el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 9 de agosto de 2023

TARDE DE RESEÑAS

Arranco sin preámbulos con el Vol.2 de A Walk Through Hell, la segunda mitad de esta obra de terror psicológico realizada por el irlandés Garth Ennis y el croata Goran Sudzuka para la editorial yanki AfterShock. Ante todo, quiero dejar sentado lo grosso que es el dibujo de Sudzuka, lo bien que adapta su trazo a estos climas más densos y más ominosos que le impone el guion, el cuidado por los detalles, el trabajo impecable en las expresiones faciales... Se supone que la gente compra este comic por Garth Ennis, pero el trabajo de Sudzuka es realmente monumental, consagratorio. Cuando el clima de la historia lo pide es sutil, y cuando Ennis se va al carajo con lo que narra, el croata lo acompaña y hasta le sube la apuesta. Sudzuka demuestra en estas páginas que con esa línea elegante tipo Ernesto García Seijas también se puede retratar el horror y la sordidez. Y Ennis, especialista en buscar el horror y la sordidez por el lado del gore y la violencia más brutal, acá encuentra la forma de causarnos escalofríos de un modo más sutil, incluso más perverso. Por supuesto hay gore y escenas macabras y shockeantes. Pero están dosificadas de tal manera que impactan de un modo más cruel, más maligno que si esto fuera un festival de sangre y decapitaciones. Al guionista le interesa explorar el laberinto de la perversión humana, de la manera más perturbadora posible, y acá logra ese cometido sin necesidad de irse a la mierda con la violencia. Esta vez el camino elegido es el enrosque, la tortura psíquica a la que somete a Shaw, la agente del FBI con problemas de alcoholismo que rápidamente queda en el centro de la "acción"... entre comillas, porque es bastante escasa. Esta no es una historieta de tiros ni de machaca, sino de exploración de las áreas más oscuras y abyectas del alma humana. Ennis y Sudzuka salen muy bien parados de un experimento difícil, donde el terror es más psicológico que físico, donde el pasado de los personajes juega un rol importantísimo, y donde nada se resuelve como el lector espera. A Walk Through Hell es un comic 100% adulto, por momentos muy perturbador, que no cualquier editorial se anima a publicar. Entre la vida y la muerte, entre la lealtad y la traición, entre la integridad y la corrupción, entre el horror físico y el enrosque mental, los autores nos proponen una historieta espesa, jodida, un viaje por los rincones más oscuros de la psiquis no sólo del villano, sino incluso de los supuestos héroes que lo enfrentan. No quiero contar nada del argumento para no spoilear, porque leer el Vol.2 de A Walk Through Hell sabiendo cómo se explica todo lo que en el Vol.1 era misterio y ambigüedad puede ser un garrón. Alcanza con contarte que tanto el villano como un personaje secundario del Vol.1, en este segundo tomo cobran una dimensión tremenda, y que hay que acercarse a esta obra preparados para sufrir en carne propia una tensión que por momentos resulta asfixiante. Nada más, porque no le quiero cagar a nadie la experiencia de internarse en esta cátedra de maldad del maestro Ennis.
Me vengo a Argentina, año 2023, cuando Comic.ar publica un trabajo de dos autores a los que yo nunca había oído nombrar: el guionista Javier Del Romero y el dibujante Juan Manuel Terradas. De la labor conjunta entre ellos surge Niño Guapo, una novela gráfica de casi 80 páginas ambientada en Buenos Aires, en 1930, sobre el final de la presidencia de Hipólito Yrigoyen que quedará trunca a causa del primer golpe militar de nuestra historia. El contexto político no es para nada imprescindible para entender lo que sucede en Niño Guapo, pero sobre el final del libro un texto profundiza en este momento histórico, por lo que supongo que para los autores fue determinante a la hora de plantear la trama. Básicamente, Niño Guapo cuenta una historia de amor prohibido entre un jockey que corre carreras en el hipódromo de Palermo y el joven hijo de un potentado miembro de la alta sociedad porteña, propietario (entre otras cosas) de los caballos que monta el jockey. Entre los perfumados palacetes de la oligarquía y las hediondas caballerizas del hipódromo, Del Romero urde una cautivante trama de romance clandestino entre Faustino y Lisandro, en la que brillan los diálogos (perfectamente en sintonía con cómo se hablaba en Buenos Aires en aquella época) y que funciona como un retrato muy logrado de lo que era la clase alta argentina en los tiempos de Yrigoyen. Una muy grata sorpresa, porque -repito- jamás había leído nada de este guionista y, si este es su primer trabajo, estamos hablando de una opera prima realmente consagratoria. El dibujo de Terradas me gustó bastante menos, no lo veo al nivel que exigía el guion de Del Romero. Sin dudas hay un trabajo muy logrado en el color, pero no alcanza para ocultar ciertas falencias en la anatomía, en la gestualidad de los personajes y hasta en algunas perspectivas. No está mal, no es un desastre ni mucho menos, pero me parece que el guion ameritaba la entrada en escena de un nombre con más trayectoria, o por lo menos más solidez en el dibujo de la figura humana. Esto mismo dibujado por -por irme a un extremo- Gabriel Ippóliti, sería una obra maestra. Así como está, rescato el tratamiento del color que ofrece Terradas, con momentos de gran belleza y una sutileza digna de Miguelanxo Prado, pero me parece que no le hace justicia a un guion muy notable. Muy loco cómo, en un contexto de crisis editorial, Comic.ar vuelve a apostar por autores nuevos y obras nuevas, en vez de ir por lo seguro. No sé cómo le habrá ido en ventas a Niño Guapo, pero a mí me sirvió para poner a Javier Del Romero en el mapa de los guionistas a los que me interesa seguir en futuros trabajos, que ojalá se publiquen pronto. No mucho más, por hoy. Voy lento con las lecturas, es cierto, pero es lo que hay. Nos reencontramos ni bien tenga un par de libritos más para reseñar, acá en el blog.

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