La verdad que Catwoman como personaje me interesa poco. Sobre todo cuando alguien decidió que no sea una villana clásica, sino una cuasi-heroína, una mina ambigua, intrépida, pero a la que seduce irrestistiblemente la posibilidad de redimirse y demostrar (o en una de esas, demostrarle a Batman) que a pesar de todo lo que hizo y vivió puede ser una buena persona. Cuanto menos mala es Catwoman, menos me atrae. Pero bueno, con el combo devastador Ed Brubaker en guiones + Darwyn Cooke en dibujos + Mike Allred en tintas, entré como un caballo a esta serie de 2001, en la que el guionista busca redefinir el rol de Catwoman y darle sentido a su impronta de “justiciera que juega por afuera del sistema y no tiene drama en cagarse en las reglas que imponen Batman y la cana de Gotham”.
La saga arranca con Catwoman y Selina Kyle supuestamente muertas y será el veterano Slam Bradley (personaje de cuando los detectives compartían antologías con los encapuchados, allá por fines de los ´30) quien descubra la conexión entre ellas y el paradero de la famosa chorra felina. Son 32 páginas (originalmente serializadas en varios números de Detective Comics) en los que Brubaker está a sus anchas, jugando de local en el hard boiled que tanto ama, con unos bloques de texto y unos diálogos afiladíismos. Y el maestro Cooke acompaña con los mejores dibujos del tomo, bien en la línea que más tarde veremos en sus comics del Spirit. El zarpado dibuja a Batman (que felizmente aparece poco) en el estilo de la serie animada de los ´90 y solo por eso, merece una ovación de pie. Pero realmente no hay una viñeta por abajo de la perfección.
Después viene el primer arco de la serie regular y Cooke ya no es 100% Cooke, sino que lo entinta Allred. Y sigue sin bajar de los 10 puntos, aunque ahora es un poquito menos personal. Ya se nota que tanto la narrativa como el dibujo están pensados para traccionar a la mayor cantidad posible de lectores hacia la revista. De todos modos hay momentos que te quitan el aliento, como la secuencia con la que abre el segundo episodio, esa en la que Selina corre por los techos de Gotham y termina por infiltrarse en los archivos de la policía. Cooke resuelve la machaca con elegancia, se luce en los flashbacks y las secuencias oníricas y pela un traje para Catwoman muy original y muy atractivo, a tal punto que post-reboot sigue usando uno muy similar.
Los guiones de Brubaker se encuentran con un escollo: sin Slam Bradley no hay hard boiled. Se puede poner gangsters, se pueden usar bloques de texto narrados en primera persona por la protagonista, todo bien. Pero no es hard boiled. Y además ese sub-género tiende a una cantidad de escenas de acción muy por debajo de la del comic de superhéroes y acá es imperativo que haya peleas y/o tiroteos en todos los episodios. Y se nota demasiado que lo que más le interesa a Brubaker es lo que le pasa por la cabeza a Catwoman, su vuelta al barrio, sus replanteos, su reencuentro con Holly, su relación con Leslie Thompkins, su telenovela con Batman... El misterio del asesino serial que descuartiza prostitutas está porque no puede no estar y se resuelve de modo... apenas aceptable. Tanto la necesidad de contar una aventura como la de tener machaca en todos los episodios parecen incomodar un poco al guionista, que por suerte tiene la cancha suficiente para no empantarse, ni que se le desplome el relato cada vez que Catwoman tiene que entrar a rebolear patadas.
Claramente estamos ante un intento de hacer comic de autor dentro del mainstream. Algo parecido a lo que vimos con la Batgirl de Kelley Puckett, pero con autores que me ceban más y un personaje que me ceba menos, aunque Brubaker y Cooke se esfuercen por hacerla más humana, más creíble y –sobre todo- menos calientapijas. Así que cuando pueda voy a seguir con esta serie, aunque en los próximos tomos no esté Darwyn Cooke. DC está reeditando toda la etapa de Brubaker en mega-TPBs de muchos números a un precio más que razonable, y hasta metieron en los libros el Secret Files & Origins y la majestuosa novela gráfica Selina´s Big Score, íntegramente a cargo de Cooke (y con Slam Bradley de co-protagonista!). Veremos si banco la colección original de TPBs o si me paso a la nueva edición, aunque me quede repetida la graphic novel.
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4 comentarios:
hola andrés.
cuál es la reedición de parés que mencionás en el post anterior?
saludo..
La de Correrías del Sr. y la Sra. Rispo, el hitazo de 2011.
se va cooke pero queda casi por toda la etapa dave stewart así que la serie no pierde para nada efectividad. recién logicamente con la partida de brubaker y su sustitución por wil pfeifer, un tipo que ahora desaparecio pero que estaba de moda hace un par de años en DC. saludos.
Creo que lo que hace atractiva a Catwoman es que no sea una villana del todo, ese es el problema con los lectores de comic se creen el cuento de que el héroe siempre debe ser el bueno y el villano siempre el malo, que determina ser uno o lo otro nada mas que la ley y los preceptos morales, acaso Batman no es un vigilante y no maneja a lo largo de la historia de DC grupos de vigilantes como Outsiders entonces Batman tampoco es "socialmente" aceptable desde el punto de vista legal. Es por eso que Batman juzga las acciones y no la moral de Catwoman, que si hicieramos un concurso moralista ni la GCDP se salva... y en esa moral ambigua se mueve Catwoman su personaje refleja su personalidad y psicología felina, ella ama a quien quiere y toma lo que quiere, es una ladrona pero tiene un código moral a prueba de balas debido a lo que tuvo que aguantar en su vida, así hizo del East-end su propia nación, donde protege a quienes la sociedad "correcta" de Gotham jamás protegería (prostitutas, fletes, familias de inmigrantes pobres o ilegales, etc) pero para eso le robara a la panda de corruptos y petulantes de Gotham y a la misma mafia algo que Batman y sus vigilantes nunca harían a excepción de otro gran personaje DC Oracle (que lástima que la sacaron de la silla, la cual torció la ley más de una vez en Birds of Prey).Eso hace irresistible a Catwoman para el murciélago que está acostumbrado a que las mujeres se le avienten a los pies cuando usa su disfraz de Bruce Wayne (además siempre puede pedirle una ayudita cuando no quiere ensuciarse las manos o cuando quiere "descansar" antes de irse a una reunión temprano), eso lo hace creíble pues como siempre pasa uno se enamora de la persona correcta tal vez sin ser la "correcta", este es sin duda el uno de los mejores comic de DC que leí en mi vida, es una lástima que Brubaker se fuera a Marvel a escribir cosas como el capitán patriotero un héroe que no entiendo ni nunca entenderé como le gusta a algunos.
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