domingo, 10 de octubre de 2010
10/ 10: GROO: THE HOGS OF HORDER
Después de varios días de leer comics sombríos, circunspectos o directamente truculentos, dije “Bueno, vamo´arriba! Groo es sinónimo de risa y diversión!”. Y, coherentemente con el mismísimo Groo, me equivoqué. Esta es una saga de Groo que –como todas- tiene muchísimos momentos muy cómicos, pero la verdadera intención de Sergio Aragonés va mucho más allá de arrancarnos la eventual carcajada. The Hogs of Horder es un comic prácticamente didáctico, donde la idea es explicarnos de modo sencillo y gracioso un tema muy complejo, el de las crisis cíclicas del capitalismo, y además aportarnos elementos para la reflexión. Pará… ¿Groo nos explica la crisis del capitalismo? ¿Y encima se supone que nos tenemos que reir? ¿Qué se fumó Aragonés? ¿Estamos todos locos?
No. Aragonés es un genio y si hay dibujos de por medio, el tipo SIEMPRE logra lo que se propone. Y además lo tiene a Mark Evanier para ayudarlo con las palabras, que no son su fuerte (porque además es mimo). O sea que The Hogs of Horder funciona perfectamente en los dos niveles: el de la historieta cómica para entretenernos, y el del “tratado” muy introductorio y simplista, pero con inmejorable intención, acerca de las crisis cíclicas del capitalismo y la forma en que estas afectan a la gente y a los gobiernos. Groo está casi metido a presión: Aragonés se las ingenia para que el rol del errante sea definitivo, pero es obvio que lo que más le interesa es lo otro: el comercio internacional, los países donde se explota a los laburantes y se exportan masivamente manufacturas baratas a otros mercados, el círculo vicioso de los bancos y demás matufias de índole financiera, las guerras por recursos económicos disfrazadas de gestas por la libertad, los obscenos ingresos de los gerentes y directores de las grandes empresas, la miseria que acompaña al desempleo, que a su vez acompaña a la destrucción de la industria nacional para favorecer las importaciones, la pérdida de la soberanía nacional como consecuencia del excesivo endeudamiento externo… todas cosas que en Argentina nos sabemos de memoria, porque las sufrimos en carne propia.
Acerca de todos esos temas, Aragonés y Evanier nos invitan a reflexionar, desde una serie protagonizada por un guerrero tosco y prácticamente subnormal, con talento sólo para la machaca. Por suerte cuentan con un gran personaje secundario, el Sage, el tipo que representa el conocimiento y la racionalidad en la longeva serie. Sage tiene algunos de los mejores diálogos del libro y la escena final, en la que le cuenta a Groo que soñó con algo muy parecido a lo que hoy conocemos como la internet, es sencillamente brillante. Momentos como ese hacen que aquel que compró el comic para reirse un rato le perdone a los autores la bajada de línea y el gusto amargo que deja esta inyección de “realidad” en una historieta de corte cómico-fantástico.
A mí, particularmente, no me molesta en lo más mínimo. Por el contrario, me parece un mérito que Aragonés haya logrado convertir a Groo en una serie desde la que se satiriza la realidad socio-política de nuestro presente. Y la bajada de línea… tampoco es tan extrema. The Hogs of Horder no es un panfleto trotskitsa, ni mucho menos. Simplemente nos señala cómo las prácticas del capitalismo salvaje se llevan a las patadas ya no con la solidaridad o la justicia, sino con valores más básicos como la supervivencia y el sentido común. Y además lo hace de modo muy gracioso, original y –por consiguiente- efectivo.
De la labor de Aragonés a nivel dibujo no hay mucho para decir. Estamos ante uno de los grandes maestros del dibujo humorístico a nivel global, que además es un narrador de la mega-San Puta. Puestos a criticarle algo, por ahí da para señalar que su estilo dejó de evolucionar hace 20 años. En el ´88-´89, dibujaba mil veces mejor que en el ´81-´82. Hoy no dibuja mejor que en los ´90, sino exactamente igual. Pero bueno, lo mismo le pasó a Fontanarrosa y a un montón más. Cuando producís cada mes la cantidad de páginas que produce Aragonés no debe ser fácil ponerte a buscar nuevas variantes y menos cuando alcanzaste un nivel tan alto. El colorista de Groo, el ya legendario Tom Luth, es el responsable de que toda esa verborragia visual que propone Aragonés cobre orden y se vea linda, prolija y fácil de entender incluso por los lectores menos curtidos en el estilo del maestro. Un capo, Luth.
A casi 30 años de su creación, lo que empezó como una parodia de Conan hoy sigue vigente y establecida como una serie en la que, sin arriar las banderas del humor, se puede hablar de temas ásperos y complejos. Hace añares que Groo es la obra cumbre de un genio del Noveno Arte, y esta saga de 2009 nos lo vuelve a confirmar. The Hogs of Horder vale cada kopin que te pidan por ella.
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