domingo, 14 de noviembre de 2010
14/ 11: DEMO
Brillante es poco. De verdad, lo que hacen Brian Wood y Becky Cloonan en este tomo está más allá de las exégesis. Demo es un nombre genérico que no dice demasiado acerca del contenido del libro. Pero una vez que lo abrís, te encontrás con 12 historietas autoconclusivas protagonizadas por chicos y chicas de 15 a treinta y pocos años, algunos de los cuales tienen habilidades paranormales, lo que vulgarmente llamamos “superpoderes”. Seguro te estás imaginando a los X-Men, o a los Titans, o algo así. Bueno, nada que ver. En Demo no hay héroes, ni villanos, ni nadie se disfraza, y rara vez vuela una trompada. Las 12 historias nos muestran a estos jóvenes “especiales” en situaciones ordinarias, cotidianas, pero cruciales y definitivas en sus vidas muchas veces manchadas (cuando no saboteadas) por estas mismas habilidades que los distinguen del resto.
La clave es la anti-estridencia. Hay poderes, a veces hay acción, otras veces hay romance, muchas veces hay tragedias jodidas, y otras veces hay gente que habla frente a una taza de café, lo más tranqui. Pero siempre dentro de la intimidad de los personajes, al más puro estilo Adrian Tomine. Nada de lo que se sucede es público, ni trasciende, ni se cubre en los medios. Estos son seres 100% anónimos, algo así como lo que serían los X-Men si en vez de Stan Lee y Jack Kirby los hubiese creado Tomine. Y una referencia más a este genio: como en las historias de Tomine, las de Demo terminan en lugares medio raros, medio impredecibles de las tramas. Antes de que pase Lo Grosso, mucho después, o cuando el conflicto recién se empieza a vislumbrar. Hay algunas que sí, que se “cocinan” hacia un climax, este se produce y enseguida le sigue el final. Pero hay un montón que no, que así como arrancan en cualquier parte, terminan también donde menos te lo esperás.
Si leíste las reseñas de DMZ, ya sabés de las crueldades que se pueden esperar de Brian Wood. Acá también, hay unas cuantas MUY heavies, muy desgarradoras y conmovedoras. Y además excelentes diálogos (seguramente Wood es el guionista que mejor “escucha” la forma de hablar de los jóvenes yankis) y climas que van de la máxima tensión a la rutina más pachorra e intrascendente y que a veces son sórdidos o amenzantes y otras veces tiernos, o provocativos. Las 12 historias se parecen poco entre sí y Wood (inteligentemente) no te da el gusto de juntar o crossoverear a los distintos personajes que presenta en cada historia.
Lo cual, además de predecible, sería casi impracticable, porque Becky Cloonan cambia brutalmente de estilo de una historieta a la otra y nunca te imaginás a los personajes de la primera historia dibujados en el estilo de la segunda, ni de la tercera, y así. Cloonan (la nombré el otro día y recomendé que memorizaras su nombre) no se decide: tiene historias donde se quiere parecer a Paul Pope (y le sale muy bien), historias en las que calca descaradamente a Inio Asano (especialmente la segunda) e historias en las que se acerca mucho al estilo que tenía Wood cuando dibujaba sus propios guiones (cosa que –por suerte- ya casi no hace). Ya cerca del final, aparece una cuarta vertiente de Cloonan: la influencia aplastante de Bryan Lee O´Malley. Por supuesto, las historias más interesantes de mirar son esas en las que Cloonan mezcla estilos: a la impronta pseudo-Pope le mete las tramas mecánicas típicas de Asano, y así. El estilo más Wood es difícil de combinar, porque se basa en un claroscuro muy marcado, muy power, pero en la novena historia lo ensambla perfecto con el de Pope. Ya volveremos a hablar de esta interesantísima dibujante, que acá buscaba un estilo y encontró cuatro.
Demo es maravilloso, innovador, en un punto perturbador y muy, muy humano. No te voy a decir que los 12 guiones son perfectos, porque sería chamuyo. Pero hay un nivel altísimo y un montón de hallazgos que –a priori- parecían improbables, porque cualquiera que se propusiera fusionar el comic de jóvenes con superpoderes y el slice of life con jóvenes a la deriva, seguro iba al muere. Wood y Cloonan no sólo no se inmolaron, sino que se consagraron con una obra absolutamente fundamental.
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3 comentarios:
Andy, que opinas de Gotham Central de Rucka y Bruebaker? Conseguí barato el primer tomo de Norma y no lo leí, pero intuyo que es genial. Tiene una atmosfera parecida a la de Año Uno, no?
Me encanta! Tengo sólo el primer TPB y el resto es difícil de conseguir.
Pero por suerte está por salir una reedición mucho mejor, igual a la de los hardcovers, pero en softcover.
Es uno de mis debes del viaje del año pasado.
lo lei en la internet.
es una gloria, como bien dijiste, Tomine haciendo superheroes.
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