el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 17 de agosto de 2015

17/ 08: ADOLF Vol.1

Uh, me invaden un montón de recuerdos… Me acuerdo que este libro me lo compré en el año ´96, en una librería de Santa Mónica, en la peatonal. No era una comiquería, era una librería alucinante, re-bien puesta, que me llamó la atención como para entrar. Me acuerdo que tenían algunas novelas de Osvaldo Soriano traducidas al inglés, entre ellas mi favorita, No Habrá Más Penas Ni Olvido, que inglés se conoce como “A Funny Dirty Little War”. Nunca había visto ediciones yankis lindas del material de Osamu Tezuka para adultos y mucho menos en hardcover. Los muy turros de los editores no aclaran en ningún lado que es el primero de cinco tomos, así que me lo compré engañado, pensando que era un autonclusivo.
Lo leí poco después… y nunca me compré los cuatro posteriores. Todo el resto de la obra lo leí hará 10 ó 12 años, en la edición española, prestada por un amigo. Ahora conseguí los cuatro tomos restantes de la edición de Cadence, y para festejarlo me puse a releer Adolf desde el principio. Ahí me cayó la ficha de que no me acordaba nada de lo que había leído en el ´96. Me acuerdo boludeces como los títulos de las novelas de Soriano en inglés, pero de lo que pasaba en este libro apenas recordaba vagamente la primera parte, las peripecias muy al límite del periodista japonés que viaja a Berlín a cubrir las olimpiadas de 1936 y termina metido en un baile truculento, en un thriller tan pasado de rosca que casi coquetea con el surrealismo.
Quizás cuando arranque con el Vol.2 y relea lo que leí hace no tantos años, me encuentre con más elementos que tengo archivados en algún lugar de la memoria. Pero con este primer tomo, Tezuka logró sorprenderme tanto como si no lo hubiese leído nunca, sobre todo con toda la parte que transcurre en Japón, ese tramo de la saga que empieza chiquito y costumbrista y empieza a enrarecerse cada vez más hasta asfixiar a los personajes (los dos chicos que se llaman Adolf) y al propio lector.
Lo que más me llama la atención es que, incluso más que en otras otras obras para adultos del Manga no Kamisama, todo está contado con muchísimo detalle, sin nada librado al azar. Uno supone (porque leyó bastante a Tezuka) que todas esas pequeñas cosas en las que se detiene el autor eventualmente van a tener peso en la trama, y por lo menos en este primer tramo, eso sucede a rajatabla. Detalles que parecen superficiales, puntas argumentales que no encajan con la trama principal (algunas tan complejas y atractivas que re-daban para ser desarrolladas en otras novelas gráficas, centradas sólo en eso)… Tezuka acomoda todo, a todo le encuentra no sólo sentido dramático sino una funcionalidad, una forma coherente y orgánica de que todo le aporte algo a la trama y ayude a impulsarla. Por supuesto, al estar tan lejos de la resolución, no descarto la posibilidad de que se le escape algún tiro, de que alguno de estos intrincados subplots quede en el olvido o se enrede demasiado, mucho más allá de su peso real en la trama mayor. Pero creo en el Dios del Manga y en su increíble capacidad de hilvanar un montón de elementos de acá y de allá, de misterio, de aventura, de política, de comedia, de cosa sórdida y abisal en la que los buenos son buenos hasta un punto y cuando se sacan son tremendos hijos de puta… No tengo dudas de que esto se podrían haber narrado de un modo mucho más simple, como tampoco tengo dudas de que, a pesar de las tempestades que Tezuka se empeña por cosechar, el barco va a llegar a buen puerto.
El dibujo es impecable: es el Tezuka de principios de los ´80 ya hiper-curtido en las lides del gekiga que –sospecho yo, no estoy seguro- ya entró en contacto con la obra de algunos autores occidentales importantes como Will Eisner. La puesta en página es dinámica y sorprendente, los recursos para subrayar las emociones y darle fuerza al relato son inagotables y quizás lo único que no cierra tanto es que, en una saga de tono dramático y muy realista, Tezuka deforma un poco mucho la anatomía humana en las escenas de acción, en una búsqueda de más impacto visual que –cuando el guión es tan zarpado- casi no hace falta. Ah, y me gustó ver en roles chiquitos a algunos de los personajes típicos de Tezuka, los que arrastra desde fines de los ´50 y están en casi todas sus obras, dibujados en un estilo más “serio”, menos caricaturesco.
Habrá más Adolf en las próximas semanas, acá en el blog.

2 comentarios:

Arion dijo...

Tezuka siempre ha sido un autor imprescindible. Me encantaría leer Adolf, espero conseguirlo algún día. Por cierto, leí tu post sobre Peter Milligan, y me pareció muy bueno. Justo ahora acabo de escribir sobre la obra de Milligan en mi blog, así que te invito a que lo visites:

www.artbyarion.blogspot.com

Me encantaría que te sumes como seguidor a mi blog, y por supuesto, yo haré lo mismo. Y si además puedes dejarme algún comentario, te lo agradecería bastante.

Saludos.

Andres Accorsi dijo...

A mí también me encantaría leer y comentar muchos más blogs, pero tengo poquísimo tiempo.
Entre mi laburo normal con la distribuidora y la cercanía de Comicópolis, estoy todo el día cortando clavos con el orto para llegar con los compromisos más impostergables.
Felicitaciones por la iniciativa y que florezcan mil blogs en los que se difunda la obra de Tezuka, Milligan y todos los próceres del Noveno Arte.