el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 27 de diciembre de 2010

27/ 12: CAPTAIN AMERICA/ BLACK PANTHER: FLAGS OF OUR FATHERS


Esta es otra de las miniseries con autores interesantes y poquísima difusión que nos ofreció Marvel durante el 2010. En general, cuando en el mainstream yanki les dejan a los autores negros encarar proyectos con total libertad, suelen aparecer comics bravos, con mucha carga política. Flags of our Fathers, escrita por Reginald Hudlin y dibujada por Denys Cowan, tiene su bajada de línea (obviamente centrada en el tema racial) pero la oculta bastante bien bajo una trama que por momentos amaga con ser bélica, pero que a la hora de los bifes termina por ser muy superheroica.
El planteo está muy bueno: en la Segunda Guerra Mundial, Hitler se entera de la existencia del vibranium y manda a sus tropas a invadir Wakanda para apoderarse del preciado mineral. Para hacerle el aguante a un despliegue impresionante de villanos nazis, viajan a la nación africana un joven Capitán América (en una de sus primeras misiones, con el traje y el escudo originales) y los Howling Commandos liderados por el Sargento Nick Fury. Por supuesto, una vez en Wakanda se topan con el rey/ guerrero, Black Panther (el abuelo de T´Challa), y una vez limadas las asperezas y soslayadas las desconfianzas propias de tratar con emascarados de otra raza, otra cultura y otro continente, entre todos le dan masa a los esbirros del Führer.
Reginald Hudlin, guionista de la revista de Black Panther durante varios años, hizo los deberes. El tipo hace gala de un vasto conocimiento de la sociedad, la política y la cultura de Wakanda y hasta nos muestra las peleas de dos niños, T´Chaka y su hermano S´yan (padre y tío respectivamente de nuestra pantera favorita), que años más tarde serán fruto de muchas desgracias para la próspera nación. Cuando juega con la continuidad del Capi, me parece que la pifia. Estoy casi seguro de que otros guionistas ya nos habían contado cómo y dónde perdió Steve Rogers el escudo original. Lo que creo que no se sabía es de dónde carajo salió el vibranium que se usó para el segundo (y definitivo) escudo. Acá Hudlin nos lo da a entender con astucia y sutileza.
Por el lado de los Howling Commandos, Hudlin se concentra en Gabe Jones, el soldado de raza negra que peleó junto a Fury en la época en que la integración racial estaba muy lejos. De pronto, los yankis se ven jugando de visitante en un país donde los “negros salvajes e inferiores” pelan avances tecnológicos y sociales impensados para Occidente, y eso obviamente le hace un click en el bocho a Gabe. Los nazis están ahí para proferir los términos más ofensivos para con los negros, y el Capi para demostrar que en el EEUU ideal la diferencia entre blancos y negros no existe ni como tema de conversación. Pero en la sociedad yanki de los ´40 el tema existía y era espinoso, y Hudlin se hace cargo de eso con buen tino y mucha inteligencia.
Por el lado del dibujo, acá lo tenemos al gran Denys Cowan, un poco afectado por el hecho de tener tres entintadores (con el que mejor se entiende es con Klaus Janson) y un poco sobre-excitado, muy cebado por darle espectacularidad pochoclera (kirbyana, incluso) a todas las secuencias, hasta a aquellas que no lo requieren. Pero el dibujo es muy correcto, con gran dinamismo y –al igual que el guión- sin titubeos a la hora de la violencia, la sangre y el gore. Cowan, venerado por siempre a partir de su labor en The Question, tiene fama de galán irresistible (de hecho, trabajó también como modelo), de Guacho Winner que se llevó a la cama a cuanta mina le pareció atractiva, y las malas lenguas dicen que los coordinadores le dan trabajo y le pagan bien para asegurarse de que no ventile nombres ni detalles. Si esto fuera así, y el tipo tuviera el laburo garantizado más allá de la calidad de las páginas que entrega, no se explica el esfuerzo y la pasión que se nota en las mejores páginas de esta saga. La viñeta-página del primer episodio en la que el Capi irrumpe para ayudar a los Howling, o la secuencia en la que el White Gorilla masacra a un puñado de wakandanos con sus propias manos, son sencillamente memorables.
Blancos, negros, arios y hasta un hijo de puta con el cráneo rojo se dieron de lo lindo en esta mini, una vez más con el vibranium en juego. Si querés leer una aventura distinta, intensa, sangrienta y con guiños para los eruditos en materia de historia marveliana, entrale con confianza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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