domingo, 25 de julio de 2010
25/ 07: ROCO VARGAS: EL BOSQUE OSCURO
En 1999, trece años después de prenderle fuego al mundo del comic europeo con La Estrella Negra, el valenciano Daniel Torres cede a una muy buena oferta económica por parte de la editorial Norma y se pone a trabajar en el regreso de Roco Vargas, la serie que lo consagrara en los ´80. En el medio, la revista Cairo (hogar de las aventuras de Vargas) había desaparecido, mientras que Torres había triunfado en EEUU como ilustrador y realizado para distintas editoriales de Europa algunas de sus mejores historietas, como la insuperable serie de relatos cortos conocida como El Octavo Día.
Casi ocho meses de trabajo resultaron en El Bosque Oscuro, un nuevo álbum que debuta en 2000, pero que transcurre en 1986, poco después del final de La Estrella Lejana. El dibujo de Torres cambia muchísimo, y ahora se asemeja más que nada al de los cortos animados de Superman realizados por los hermanos Fleischer en los ’40. Ya le queda poco de la impronta angulosa heredada de su maestro Miguel Calatayud, y casi nada de línea clara, ya que su trabajo de sombras es realmente notorio, al igual que los prodigios arquitectónicos de este retrofuturo tan especial. La narrativa también se vuelve más ajustada, más sobria y menos estridente, a años luz de los experimentos onda “superheroica” de la obra inmediatamente anterior de Torres, la polémica El Angel de Notre-Dame.
El guión también trae cambios: los dos sidekicks de Roco, Sansón (ahora rediseñado) y Cosmo, casi no aparecen. Roco asume su doble rol de escritor y aventurero, de hecho sigue firmando sus novelas como “Armando Mistral”. Jill Covalsky desplaza a Rubí para convertirse en LA mina de Roco, y como si fuera poco, es ella la que lleva adelante esta nueva aventura, en la que Roco es casi un personaje secundario. Vargas ahora es un tipo más maduro, que venció su adicción al café y que se hace cargo de su pasado y de las canas que (como Torres) empieza a peinar. De hecho, el pasado vuelve todo el tiempo y provee al álbum de secuencias memorables, como la aparición del fantasma de Saxxon durante la visita de Roco y Jill a Camelot, la mansión del Dr. Covalsky en la que ambos vivieron durante su niñez y juventud.
A partir de esta aventura, el mundo retrofuturista de Roco Vargas incorpora dos elementos que cobrarán protagonismo en los próximos álbumes: las computadoras y la inteligencia artificial. La trama es atrapante, el ritmo no decae, el villano (Medusa) es aterrador, y el plan del maléfico Doctor Kulkan, tan original como genialmente diabólico. En síntesis, un gran comic de ciencia-ficción con algunos elementos de policial, y un retorno a toda orquesta de uno de los grandes personajes del comic español, capaz de reconquistar a los viejos fans y de sumar a muchos nuevos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Hola, Andrés
me gusta tu blog, algo de los que comentás (un mucho, un poco) he podido leerlos, a´si que puedo complementar con tus sabios comentarios.
Hace años que vivo en Barcelona y hace unos meses pude verlo a Torres paseando en bici por mi barrio: pensé en decirle algo pero no tenía papel ni lápiz, así que dejé que siguiera pedaleando y conservar para mí aquella mágica y sencilla escena en mi memoria.
Ahora la comparto con vos.
¡Aguante Roco Vargas!
Publicar un comentario