el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 10 de abril de 2010

10/ 04: AMORES LOCOS


Cada tanto aparece el amague, el intento, la búsqueda de un nuevo subgénero en el marco de la historieta. Esta obra inaugura un espacio hasta ahora inédito (o muy poco explorado) al que podríamos llamar Porno Intelectual.
Laura es una dibujante más dotada para la ilustración que para la narrativa, pero tiene un puñado de historietas interesantes, casi todas de la primera mitad de los ´90, en la editorial La Cúpula. Antonio Altarriba, quien hoy oficia de guionista, es un prestigioso profesor universitario y una de las firmas más destacadas en el ámbito de la crítica de comics en España. Juntos crearon estos tres relatos, atravesados por la temática de eros y tánatos, o sea, el sexo y la muerte. Las tres historietas reúnen todos los requisitos para ser consideradas porno: hay primeros planos de genitales, penetraciones 100% explícitas y eyaculaciones. O sea que el lector acostumbrado a leer historietas con una sola mano es un target fácil para esta lujosa edición.
El tema es que hay más. Cada historia arranca con una cita a Georges Bataille, quien teorizó acerca del círculo que une a la muerte con el erotismo. Los prólogos pertenecen a Roman Gubern, famoso historiador del comic, y a Vittorio Giardino, uno de los artistas que abordó la temática pajeril con más talento y sofisticación. O sea que esto no está presentado como un festival del garche común y silvestre, de esos que tanto abundan y que tan vulgares y huecos resultan. Como si faltara algo, Laura demuestra sus conocimientos de Historia del Arte… en una historieta porno. La historia ambientada en la edad de piedra tiene dibujos que nos remiten a las pinturas rupestres. La que transcurre en la Grecia antigua muestra un grafismo similar al de los dibujos en las ánforas griegas. Y la que transcurre en la New York de la Belle Epoque busca su estética por el lado del dibujo “moderno” de aquel entonces. O sea que hay rasgos expresionistas por todos lados, que sumados al blanco y negro puro dan una impronta visual que se parece poco y nada a la de las típicas historietas de meta y ponga.
Para elevar un poco más la cosa y contrarrestar en buena medida los cataclismos hormonales que pueden producir los tramos más hot de cada historia, Altarriba se preocupa por no dejar afuera el dolor y el padecimiento. Entre todo ese generoso despliegue de teta, pija, concha y guasca hay minas y tipos que sufren, obsesiones que matan, desamores que corroen. Las historias terminan invariablemente en tragedia y como están bien contadas, y tanto los textos como los dibujos se aseguran de que nos peguen fuerte y donde duele, esas secuencias recontra-subidas de tono son balanceadas por otras más densas, o más tristes, donde el bajón se nota también en la curva que debería terminar (o acabar) en orgasmo si recurrís a este libro como material masturbatorio.
O sea que mi recomendación es encarar esta lectura como si se tratara de un comic para adultos un poco pasado de rosca en materia de sexo. Vas a ver perversiones de alto impacto (apuesto a que nunca viste a un oso chupándole la argolla a una chica), poses clásicas de las pelis porno e incluso algunas secuencias de sadomasoquismo que seguramente te producirán algún zumbido en la entrepierna. Pero al estar todo dibujado de modo sumamente estilizado de acorde a cada período histórico, y al estar todos y cada uno de los garches en función de historias 100% dramáticas, hay tantas cosas interesantes para mirar y tanto para pensar que se complica concentrarse en los aspectos más carnales del asunto. No sé si finalmente el libro fue un éxito entre los intelectuales, o entre los pajeros, o si fracasó en ambos segmentos. Pero como mestizaje vanguardista, como apuesta por algo nuevo, me parece que está muy bien.

3 comentarios:

Clítoris dijo...

"No sé si finalmente el libro fue un éxito entre los intelectuales, o entre los pajeros, o si fracasó en ambos segmentos." Pero entonces, intelectuales y pajeros no pueden ser una misma persona? Que dilema che, una que cree tener una identidad definida como intelectual pajera, se siente inquietada ante la opción.

Clítoris dijo...

Otra cosita señor Accorsi, me parece que se hace justicia al poner en escena las fantasías sexuales que históricamente las mujeres hemos tenido con los osos.

Francisco dijo...

Después de buscar mucho en internet comentarios sobre esta obra, este artículo me ha parecido el mejor y el más completo.
¡Enhorabuena!!!