domingo, 4 de julio de 2010
04/ 07: ESSENTIAL MAN-THING Vol.1
La otra vez, cuando hablaba de la etapa de Steve Gerber en Daredevil, mencioné a Man-Thing y deslicé un moco del tamaño de dicho personaje: mandé a lo bestia que se trataba de una creación del propio Gerber, cosa que es más falsa que las promesas de Muñones cuando dice que va a editar WildStorm, o a traer autores grossos a sus eventos. La verdad es que a este hermano de Swamp Thing lo crearon Roy Thomas y Gerry Conway, mientras que Gerber fue el primer guionista estable del personaje, tanto en sus apariciones en la revista Fear como cuando Marvel le da al monstruo su propia serie regular.
Estamos en 1971 y la fórmula de Stan Lee se empieza a agotar. Marvel responde con una ampliación de su línea que es a la vez una búsqueda de nuevos géneros que puedan resultarle atractivos al público acostumbrado a los superhéroes: prueban con espada y brujería, ciencia ficción, espionaje, artes marciales… un poquito de todo. Pero los hitazos llegan por el lado del terror. Man-Thing (como Swamp Thing) al principio es un clásico comic de terror, con un monstruo incomprendido y villanos científicos. Por suerte, muy temprano aparece Steve Gerber y potencia increíblemente este concepto, al meterle adentro otro mucho más fértil: ese pantano de la Florida donde habita el monstruo de barro y plantas oculta en su interior al nexo entre todas las realidades. Por ahí pasan o pasaron todos los personajes de todos los géneros y todas las épocas, y por ende, todo puede suceder. Hasta que aparezca un pato que habla y fuma habanos y termine como protagonista de un comic-book, una tira diaria y un largometraje bancado por George Lucas.
Man-Thing, limitadísimo por su nulo manejo del lenguaje, juega a veces el rol de testigo, o de recurso de último momento que le permite a sus escasos aliados humanos zafar de demonios pesadillescos, guerreros de otra dimensión, piratas, conquistadores españoles y alimañas varias. Las historias de Gerber se hacen impredecibles: además de la machaca (que no puede faltar), hay un cuidado por contar otras cosas: están el racismo, el ecologismo, el capitalismo salvaje, el fanatismo religioso… de a poco, entre tanto crossover fumado entre personajes y conceptos de distintas realidades, se cuelan temas realmente importantes, y –por si faltara algo- buenos giros en el desarrollo de los personajes secundarios. Esto puede no ser un clásico indiscutido, pero sí es una serie que leída hoy no resulta anticuada ni estúpida. Sí un poco bizarra, pero creo que la idea de Gerber es que así fuera.
Para plasmar en imágenes las pequeñas tragedias que imagina Gerber hace falta un dibujante muy versátil y muy compenetrado con los climas, que son fundamentales en esta narración. Bueno, no hay. El dibujante de la primera etapa es Val Mayerick, quien sin ser horrible, no llega a resultar idóneo. Trata de parecerse a Neal Adams y no le sale, trata de dibujar como Chaykin y tampoco, quiere ser Michael Golden y no llega ni cerca. Faltaba mucho para que Mayerick llegara a un nivel interesante. Después viene Mike Ploog, y la cosa mejora poco. Ploog se zarpa con un estilo MUY caricaturesco, onda Ramona Fradon, y cuando los entintadores (casi todos muy malos) tratan de darle un tono más dark, lo terminan de arruinar. Sus mejores episodios son los dos en los que se entinta a sí mismo.
Por suerte, mechadas entre esta masa de trabajos fallidos de Mayerick y Ploog, hay algunas páginas magistrales de John Buscema (a veces entintado como los dioses por Klaus Janson), los filipinos Vicente Alcázar y Alfredo Alcalá, y hasta una secuencia de apenas siete páginas dibujada por Neal Adams que te parte la cabeza de un hachazo. Fuera de joda, esas páginas deben estar entre las mejores que dibujó Adams en su vida, lo cual es muchísimo decir. No te digo que valga comprarse el libro por esa secuencia, pero sin duda es un atractivo que no se puede pasar por alto si mínimamente te interesa el personaje o la temática.
En un país repleto de fans de Swamp Thing, no debería ser difícil conseguirle hinchada a Man-Thing, y sin embargo es un personaje al que nadie jamás le dio bola. Aún así, esta primera etapa amerita la lectura, pone a la serie entre los títulos que desde las márgenes del mainstream resistieron al tsunami de bóñiga que nos azotó en los ’70, y hasta ceba para comprar un segundo Essential. No está mal.
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6 comentarios:
Andres, decime la verdad, este personaje fue y sera un afano calamitoso de la cosa del pantano,,, y no me digas que no,,,,
El Chavez
Creo que olvida algunos datos, señor Chavez...
1. Man Thing apareció antes que Swamp Thing, pero como el unitario de Swampy estaba mejor planteado cobró mas chapa este último.
2. Tanto Man-Thing como Swamp-Thing son "choreos" a The Heap, un personaje de la Golden Age, que también es un choreo a la novela "It" de Theodore Sturgeon...en fin, al menos esto es lo que sé yo, si me equivoco que Andrés me corrija.
Nada que corregir. Es todo tal como lo explica el Cuestionador.
Son personajes hermanos, hijos de un mismo personaje de la Golden Age y nietos de la creación literaria de Sturgeon.
Igual el mejor de todos los personajes es Man bat, ese si que la gasta...
Hola Andrés, comentando a Steve Gerber de nuevo, te dije que no era tan malo, yo le sigo encontrando ciertos momentos geniales únicos. Claro que no tuvo la fortuna de toparse con artistas de calibre ni aquí ni en Daredevil, lástima. Man Thing lo agarre un poco tarde y el personaje al ser mas bruto que Hulk verde, aburre, quizás si lo hubiera leído a los cinco años... Además nunca evolucionó es una reliquia , a diferencia de Swamp Thing. Como dices al comienzo en los 70 Marvel se abrió a otros generos, pero el de capa y espada con Conan a la Cabeza Fué un éxito comercial y de crítica casi instantaneo. Saludos desde Chile.
Sí, en Man-Thing hay un par de historias realmente impresionantes, excelentes para esa época y muy notables aún hoy. La del payaso que se suicida, por ejemplo,es de un nivel infrecuente en el mainstream, sea de la década que sea...
Igual me sigue gustando más Howard the Duck, que creo que es donde Gerber realmente puso todo, hasta las reglas.
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