Hace casi un año, el 31 de Enero de 2012, me tocó leer el primer tomo de 27 y ahora voy por el segundo, que por ahora es el último. Ahora que DC lo llamó para tomar la posta de Swamp Thing tras la partida de Scott Snyder, seguro debe haber mucha gilada hablando (bien y mal) de Charles Soule, mientras que hace un año había que ser muy vanguardista (o lector de este blog) para saber que existía este guionista.
Y la verdad que ni en pedo me bajo de Swamp Thing cuando se vaya Snyder, porque si faltaba algo para hacerme fan de Soule, ya está, con este tomo lo recontra-logró. La segunda parte de la extraña historia de Will Garland me gustó más que la primera, y eso es mucho decir. No quiero ahondar de nuevo en argumento. Cualquier cosa, cliqueá la etiqueta de 27 y leete la reseña del Vol.1. Así como en el primer tomo todo giraba en torno al Club de los 27 (los músicos famosos que murieron a los 27 años), esta vez el argumento se arma en torno a otro tópico muy atractivo de la historia del rock, que son los one hit wonders, las bandas y solistas que pegaron un hitazo, ascendieron al Olimpo... y se cayeron al toque, sin volver a pegar otro éxito en sus putas vidas. Podría hablar horas de ese tema, porque me apasiona y lo tengo estudiadísimo, sobre todo en lo referente al rock y pop de los ´80, que lo que a mí más me gusta.
Soule arranca por ese lado, teje, mete mucho en escena a las entidades sobrenaturales que le dieron los poderes a Garland, nos recuerda que estos se van a acabar en algún momento, aunque sin ponerle demasiada carga dramática al asunto, y finalmente el eje de la saga se desplaza hacia el eterno tema de la fama. ¿Qué es ser famoso? ¿Qué pasa cuándo sos famoso y un día dejás de serlo? ¿Cómo se pilotea el diluvio de guita, poder, chupamedias y groupies que se te cuelgan de la... fama cuando sos famoso? ¿Quién decide que algunos tipos talentosos nunca lleguen a la fama y algunos mediocres impresentables sean inmensamente famosos? Esta saga nos invita a hacernos todas esas preguntas de un modo crítico, punzante, con cero ingenuidad y abundante mala leche. Además hay acción, peleas, grandes diálogos, garches, comedia, rock y seres supraterrenales, confabulados en bizarras runflas que ni Garland ni su enemiga de este tomo lograrán descifrar.
Por el lado del dibujo, lo tenemos a nuestro Renzo Podestá prendido fuego, muy asentado en su estilo realista hasta por ahí nomás, con mucho margen para irse a la mierda y estilizar a full, sobre todo a los personajes y sus expresiones faciales. En este tomo, Podestá le pega un upgrade grosso al color, que ahora tiene más peso en la impronta visual de la serie. También mejora mucho en el uso de efectos y texturas. Estas últimas son muy importantes, porque en este tomo Podestá dibuja muy pocos fondos y hay páginas y páginas en las que lo único que vemos detrás de los personajes son texturas, al mejor estilo Ben Templesmith. La narrativa es cristalina, ganchera y con muy buenos recursos para pilotear las muchas páginas de cabecitas que hablan. Las páginas de una sóla viñeta son invariablemente memorables, impactantes en la composición y repletas de detalles alucinantes. Lo único que se podría criticar a nivel gráfico es que estas páginas, publicadas en blanco y negro, probablemente se caerían a pedazos. Habría que repensarlas demasiado, o redibujarlas en el estilo que Renzo peló en la imprescindible Jueves, cuando era cuasi-under y publicaba en Llanto de Mudo. Por suerte está el color y –repito- está muchísimo más laburado que en el tomo anterior.
Obviamente, 27 no se parece a nada que hayas leído antes. Hay un chabón que pela algunos poderes, es cierto. Pero hasta ahí llegan las coincidencias. Todo lo demás es fresco, sorprendente e impredecible. Esperemos que al multitudinario grito de “u-na más, y no jodemos más!” Soule y Podestá vuelvan a subir a escena a deleitarnos con una nueva saga de 27.
martes, 29 de enero de 2013
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2 comentarios:
Gracias Andrés! 27 va a volver en una última mini, estamos definiendo con Charles a ver cuándo, ya que él por su lado está con todo el tema de Swamp Thing y yo por el otro con 50 aberraciones distintas. Pero volveremos, aunque sea en forma de fichas. Saludos.
Qué grosso! Quiero YA el final de la serie! Rockannnrrroll, nennnnna...
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