el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 9 de enero de 2018

NOCHE DE MARTES

Otra noche calentita, de esas que invitan a echarse como una morsa abajo del ventilador de techo y no hacer un carajo… Pero bueno, quiero avanzar con las reseñas, así que acá vamos.
Allá por 1993 se editó en España el álbum Firmado: Mister Foo, segunda entrega de la serie Las Memorias de Amorós. En las hsitorias que componen Las Memorias de Amorós, el maestro Felipe Hernández Cava (quizás el mejor guionista de comics que nos dio España en el Siglo XX) combina el clásico thriller detectivesco con una faceta testimonial, en la que se anima a contar historias reales y dolorosas vinculadas a distintas tragedias socio-políticas que vivió la Madre Patria en el siglo pasado. El protagonista es Angel Amorós, un periodista ya anciano, que narra sus memorias y revive algunos de los casos más impactantes que le tocó cubrir o investigar. Y en este tomo en particular, una pesquisa periodística vinculada a un crimen ocurrido en Madrid en los años ´20 termina por enredar a Amorós en una trama política que tiene que ver con Filipinas y más precisamente con el proceso de descolonización de esta isla, que durante siglos perteneciera a la corona española.
Es una clásica trama de misterio, con pistas que van llevando al protagonista a meterse con gente cada vez más pesada, con una femme fatale argentina que agrega ambigüedad al asunto, y con una decisión bastante extrema por parte de Hernández Cava, que consiste en no revelar nunca la identidad de Mister Foo. Por distintos motivos, Amorós se convence de que hay que dejar la investigación en un punto y no indagar mucho más. Y de ahí, la historia pega un salto a la Guerra Civil Española, a un epílogo en el que el guionista le da una vuelta de tuerca brillante al personaje secundario más atractivo que tenía el libro.
No nombré todavía al dibujante, que es un genio poco difundido de este lado del Atlántico: Federico del Barrio, un autor que arrancó su carrera con una impronta sumamente experimental y en este trabajo, ya más maduro, parece una versión más moderna, más “edgy” de Alfonso Font o Leopoldo Sánchez. Del Barrio maneja a la perfección la documentación histórica, la composición de las viñetas y una inagotable variedad de recursos para transmitir todo tipo de sensaciones y crear todo tipo climas con blanco, negro y grises. Excelente trabajo de este talentosísimo historietista madrileño, que tiene varias obras en dupla con Hernández Cava, una más maravillosa que la otra.
Saltamos a Argentina, 2017, para leer La Fuente de las Cagadas, una nueva novela gráfica de El Waibe que, al igual que Defecaciones Humanas (ver reseña del 19/08/16), está protagonizada por un tipo con cabeza de culo, capaz de producir ingentes cantidades de mierda. Esta vez tenemos un relato más clásico, menos bizarro que Defecaciones…, obviamente con un elemento totalmente distorsivo, que es este “cabeza de culo”, nada menos. El Waibe convierte a este personaje en un escultor que vive en una ciudad europea del Siglo XIV, en pleno auge de la peste negra, una pandemia que mató aproximadamente a un tercio de los europeos que vivieron entre 1346 y 1361.
La trama avanza a un ritmo raro: por momentos acelera, por momentos se ralentiza intencionalmente, en algún pasaje amaga con colgarse en una historia romántica, o con irse para el lado del apocalipsis zombie, o con enredarse en una diatriba acerca del arte, la fuerza creativa y la sensibilidad del artista. Pero avanza, llega a buen puerto, aprovecha a pleno el contexto histórico y si tiene un punto flojo, quizás sea la decisión del autor (por lo menos polémica, no sé si desacertada) de hacer hablar a estos hombres y mujeres de la Europa medieval con términos que usamos los porteños del Siglo XXI.
La narrativa es increíble, y sí, El Waibe se pone las pilas para dibujar una ciudad del medioevo. En ese estilo que oscila entre la sobrecarga enfermiza de rayitas y ese trazo hiper-suelto al filo del mamarracho, el autor encuentra un registro gráfico sumamente efectivo para lo que nos quiere narrar, en el que se ven algunas cositas del Joann Sfar más zarpado, o más apurado.
La Fuente de las Cagadas no es un comic pensado para gustarle a todo el mundo, obviamente, pero no le faltan méritos para seducir a buena parte de los lectores abiertos a descubrir nuevos autores, nuevas estéticas y nuevas formas de contar buenas historias.
Volvemos pronto con más reseñas. Gracias y hasta entonces.

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