buenísimas, para qué engañarnos. Y entiendo que me tenés que justificar un PVP de u$ 20, en parte para que Overture cueste lo mismo que los 10 TPBs de la saga original. Pero 68 páginas de relleno es un abuso, en serio.
Y eso no es lo más grave. Lo que más ruido me hizo es que la esencia de la historia, el núcleo de la trama, el momento en el que realmente Morpheus enfrenta el conflicto en cuestión y avanza hacia su resolución, está condensado en menos de 45 páginas, ubicadas al final de la obra. Hasta llegar a ese punto, Neil Gaiman nos pasea por un montón de situaciones menores, establece conflictos más chiquitos, desgasta un poco a Morpheus al ponerlo (por primera vez en mucho tiempo) en una especie de peligro de muy difícil solución… pero pasadita la mitad del quinto episodio desactiva el peligro y Dream, baqueteado y todo, entra a la recta final de la historia. Una recta final espectacular, redondísima… que hace bastante intrascendente todo lo que habíamos leído hasta ese punto.
¿Qué hay de atractivo en toda esa extensa franela previa? Primero, lo que ya mencioné: creíamos que nunca iba a aparecer una amenaza que obligara a Morpheus a pelar sus poderes a pleno para combatirla, pero Gaiman nos cerró el orto. La amenaza apareció y es la que anima en buena medida todo el tramo “tranqui” de Overture. También vemos al padre y la madre de Dream, y la interacción de ambos con el orgulloso y taciturno Rey del Sueño. Vemos también a todos los Endless (y al Corinthian, y a Lucien, y a Merv, y a varios personajes más), pero están básicamente al pedo. Quizás lo más atractivo sea la gran cantidad de guiños que tira Overture al que ya sabe lo que va a pasar después. La saga termina (y esto no es un spoiler) con Dream capturado en el sótano de Roderick Burguess (a quien Gaiman no nombra en esta obra), o sea que es como un Vol.0 de Sandman, que tiene mucho más sentido si se lee DESPUES de los Vol.1-10 y de Endless Nights. Gaiman juega  mucho con eso, con sembrar pistas de plots o secuencias que “luego” veremos en Preludes & Nocturnes, The Doll´s House, Season of Mists… y el lector que ya sabe todo lo que va a pasar las disfruta a full. Y bueno, obviamente hay parábolas, historias dentro de la historia que los personajes se cuentan unos a otros, diálogos magníficos y bloques de texto de alto vuelo, en los que se ve con claridad que no estamos ante el típico escritor de comic-books que saca con fritas tres o cuatro series mensuales todos los putos meses hasta que se le rostizan las neuronas.
¿Y por qué está bueno que Overture dure casi 100 páginas más de lo que podría haber durado si Gaiman fuera al grano y no descomprimiera brutalmente el relato? Porque todas esas páginas las dibuja J.H. Williams, en el que sin dudas es el mejor trabajo de su deslumbrante carrera. Acá el ídolo no sólo cambia todo el tiempo de grilla: también cambia el grafismo. Tiene secuencias en las que parece Frank Quitely, en otras parece P. Craig Russell, en otras el dibujo animado de Yellow Submarine, en otras Moebius, en otras Alex Ross, por momentos parece un ilustrador de fantasía medieval, sobre el final tira un homenaje hermoso a Sam Kieth y Kelley Jones, aparecen personajes que parecen diseñados por Jack Kirby, otros que parecen inspirados en historietas de la 2000 A.D. o la Métal Hurlant… un desconche visual como pocas veces se vio en el Noveno Arte. Y encima de todas estas referencias, guiños, homenajes y/o choreos, está el estilo del propio J.H. Williams, que se complementa perfecto con los colores de Dave Stewart y que alcanza un nivel imposible, pensado para devastar sistemas solares enteros.
The Sandman: Overture tiene aventura a escala sideral, fantasía, introspección, incluso ciencia-ficción (que es algo que Gaiman hace poco), algún toque mínimo de comedia, infinito fan service para el lector de la saga clásica, momentos en los que la estructura del relato parece medio un western, o un policial, por momentos el drama familiar amenaza con comerse a la trama, por momentos decís “metele pata, que me duermo”, por momentos el ritmo se vuelve casi frenético y te lleva puesto… Claramente es un comic raro, dentro de la cosmogonía de Sandman y dentro de la obra de Gaiman, en general. Pero no huele a estafa, a “esquilmemos a estos giles con cualquier verdura que quedó ahí, pudriéndose al sol desde 1996 cuando terminó Sandman”. Huele a obra sumamente ambiciosa, muy personal, con mucho amor por Morpheus, su historia y su mundo (y sus fans) y sobre todo con unos dibujos que están más allá de cualquier exégesis, a parsecs de lo que se ve normalmente en los (pocos) comics que publicó Vertigo en estos últimos cinco o seis años. Ya sólo por el laburo de J.H. Williams recontra-vale la pena sumar este broli a tu colección.
Gracias por el aguante y nos reencontramos pronto, acá en el blog.

   

1 comentario:

Pastruki dijo...

Me pareció lo mismo, lo sentí bastante lento; hasta te diría que tanto virtuosismo visual me mareó y cansó un poco.
Como obra en sí misma, me gustó; como parte del universo de Sandman, me parece la guinda de la torta.