el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 18 de diciembre de 2012

18/ 12: KING CITY

¿Te acordás de Marian Churchland, esa minita que dibuja tipo Charles Vess, a la que nos cruzamos en un par de libros de Vertigo? Bueno, el novio de esta mina es Brandon Graham, el autor del mega-broli que hoy nos ocupa. Graham es del ´76 y forma parte de la generación alienígena, la que se caga bastante en toda la tradición historietística yanki, tanto del palo clásico como del indie noventoso. El único autor yanki que se nota que le gusta es Paul Pope. Bueno, y Vaughn Bodé, pero eso porque compartió estudio con James Stokoe. Los referentes de Graham están, claramente, lejos de EEUU. El mismo reconoce que a la hora de componer las viñetas mira mucho a Moebius, y en el dibujo en sí, las influencias que uno ve van variando a lo largo de estas 424 páginas. Al principio, el estilo de Graham parece de un autor español raro: medio Toni Garcés, medio Miguel Angel Martín, medio José Luis Agreda, algunos efectos de iluminación típicos de Fernando De Felipe... por ahí andaba la cosa. Para la segunda mitad del tomo ya se ven las influencias más marcadas de Taiyo Matsumoto (en King City hay Tekkon Kinkreet para tirar al techo) y Felipe Smith, el famoso mangaka cuasi-argentino, que también publicaba en Tokyopop, que es donde King City apareció serializada.
¿Qué hace Graham con ese cóctel explosivo de influencias tan eclécticas como bizarras? Un comic muy, muy raro y a la vez muy ganchero. Se supone que King City es un comic de espías, que cumplen misiones de alto riesgo en una ciudad del futuro, y que –de a poco- va a cobrar peso en la trama una amenaza más grossa, que va a desencadenar una machaca a gran escala, muy por encima de lo que un espía (por entrenado que esté) puede llegar a enfrentar. Bueno, de ahí a la posta hay un largo trecho. Primero porque el hiper-combate contra el Demon King no se ve. La historia termina justo cuando la pesadillesca criatura se manifiesta en King City, pero antes de llegar a confrontar con los Cat Masters, que son los que –en una de esas- le pueden llegar a hacer el aguante.
Por el otro lado, el protagonista es Joe, un espía entrenado para convertirse en cat master, o sea, en un hábil manipulador de unos gatos especiales que –con las inyecciones de las sustancias exactas- pueden hacer cosas increíbles. Joe y su gato forman un combo imbatible, tipo el Capitán América y su escudo. La diferencia es que Joe no es bueno, es un mercenario que trabaja para el que pone la tarasca. No es el que soporta el dilema moral más heavy de la trama: ese rol está reservado para Pete, el amigo de Joe. A Joe le toca sufrir por una minita, Anna, que ahora está de novia con otro flaco, y a la vez acostarse con Beebay, una misteriosa femme fatale que le encarga misiones y lo manipula mediante el sexo (la clásica, bah).
Cuando hay protagonistas jóvenes, minitas y tiempos muertos, es inevitable que aparezcan las típicas escenas de “Jóvenes a la Deriva”. King City tiene miles de esas, algunas muy, muy cómicas, a tal punto que muchas veces la trama central pasa a un segundo plano y Graham se concentra a full en las vidas privadas de estos pibes de veintipocos que charlan, caminan, chupan, se enamoran y –a veces- la ponen. En estos pasajes es donde Joe, Pete y Anna cobran carnadura, profundidad, onda. Las escenas de acción están resueltas con talento y originalidad, pero las escenas tranqui son –por afano- las más jugosas.
King City es una epopeya sumamente atípica. Por el ritmo pachorro, por las ideas bizarras que infectan a todo el libro (acá hay conceptos que ridiculizan a los mejores hallazgos de Warren Ellis en Transmetropolitan), por cómo la acción y el misterio se mezclan con la historia de los “Jóvenes a la Deriva”, por los chistes (hay miles, desde simples –y aún así ingeniosos- juegos de palabras hasta chistes de pedos y porongas), por el universo que Graham arma y describe alrededor de la trama, por los personajes (espías, ninjas, gatos con poderes, drogadictos que se consumen a sí mismos) y sobre todo por el dibujo, que no se parece demasiado a nada y sin embargo es excelente de punta a punta. Espero ansioso la próxima obra de Brandon Graham, que quedó a milímetros de la lista de los autores imprescindibles y obviamente adentro de la lista de los autores realmente novedosos, con una voz propia y un enorme arsenal de ideas para derrotar al “Más de lo Mismo”.

6 comentarios:

Andrés G. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andrés G. dijo...

Actualmente Graham publica dos series en Image y debo decir que por lo menos para mí, Prophet es su total y absoluta obra consagratoria. No he leído de Multiple Warheads que es como su proyecto más indie y personal del momento, pero con King City y Prophet me sobra para comprarle lo que sea que se le cante escribir.

Por cierto, recomiendo tanto su blog como tumblr para ver material extra de su laburo o rarezas del comic/manga en general que postea a menudo.

http://royalboiler.wordpress.com/

http://royalboiler.tumblr.com/

rodrigo dijo...

Andres y lectores en general del blog, quiero dar mis primeros pasos en Cris Ware, y le tengo bastantes ganas al libro que se consigue en una conocida cadena de librerías. Mi pregunta es, ¿empiezo por ahí? O ¿pido los acme novalty library?.

Andres Accorsi dijo...

Yo empezaría por Jimmy Corrigan... pero no soy muy especialista en la obra de Ware.

Sucubo dijo...

Yo también empezaría por Corrigan, aunque antes visitaría a mi oculista. La letra de ese libro es una prueba de optometría.

Anónimo dijo...

Yo empece leyendo el blog de Graham y me parecio tan interesante lo que mostraba y tan sincero en su amor por el medio que le compre King City en cuanto salio el TP y me encanto.
En todas las paginas se nota que el tipo se divierte y eso se contagia en el lector.