miércoles, 9 de junio de 2010
09/ 06: LAS AVENTURAS DE SPIROU Y FANTASIO: DIARIO DE UN INGENUO
Bueno, parece que el truquito de las sagas recontadoras de orígenes y forjadoras de retro-continuidad se aplica también a héroes sin máscaras ni poderes. Spirou, como tantos otros personajes creados en la primera mitad del siglo pasado, jamás tuvo un “origen” coherente, ni mucho menos. Su continuidad se fue armando sobre la marcha y –con buen tino- es poco lo que avanzó de 1938 hasta hoy. Pero había miles de cosas sin explicar, como el traje de botones, la amistad con Fantasio, su pasión por la investigación, etc., y más tarde que temprano, apareció un autor dispuesto a explorar esa primera etapa en la vida del personaje creado por Rob-Vel.
El autor elegido fue el imparable Emile Bravo, y su approach no pudo ser más perfecto: Bravo sitúa esta historia en Bruselas, en 1939, y aprovecha dos aspectos que antes no se podían mostrar en los comics. Por un lado, la fecha: acá se está cocinando nada menos que la Segunda Guerra Mundial y nuestros héroes son testigos de toda la previa (o sea que también tenemos… villanos nazis!). Todo el contexto político está trabajado y explicado a fondo: alemanes, polacos, judíos, comunistas… hasta la Guerra Civil Española tiene su injerencia en la trama. Y eso sin dejar de lado la comedia, los gags físicos (tropiezos, patadas, persecuciones) y todas esas cosas a las que los álbumes de André Franquin nos hicieron adictos.
El otro elemento que Bravo se anima a introducir en la mezcla es el del despertar sexual de este chico de 13 años. No esperes nada explícito, más allá de algún chiste medio subido de tono (que el ingenuo Spirou obviamente no pesca), pero acá el botones es un adolescente real, de carne y hueso, al que le empiezan a pasar cosas raras cuando se le acerca una rubiecita que trabaja de mucama en el hotel, pero tiene mucho que ver con la trama política de la obra. Todo el tiempo Bravo nos subraya que este chico que mañana será un aventurero re-grosso, se hizo de abajo, laburó de botones por dos mangos, vivió con lo justo, fue “uno más” de la barra de pibes que jugaba al fulbito en el baldío y leía las aventuras de Tintin en Le Petit Vingtieme.
Lo de Tintin es muy grosso. Bravo se saca las ganas de que el propio Spirou explique que no se parece a Tintin, y que –aunque los años lo refutarán- no es su intención clonar al otro gran aventurero belga, que para él es sólo el protagonista de una historieta, a la que los “rojos” tildan de “burguesa y pro-clerical”. Estos detalles, estas sutilezas (entre ellas la página final, un epílogo impactante y genial que cierra un cabo suelto y pega una vuelta de tuerca 100% impredecible), esas pinceladitas de Bravo son las que le dan a esta obra el caracter de Historieta Perfecta. El guión es excelente, los personajes están muy bien trabajados (se agradece el esfuerzo por poblar tanto al hotel de Spirou como al diario de Fantasio con un montón de secundarios creíbles y hasta queribles) y todo sirve para darle a la longeva serie una base mil veces más sólida que la que tenía hasta ahora.
El dibujo de Bravo no tiene desperdicio. Las miles de páginas de 12 y hasta 15 cuadros no lo amedrentan ni lo aburren. Su narrativa es ajustada, con un gran manejo del timing, pausada o vertiginosa según lo requiera el guión. Su estilo nos remite de inmediato a Yves Chaland, pero a un Chaland que bajó tres cambios, menos estridente, mucho más medido a la hora de las pantomimas y las líneas cinéticas. En ese sentido, es muy loco ver cómo todo funciona tan bien sin acercarse ni un milímetro a lo que hacía Franquin. Además está el grafismo de Bravo, esa línea que parece imitar el trazo de la carbonilla y que queda muy, muy bien, tanto acá como en las obras de Dupuy y Berberian, o Michel Rabagliatti, que usan ese mismo “efecto”.
Este álbum no sólo es un excelente punto de partida para el que quiere empezar a leer Spirou. También es una de las mejores entregas de la mítica serie y –como si esto fuera poco- una historieta magnífica, atrapante, bella y efectiva de principio a fin. Joya inenarrable, diría el Dr. Sax…
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2 comentarios:
Que bueno que un trabajo actual levante ese entusiasmo, eso falta mucho hoy en día.
Que bien que haya alguien que hable de Spirou! A ver si te animas con la dupla de "con el agua al cuello" y "el valle de los prosquitos" (no se si se llaman así en castellano, hice la traducción de los míos, que están en catalán. Otro muy recomendable es "Vito el Pupas".
Los tres, por supuesto, de los grandes Tom y Janry :)
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