miércoles, 2 de agosto de 2023
SHOWCASE PRESENTS GHOSTS Vol.1
Me devoré otro bruto masacote de más de 500 páginas, que recopila los primeros 18 números de Ghosts, una revista de terror y misterio que DC empezó a publicar allá por 1971 y que -no preguntes cómo- duró once años y 112 ediciones.
A diferencia de las antologías de misterio que coordinaba Joe Orlando, en esta (coordinada por Murray Boltinoff) no tenemos un personaje fijo que sirva de anfitrión, ni remates que van para el lado del humor negro, ni guiones mínimamente atractivos. Hay muchos guiones cuyos autores se desconocen y cuando se sabe quién es el autor, casi siempre aparece el nombre de Leo Dorfman, quien trabajara asiduamente en los títulos de Superman durante la etapa de Mort Weisinger. Las historias son poco originales y repiten bastante la fórmula del avechucho que se quiere quedar con algo que no es suyo, para sufrir un castigo de ultratumba a manos de sus víctimas; o el escéptico que no cree en lo sobrenatural y de pronto sucede algo que claramente va para ese lado, o cosas así. Lo mejor que se puede decir de los guiones es que hay una constante bajada contra el imperialismo: cada vez que un yanki o un europeo trata de pasarse de vivo para cagar o rebajar a un aborigen de cualquier tribu (de Centroamérica, Estados Unidos, África o Australia), termina muy mal. Incluso hay guiones muy críticos de la intervención colonial en la India, y hasta uno ambientado en plena guerra de Vietnam, que se estaba combatiendo en el momento en que se publicaban estas historietas. Y por supuesto, unas cuantas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial en las que los nazis son muy malos y les suele ir como el culo por pasarse de ambiciosos o de crueles.
En uno de estos relatos de la Segunda Guerra Mundial (publicado en el nº9 de Ghosts) aparece algo que hasta ahora no habíamos visto en estas antologías "de género": un soldado negro en las filas del ejército yanki. Por primera vez tenemos a un negro que no es parte de una tribu cuasi-salvaje de África, Oceanía o Centroamérica. Es un personaje sin nombre, que aparece en tres viñetas y no abre la boca. Pero por lo menos no es un aborigen, ni un hechicero vudú, ni un esclavo que rema en un galeón. Algo es algo.
Y ahora sí, vamos a lo interesante: los dibujantes. O por lo menos a los que participan con más frecuencia de esta antología.
John Calnan es una especie de Jim Aparo de segunda marca, al que yo solía leer en las revistas de Batman de la segunda mitad de los ´70. Acá todavía le faltaba bastante, estaba lejos del nivel de Aparo (que dibuja una historieta hermosa en el nº1 y después... chau, suerte).
Tony De Zuñiga dibuja poco, pero en general muy bien.
Sam Glanzman, como siempre, le pone onda al dibujo sobre todo en los relatos con ambientación bélica, pero siempre le faltan cinco pa´l peso, sobre todo en los primeros planos de las caras.
Jerry Grandenetti, otrora asistente de Will Eisner en The Spirit, acá dibuja raro: por un lado, opta por un estilo más caricaturesco, menos realista que el resto de los dibujantes. Y por el otro, parece entintar con un fibrón recontra-grueso, lo cual genera unos claroscuros atractivos, pero le complica un poco el equilibrio de la página. Tiene momentos más cercanos a un Jack Davis de la E.C., y otros donde se pasa de grotesco y parece un principiante entintando a los pedos, para sacarse el trabajo de encima.
Jack Sparling, un dibujante que en general no me gusta, acá mete dos historias poco destacables y una (Caravan of Doom) en la que me sorprendió lo bien dibujada que está.
Buddy Gernale es un dibujante al que nunca había oído nombrar y acá aporta unas cuantas páginas. Nada para destacar, realmente.
Néstor Redondo y E.R. Cruz están en poquitos números, pero cuando aparecen, la rompen toda. Qué monstruos, ma-mita...
Alfredo Alcalá también, colabora de manera espaciada, pero siempre con trabajos de gran nivel, con un trabajo notable de texturas.
Ernie Chan (o Chua) es un dibujante que para mediados de los ´70 va a ser una bestia fuera de control. Acá se nota que todavía estaba un poco verde, porque no se lo ve ni cerca del nivel que ostentará unos años más tarde.
Por el contrario, Gerry Talaoc va a transitar la segunda mitad de los ´70 con muchísima producción para DC, casi toda chata, aburrida, con un estilo para nada atractivo. Sin embargo, en esta antología lo vemos en muchos números y con historietas muy bien dibujadas, con un trazo elegante, angulaciones asombrosas, expresiones faciales muy logradas y un gran manejo del claroscuro. Andá a saber por qué en un momento se empezó a tirar a chanta.
También hay trabajos bastante competentes, pero muy aislados, de George Tuska, Bob Brown y otro filipino elegante, Rico Rival, que por momentos parece una cruza enloquecida entre Redondo y Alex Niño.
Los primeros cinco números de Ghosts eran revistas gorditas, de 52 páginas, donde además del material nuevo (y los avisos) solían verse algunas reediciones de historietas de misterio de los años ´50, también con guiones bastante intrascendentes, pero dibujadas por autores clásicos de aquella época, entre los que se destacan Curt Swan (un Swan más dark, muy interesante) y el siempre grossísimo Rubén Moreira.
Nada más para destacar. Tengo un numerito suelto de Ghosts, muy posterior a esta primera tanda, porque trae una historieta dibujada por el maestro Leopoldo Durañona. Pero no me da para coleccionarla toda, ni aunque salieran más tomos como este, con chotocientas mil páginas en magnífico blanco y negro.
Sigo adelante con las lecturas, así ni bien tengo liquidados un par de libritos, les dedico unas reseñas acá en el blog. Gracias y hasta entonces.
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1 comentario:
Gracias por esta reseña. Por algún motivo que no alcanzo a comprender, soy fan de este tipo de antologías, que descubrí gracias a tu blog. Por lo que decís, acá no hay guiones interesantes, pero en las de House of Secrets / House of Mistery, en medio de mucha pavada, hay más de una joyita. (Y un arte maravilloso, claro)
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