lunes, 21 de junio de 2010
21/ 06: LA TETERIA DEL OSO MALAYO
David Rubín es gallego de Galicia, más precisamente de Ourense, donde nació hace 33 años, en Octubre de 1977. Sus primeras historietas publicadas son muy difíciles de rastrear, porque aparecen en revistas y fanzines editadas en galego, el dialecto de su región. Muchas de ellas se reeditaron más tarde en portugués, pero no en castellano. Algunas revistas (todas de este siglo) en las que hay material suyo en castellano son Humo, Barsowia, BdBanda, Tos y, fundamentalmente, Dos Veces Breve. También tiene historietas en álbumes colectivos como Capital, Barsowia en Llamas y Nuestra Guerra Civil.
Pero lo grosso empieza en 2005, cuando Astiberri le publica El Circo del Desaliento, su primer álbum “solista”, que incluye una historia extensa (de 56 páginas) y varias más breves. La misma editorial publica en 2006 La Tetería del Oso Malayo, un compilado de historias cortas entrelazadas por personajes en común, algunas inéditas y otras ya publicadas en Dos Veces Breve. Ya desde 2005, empieza a arrasar en todas las entregas de premios y hoy es un autor indiscutido, al que veneran capos de la jerarquía de Max, Miguelanxo Prado, Carlos Portela y Enrique Ventura (si no conocés a ninguno, te llevaste Comic Español a marzo).
David Rubín dibuja como los dioses. Y mirá qué dioses: Bruce Timm, Fernando Calvi, Igort, José Muñoz, Teddy Kristiansen, Lorenzo Mattotti y Craig Thompson son apenas algunas de las deidades a las que Rubín les rinde tributo en sus dibujos. Pero además se le nota el amor por el Lone Wolf & Cub de Koike y Kojima, y por los dramas humanísimos de Tatsumi, y por las sagas superheroicas que se atreven a tratar a los héroes como gente, al estilo Astro City.
El resultado es Historieta Perfecta. Guiones ajustados donde no sobra nada; climas logrados a base de silencios, pausas y sutilezas varias; personajes creíbles y queribles (aunque para mi gusto, todos sufren demasiado), llenos de expresividad; un grafismo virtuoso que cada vez que estalla rompe todo; un manejo alucinante de las tramas y los grises; y como si todo fuera poco, la posibilidad de entrelazar historias con personajes recurrentes, para que el lector que las quiera consumir todas juntas pueda disfrutar también de la sensación de “universo” que tanto ceba a los fans de los superhéroes. Pocos autores jóvenes pueden mostrar una obra y un talento comparables a lo que ha mostrado Rubín en estos últimos años.
La Tetería del Oso Malayo recopila varias historietas cortas ya conocidas y además tiene un montón de material inédito. Todas las historias se entrelazan en torno a la tetería de Sigfrido, el oso malayo, una especie de asesor espiritual de los apesadumbrados personajes que desfilan por las ocho historietas del libro. La edición de Astiberri es MARAVILLOSA, con prólogos, dibujos adicionales, datos biográficos... son 184 páginas sin el más mínimo desperdicio. Sólo la secuencia de inicio (cuatro páginas que nos muestran al autor desde que se despierta hasta que empieza a trabajar) ya vale comprarse el libro. Está trabajada con complejos polípticos dignos del mejor Dave Sim, además de dibujada como la San Puta. Y de ahí en más, nos espera todo lo grosso que ya enumeré. El dibujante genial, el guionista infalible, el narrador hipnótico, el fan que no puede parar de rendirle tributo a sus ídolos, el universo donde hasta lo más limado parece coherente.
Si leés La Tetería del Oso Malayo y no te hacés fanático incondicional de Rubín, tal vez la historieta no sea lo tuyo.
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2 comentarios:
te dire que con el dibujo de la tapa y el titulo a mi ya me llama.
La encargue ya dos veces nunca me llega
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