Sí, otra vez un Vol.1 de Fantastic Four. No sé por qué Marvel relanza desde el Vol.1 las colecciones de TPBs cada vez que las series cambian de autores, pero bueno, ahora es el turno de que Jonathan Hickman vea recopilados sus números de la más antigua serie del Universo Marvel.
Este primer tomo abarca un arquito de tres episodios y dos números unitarios, uno de los cuales abre puntas para una saga futura. El arco inicial tiene como protagonista excluyente a Reed Richards, al que Hickman demuestra conocer en profundidad. De entrada, pintan conceptos ambiciosos y las dimensiones de la aventura se vuelven colosales. No quiero contar detalles para que te sorprendas como me sorprendí yo, pero claramente la consigna de Hickman es ampliar aún más las fronteras de esta serie, que en sus mejores épocas se caracterizó por funcionar como una exploración del infinito universo ficticio en el que está entroncada. Y ahí va Reed, a ver y vivir cosas que jamás imaginó, ni siquiera en todos estos años de fantásticas peripecias junto a su mujer, su cuñado y su amigos. El cierre de la saguita es perfecto y lo único que se le puede criticar es la casi nula participación de los otros integrantes del cuarteto. Aún así, los mejores diálogos del arco son los que Reed tiene con Sue.
El unitario que sigue amaga con darle el protagonismo a Ben y Johnny, pero no. Terminan por robarse los roles centrales Franklin y Val, los hijos de Reed y Sue, a los que Hickman se propone darles muchísima onda y hasta potencial para protagonizar sus propias aventuras (cosa que sucederá en FF, una especie de spin-off de esta serie). Y el unitario final, además de tirar pistas y profecías para una saga que veremos más adelante, se centra en una reunión familiar para festejar el cumpleaños de Franklin. Este guacho de Franklin me da una bronca... no sólo tiene los padres más copados del universo, los mejores tíos y los mejores juguetes. Encima nació en 1968, igual que yo, y nunca pasó de los 9 ó 10 años... En la viñeta final del tomo, lo vemos volver a sus andadas y crear (como lo hiciera en Heroes Reborn) un nuevo universo. Veremos en qué deriva eso.
En este último unitario, el protagonismo está mucho mejor repartido, aunque de nuevo los chicos Richards brillan más que el resto. Y está lleno de diálogos excelentes. O sea que la Era Hickman arranca de modo más que promisorio, con poco para debatir y con otro hallazgo: poco que explicar. Evidentemente, la etapa de Mark Millar (que no leí) dejó a los personajes en el casillero de Salida, perfectamente reconocibles, con cero modificaciones extrañas en sus poderes, apariencias o relaciones. O sea que Hickman dedica... cero viñetas a mostrarnos quiénes son estos tipos y por qué hacen lo que hacen. Se supone que uno ya lo sabe de antemano. Y está bien.
En cuanto a los dibujantes... ma-mita! Torturas inmisericordes para Neil Edwards, el verdulero impresentable que dibuja los dos episodios unitarios. No dibuja TODO mal, pero las caras las dibuja catastróficamente mal y tiene pifias en la anatomía cada vez que a un personaje se lo enfoca desde abajo. ¿No había nadie mejor para poner de suplente en esta serie? Me cuesta creerlo. El titular es Dale Eaglesham, un dibujante muy correcto, de estética muy clásica (una especie de Jerry Ordway con menos onda), al que le había ido bastante bien en su paso por varias series de DC (me acuerdo de haberlo visto en Green Lantern, Villains United y Justice Society of America). Acá está bien, cumple decorosamente, aunque sin brillar.
Por supuesto, tengo algo para cuestionarle: ¿por qué carajo dibuja a Reed musculoso y con un cuello del grosor de un árbol? Master, Reed no necesita hacer fierros! Es elástico! Desplaza su masa hacia donde más la necesita! Y la forma más... icónica de mostrarnos que un personaje de historietas es elástico, es dibujarlo con el cuello finito, eternamente estirado. No lo digo yo: lo inventó Jack Cole en los ´40 y desde entonces es un recurso utilizado con buenos resultados por decenas de dibujantes. Pero no. Ahora el amigo Eaglesham nos quiere convencer de que Reed tiene el lomo del Capitán América, una distancia entre un hombro y otro que se podría recorrer en bondi y un cogote parecido al que tenía Ben antes de convertirse en The Thing, cuando era un jugador pulentoso de futbol americano. Te lo digo sencillito: chupame la pija.
En fin... tengo un par de tomos posteriores ahí, pidiendo pista, así que prometo volver a visitar muy pronto a los Fantastic Four de Hickman, hasta ahora una lectura muy, muy interesante.
martes, 21 de agosto de 2012
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4 comentarios:
Andres, Eaglesham dibuja a todos los tipos musculosos, es algo que no se lo quita. Incluso las minas tienen más músculos que los Expendables. Hace poco se mando a dibujar una saga de Hulk con Kazar, lo que no va mal con su estilo.
Una pregunta, me interesaría tener el libro de 365 comic por año, dónde puedo comprarlo? salió el volumen 2?
Salió el Vol.2 (hace casi un año) y el Vol.1 se consigue en librerías y comiquerías.
POnelo en Google y te van a aparecer las páginas de venta online de varias librerías importantes que envían a todo el país.
Si no, fijate cuando yo comento algún evento en el que voy a participar y buscalo ahí. Yo siempre llevo los libros del blog a los eventos, tenga o no stand.
No hay con que drle. La mejor etapa de los 4 fantasticos es la de Tom de Falco.
Pereji Cortado.
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